Capítulo 29

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Esos huesos son hermosos -Thomas.

Gracias por la espera y bienvenidos a quienes se incorporan a la lectura de este fic :D 

Este capítulo me encantó escribirlo, espero que a ustedes también les guste. 

Aclarando algo: A muchos les pareció rara la escena extra del capitulo anterior, William dándole de comer a un Búfalo y sanando sus heridas, pues lo hizo porque siente remordimiento y le gustaría limpiar un poco su conciencia aunque después de este capitulo las cosas se pondrán intensas. 

Disfruten de la lectura.

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Capítulo 29

El rey Cordero miró a varios de sus soldados prepararse esa mañana siguiendo instrucciones de Andreas quien partiría a la frontera de Verdor y dar comienzo con su parte asignada en la junta del día anterior, debía fortalecer la seguridad en dicho lugar para evitar que los Búfalos quisieran entrar a tierra ajena.

Se cruzó de brazos caminando un poco desde un balcón siguiendo con la mirada a su primo, seguía muy resentido con él por cómo le habló a Thomas y su comportamiento obsesivo por protegerle. No le gustaba estar enojado con Andreas, sobre todo en esos momentos cuando más necesitan comunicarse, confiaba mucho en él y lo principal era que sabía seguir ordenes al pie de la letra.

— Andreas —le llamó con voz seria y éste levantó el rostro de inmediato, sin necesidad de más palabras supo que su rey le ordenaba ir con él.

— Buenos días, majestad —hizo una reverencia después de subir unos cuantos escalones y estar con él. William lo notó diferente esa mañana, parecía decaído, y aun así hacía sus obligaciones.

— Necesito que termines lo más pronto posible en Verdor y regreses al palacio, iré a reunirme con el rey Búfalo a Monteagro —no podía dejar el palacio sin alguien a cargo por mucho tiempo además no sabía qué pasaría luego de esa reunión.

— Si usted quiere puedo acompañarlo, es peligroso que vaya solo —mantuvo su voz tranquila sin demostrarle la inmensa preocupación que tenía por él, sabía que si se lo daba a conocer entonces William se molestaría.

— Me serás más útil aquí, además no iré solo —le vio fruncir el ceño— Thomas irá conmigo.

Otro golpe más a su corazón, confiaba más en un Taurino que en él que daría su propia vida para protegerle, pero eso parecía ya no importarle. Se limitó a asentir dado a que si hablaba mal de Thomas no ganaría nada más que el desprecio de William. Empezaba a darse por vencido en esa batalla que había perdido desde hacía mucho.

Lo que había visto la noche anterior le hizo reflexionar, mientras se dedicaba a perseguir a todas partes a su primo espiándole pudo ver a ambos en el balcón del comedor después de cenar, aparentemente conversaban nada más por lo que no tuvo un motivo de alarmarse.

Rey CorderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora