Himeko arrimaba a su corazón aquel pedacito de papel donde había escrito su deseo.
—Nowaki —murmuraba muy bajito—. Ojalá este año me atreva a decirte lo que siento.
—Himeko ¿Estás lista? — preguntó Hizashi.
—Si, ya estoy lista. ¿Nos vamos ya? Vaya, te has puesto muy elegante, seguro que Karura se... que le gustarás.
—¡Oh, si! Estáis los dos muy guapos —dijo Kotoko, una de las hermanas de Himeko y por tanto prima de Hizashi.
—¿Tú donde vas, Kotoko? —Se interesó Hizashi.
—A dar una vuelta por ahí.
—Señorita Kotoko, disculpe —Una chica joven vestida con un uniforme de doncella apareció—. Sus amigos preguntan por usted.
—¡Ah! Gracias, ya voy.
Kotoko salió presurosa de la habitación. Hizashi y Himeko la siguieron más calmadamente. Al llegar al salón principal encontraron a Ichirou, padre de Himeko, hablando con Kotoko y sus cuatro amigos, tres niños y una niña.
—Espero que esta vez os comportéis como es debido. No olvidéis que Kotoko es una Girei, no la metáis en más líos o le prohibiré ir con vosotros, eso también va por ti Kotoko ¿me escuchas?
—Sí, padre.
—Buenas tardes —Saludó Himeko.
—Buenas tardes, Himeko —respondió algo tontamente Yusuke.
—Buenas tardes, Harima, hermanos Kumoyuki y Sumomo —Se dirigió a ellos Hizashi.
—Vaya pandilla —suspiró el padre—. En fin, no os metáis en ningún problema y vosotros dos pasarlo bien también.
—Sí, señor —respondió muy respetuoso Hizashi.
—Gracias, padre —dijo Himeko.
Los Girei eran una familia muy importante. Ichirou Girei siempre estaba muy preocupado por la seguridad de sus hijas. Años atrás tanto Kotoko como Himeko siempre iban acompañadas por un guardaespaldas, al igual que ahora lo iban sus hijas menores, las gemelas. Hizashi prácticamente hacía ese trabajo con Himeko, o al menos a veces lo parecía.
Hizashi era hijo de su hermano menor, había fallecido siendo Hizashi aún muy niño y Ichirou lo acogió y lo creó como propio. No obstante Himeko era la primogénita de Ichirou, por tanto la heredera; Hizashi nunca se sintió parte de esa familia, se sentía discriminado y muy dolido, envidiaba todo lo que Himeko tenía y él no y descargaba su frustración en desprecios, incluso en una ocasión llegó a agredirla. Cuando comprendió lo equivocado que estaba, cuando recapacitó sobre su actitud se avergonzó de sí mismo; desde ese momento centró todo su esfuerzo en compensar a su prima y decidió que la protegería. Tanto él como Himeko y ahora Kotoko habían recibido entrenamiento en artes marciales y defensa personal y sabían defenderse. Himeko era mucho más fuerte de lo que su apariencia mostraba, aun así, Hizashi casi se convirtió en su guardaespaldas personal, por eso, con frecuencia estaba con ella, claro, respetando su vida privada, tampoco quería agobiarla, ni hacerla sentir incómoda. En resumidas cuentas, siempre que podía estaba allí, cuidándola.
Por su parte, Himeko, a pesar de ser la primogénita y heredera, no creía obtener ningún beneficio de ello, siempre se había sentido insignificante e inútil, no conseguía de su padre ningún halago, solo presiones, eso no hizo más que minar su confianza. Le costó mucho darse cuenta de que ella era tan capaz como cualquier otro, eso fue algo que aprendió de Nowaki, a no rendirse nunca, a demostrar que tenía valor y confiar en sus posibilidades.
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Hola, cielo
Teen FictionSegunda parte de la novela "Con sabor a mandarina" Bastante complicado era para Akira, relajado y perezoso, intentar recuperar la confianza de Akane como para que llegase el popular y guapo Kamui a interesarse también por ella. Además el haber aver...