Capítulo 3
La hospitalidad del rey Thomas Trümper era increíble, hizo una cena en honor a su invitado especial.
El comedor era muy espacioso, tenía salidas a balcones y terrazas que daban al jardín, el lugar perfecto para las fiestas constantes que Thomas realizaba. Había una cúpula de cristal en el techo, que brindaba luz y color en el comedor junto a una hilera de pequeños candelabros a lo largo del salón.
Hubo comida en abundancia, sabores nuevos en el paladar del Cordero, platillos de estofados deliciosos con vegetales que crecían únicamente en Terrasol, eran exquisitos y no tuvo ningún problema con terminarse todo lo que se le ofrecieron.
La reina no estuvo presente durante la cena, ni las hembras del harén, solamente el rey y su hijo, el príncipe Thomas Jr. de gran parecido al rey a excepción del cabello rubio oscuro. Llevaba trenzas enredadas en todo su cabello cayendo como hileras hasta por debajo de sus hombros, era un peinado característico de los Terneros y Novillos. Sus cuernos eran pequeños aun, nada amenazantes comparados con los de su padre.
El Ternero lo miraba con sus ojos escarlatas, tal vez su presencia era el motivo de su enojo, pero no dijo nada en su contra.
No era la mirada del hijo la que le importaba sino los ojos dorados del padre que no dejaban de contemplarle como si fuese una maravilla. Las colas del rey Thomas se movían de un lugar a otro contento por la presencia del Cordero en su palacio, su hipnotizante aroma alborotaba su deseo de poseerlo de una vez por todas, podía oler su inocencia y castidad llamándole para corromperlo.
El príncipe William no sabía si era normal que los Taurinos fuesen tan directos con la mirada, aunque teniendo en cuenta que Junior le asechaba con sus ojos tal vez era más normal de lo que creía.
— ¿Qué te ha parecido la cena? —preguntó el rey Thomas mientras servían el postre.
— Exquisito, la cena ha sido de mi agrado —miró atentamente la última degustación, parecía ser arroz y canela. Tomó una cuchara agarrando una pequeña porción llevándosela a la boca.
— Arroz y leche de Vaca, delicioso, ¿no?
William estuvo a punto de escupir cuando escuchó que el arroz estaba nadando en leche de Taurina, tuvo que tragárselo pues estaban poniéndole a prueba, un desprecio por la comida podría ofenderlos.
— Aunque a ellas no les gusta el termino Vaca, mejor Taurinas —siguió hablando Thomas.
William limpió sus labios con una servilleta sin mirar a nadie guardando su postura por más asqueado que estuviese, por un momento creyó que iría a vomitar, no quería ni imaginar de qué hembra habrán ordeñado esa leche. Los Ovinos no tomaban leche de sus Ovejas a menos que fuesen unas crías recién nacidas.
— He escuchado que la leche de Oveja es un manjar —Thomas hizo ese comentario besando las yemas de sus dedos. Un pensamiento impuro se asomó en la mente del Cordero poniéndose rojo.
ESTÁS LEYENDO
Rey Cordero
FantasyEl rey Carnero ha muerto tras una batalla contra los Búfalos, Rocallosa se encuentra sin un regente que proteja la nación de los Ovinos, quienes son famosos por sus poderosos cuernos y cráneos. El príncipe Cordero es demasiado joven para ser coronad...