Rey Cordero

Capitulo 21

*Le tiran piedras*  Ni siquiera he podido leer los comentarios dejados, ya los leo.

Capítulo 21

El Taurino siguió despierto luego de que William cerrara sus ojos rindiéndose con el cansancio después de tanta pasión entre ellos. Contempló la melena plateada frente a él, le gustaba ese brillo que desprendía cada vez que pasaba sus dedos con suavidad, anteriormente le había hecho unas pequeñas trenzas rodeando su cabeza como una corona delicada que encajaba con el Cordero.

Hundió su nariz respirando el aroma del Cordero dormido, le abrazó pegando más sus cuerpos desnudos cubiertos por las sabanas, Thomas quería volver a hacerle el amor pero vio tan cansado al Cordero que era mejor dejarlo descansar.

Una vez que depositó besos sobre su hombro se dio cuenta que todo el esfuerzo que tuvo que hacer para conquistar a William valió la pena, sabía que no terminaría sólo así, conociendo al Cordero estaría lleno de inseguridades una vez le bajara la fiebre de hormonas. No le importó, lo conquistaría todos los días de ser necesario.

La distancia mataba a los Taurinos enamorados, por ello mantenían a sus amantes cerca así podían amarse y convivir en armonía, pero si tan solo uno llegase a faltar el otro se desquiciaba. El amor era muy importante en Terrasol, cualquier acto que demostrara una pisca de rechazo por un ser amado afectaba sus corazones, el punto más débil de los Taurinos era sus corazones.

Thomas no se preocupó y durmió muy confiado de sí mismo y de sus encantos, William jamás querría irse de su lado, al menos no después de esa noche donde la cama era la única testigo de sus caricias.

Mientras que los sueños de Thomas empezaron a ser gratos no se podía decir lo mismo del rey Cordero, muchas emociones surgían, entre ellas la culpabilidad ya que sabía que había traicionado mucha de sus propias creencias, pero a la vez le era fiel a su corazón escuchando lo que en verdad quería.

Su padre, Jörg se le apareció en un sueño muy raro y confuso.

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"Al principio caminaba nada más por el palacio deteniéndose de vez en cuando para ver el paisaje de sus montañas en Rocallosa, parecía ser la mañana temprana, los pájaros cantaban despacio. De repente un sirviente se acercó anunciándole que sus padres le esperaban en el comedor lo que le hizo fruncir el ceño sin comprender cómo era eso posible.

Corrió al comedor, su cabello oscuro ondeó por el aire sin percatarse antes de su color. Corroborando con su propia vista que sus padres estaban vivos. Jörg incluso llevaba la corona del rey en su cabeza. Su madre Simone hizo un comentario desaprobando la manera tan abrupta con la que William se presentó para incorporarse al desayuno con la demás familia. Tomó asiento despacio sin dejar de verlos, todo se sentía tan real que pensaba que todo ese tiempo había estado soñando su realidad.

Comió la fruta de su platillo, pero jamás pudo saborearla y su estómago no se sació, ese detalle no le importó cuando su padre comenzó a hablar sobre la batalla que se acercaba contra los Búfalos.

— Tengo solucionado eso —mencionó William mezclando en su sueño su realidad en la que él era el rey y Thomas era su aliado— Los Taurinos nos respaldarán —dijo con cierta emoción en su voz.

Su padre le vio con asco.

— ¿Los Taurinos? ¿Qué es lo que te pasa William? —negó con su cabeza y enfadado alzó un poco la voz por su comentario descabellado— Esas criaturas son tan despreciables como los Búfalos, todo el tiempo tienen mal humor. Una vez destruyamos a los Búfalos ellos serán los próximos.