El rey Carnero ha muerto tras una batalla contra los Búfalos, Rocallosa se encuentra sin un regente que proteja la nación de los Ovinos, quienes son famosos por sus poderosos cuernos y cráneos. El príncipe Cordero es demasiado joven para ser coronad...
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Ha llegado la hora.
OJO: Capitulo 74 final + Epígolo al final.
(REGALITO DE ALONDA, MUCHISIMAS GRACIAS POR ESTA HERMOSA MANIP, LA ADORO CON TODO MI CORAZÓN)
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Capítulo 74
El vientre de William empezó a ser más notorio a la siguiente luna llena, ahora no había túnica en su guarda ropa que le quedara o fuera lo suficientemente holgada. Nuevas prendas fueron confeccionadas para él y su comodidad.
Ver crecer su vientre día con día le fue preparando mentalmente para el nacimiento de los gemelos. Todavía era un misterio cuando sería el parto pues el tiempo de gestación Ovino ya había sido sobrepasado y los gemelos seguían formándose, todo indicaba que podría ser en el tiempo de gestación Taurino.
A partir de allí las especulaciones comenzaron a surgir, los futuros príncipes podrían ser más Taurinos que Ovinos. Thomas siempre hacía énfasis en que fueron concebidos sobre un dragón y que eso influiría en sus genes.
A William eso no le interesaba, aunque parecía que a su familia sí, Benjamín le dijo en una ocasión que el gemelo mayor debía ser considerado el heredero al trono en Rocallosa. Su familia veía el interés del rey Thomas para tomar al gemelo mayor, no entendían por qué si Terrasol ya tenía a un príncipe heredero.
William evitó esos temas, por fin tenía días de completa paz y tranquilidad en los que podía leer libros de magia y tomar el té en el jardín de rosas perladas con Thomas. Poco a poco empezó a acostumbrarse a vivir en el palacio de Terrasol olvidando que alguna vez era solo un invitado ajeno a la familia real.
Por primera vez se sentía muy consentido, Thomas siempre estaba a su lado pendiente por si necesitaba algo, tocaba su vientre y tenía largas conversaciones con los gemelos hasta que un día ellos respondieron con pataditas, desde entonces no pararon de comunicarse así cuando escuchaban sus voces; aquello provocaba una sensación extraña en todo el abdomen del Cordero, pero le gustaba el hecho de sentir que eran fuertes.
