Capítulo 24

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Hola, gracias por los comentarios anteriores :D

Pensé en publicar capi más temprano pero salí al cine a ver La la land y he llorado, no sé me recordó un poco al tragico amor del Cordero y el Taurino YoY

Espero que les guste el capi, aunque es un poco triste por William, ya saben que él atesoraba los mensajes de amor que Thomas le enviaba de vez en cuando.

No odien a Andreas, él solo protege a William a su manera.

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Capítulo 24

Sus ojos seguían brillosos y su nariz roja, estuvo llorando encerrado en su habitación sin deseos de que alguien le viera desmoronado. Supo que tenía muchos sentimientos acumulados porque no recordaba haber llorado tanto desde hacía mucho, su pecho dolía aun por los pensamientos autocríticos. Lloraba por un amor imposible y unos pedazos de papel muy significativos llenos de palabras hermosas escritas por ese macho al cual decidió regalar su corazón.

¿Quién le consolaba a él en un momento como ese? Se sintió muy solo, no tenía a quien contarle su dolor y preocupaciones, nadie comprendería ese amor que sentía cada vez más fuerte por Thomas ¿Qué le dirían contara que se enamoró de un Taurino? Muy probable pensaran que era terrible como su abuelo decía.

Sufría tanto por Thomas mientras él seguramente era abrigado por el amor y cariño de su esposa y concubinas, él en realidad no le extrañaba, era un capricho más del Taurino.

Anteriormente había registrado los demás gabinetes cercanos buscando alguna esperanza de encontrar las notas escondidas. Lo primero que pensó fue que su abuelo se metió a su habitación a husmear y quizás eso terminara de enojarle hasta el punto de querer irse del palacio y volver a su isla. Lanzó un candil y libros apartándolos de los gabinetes, tiró las almohadas y sabanas, movió incluso su cama buscando en el suelo y fue ahí donde encontró un trozo de papel roto.

Levantó su cabeza, soltó aire intentando calmarse para no enloquecer de furia, esa única pista le serviría y terminaría de encontrar al culpable a quien le cortaría las manos como castigo. Caminó despacio en su habitación buscando una ventana tomando aire frio de la mañana nevada, le ayudó a relajarse y a retomar el control. Empezar a creer que la violencia era una solución le hacía pensar como los demás reyes, ya se encontraba parado al borde de su impaciencia.

Vio la rosa perlada en sus manos y la olió, su corazón palpitó fuerte recordando a Thomas y sintió que volvía a sufrir por no tenerle ahí a su lado, un abrazo de él era lo que necesitaba acompañado de alguna broma picara de su parte. Suspiró sentándose en el borde de la ventana contemplando la rosa antes de comer un pétalo que arrancó despacio. No fue obligado a aparearse con Thomas, fue su decisión y no se arrepentía. Con él descubrió una parte de sí mismo que era nueva y le gustaba.

Sus mejillas se sonrojaron recordando la increíble sensación de los orgasmos en su cuerpo, quería volver a sentirse así de nuevo.

Extrañaba a Thomas.

Rey CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora