Con el abuso (trauma) continuado se producen repetidos episodios de disociación, en los que el niño separa determinadas emociones, conductas o pensamientos de su conciencia. Estas emociones, conductas y pensamientos disociados empiezan a unirse entre sí mediante un tema afectivo común. Por ejemplo, las emociones y pensamientos de ira se separan de la conciencia y se asocian entre sí para formar una personalidad altamente agresiva y despreciativa. Conforme pasa el tiempo y el abuso continuo, esta personalidad agresiva va teniendo su propia historia, formada por patrones de respuesta relacionados con la ira y la agresividad.
Akira soltó el libro encima de su cama, descruzó las piernas y decidió levantarse. Tenía el cuerpo entumecido, miró el relój: las seis y diez, ya no merecía la pena intentar dormirse.
Había pasado toda la noche leyendo el capítulo de ese condenado libro en el que hablaba del Trastorno de Personalidad Disociativo y otro que trataba de las distintas fases o grados, había leído sobre amnesia disociativa, fuga, despersonalización, desrealización... y cada vez estaba más confuso.
Le había pedido a Jisei el libro y también el informe de la psicóloga. Este todavía le confundía aún más porque hablaba de dos personalidades pero luego mencionaba algo de "fragmentos" y... no comprendía muy bien aquello. La conclusión que sacaba era que tenía que ir a hablar con la madre de Nowaki, si, esa era la mejor opción, quizás ella pudiese explicarle bien todo el tema, además era una profesional y él necesitaba la confirmación de un profesional para terminar creyéndolo del todo.
No había pasado exactamente toda la noche leyendo, había un montón de horas que no pudo dormir por culpa de los recuerdos de la tarde anterior. Repasaba mentalmente varias de las situaciones, las palabras que había escuchado y sobre todo repetía en su cabeza cada gesto, cada palabra de Akane o Ayesa, o las dos, o quien quiera que fuera.
"—¿Habéis venido para acompañarlas a casa, no? —había preguntado Jisei.
—¿Co... c- como te haces llamar? —balbuceó Akira después del curioso beso de Ayesa.
—Me llaman Ayesa, cielo ¿te lo deletreo?
—El más valiente de mis caballeros —añadió Ryuko.
—Ah, una cosita —sonrió la chica—, no como chocolate, me causa adicción y pierdo el control y no me gusta sentir necesidad por nada.
—¿De verdad eres zurda? —Fue lo único que se le ocurrió decir a Kyojin y se sintió un poco tonto por hacer tal pregunta.
—Soy capaz de hacer de todo con esta mano —dijo sonriendo de medio lado y levantando la mano izquierda—, pero no voy a perder el tiempo en demostrártelo porque aun así no me creeríais. Mira, soy Ayesa y se quien soy, soy consciente de que he nacido de los miedos de Akane pero soy yo, tengo conciencia de mi misma. Nací porque lo necesitaba, necesitaba disfrutar de la vida mientras Akane descansaba, ella puede desconectar de todo y yo descargo la tensión. Yo la he dado fuerza y valor y ella me ha dado vida. Ella es ella, con sus gustos y sus manías, yo soy yo, soy distinta a ella, pienso distinto, actúo distinto, no la culpéis a ella de lo que yo haga. Yo soy yo.
—Todo esto es extrañísimo —comentó Kyojin.
—Puedes intentar que Akane escriba con la izquierda, no lo vas a conseguir, no sabe utilizarla para nada, lo mismo que yo con la derecha. La izquierda es la parte que yo domino, porque necesito algo mío y solo mío.
—Ya decía yo que esta chica era bipolar —suspiró Akira.
—No, no, yo no tengo nada que ver con sus manías. Ya me irás conociendo.
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Hola, cielo
Roman pour AdolescentsSegunda parte de la novela "Con sabor a mandarina" Bastante complicado era para Akira, relajado y perezoso, intentar recuperar la confianza de Akane como para que llegase el popular y guapo Kamui a interesarse también por ella. Además el haber aver...