Hola, cielo

Capítulo 17

La carrera entre Kamui y Nowaki se había saldado con la victoria del primero.

—¡Eres un tramposo!¡Quiero una revancha!

—¿Para qué? Volverás a perder.

—¡Echa una conmigo, Nowaki! —gritó Momoka.

—¿Contra ti? No puedo, te vencería con facilidad —dijo acercándose a ella.

—¡Eso es lo que tu te crees!

—¡Eso es lo que yo se!

—¿Lo dices porque soy una chica?

—No, lo digo porque soy yo, tonta.

—Ya, ya, tu presumes mucho de tu record en natación pero Kamui te ha vencido.

—O quizás yo le he dejado vencer.

—Oye, Nowaki, tenemos que hablar, en serio.

—No te preocupes, no voy a atosigarte nunca más —dijo alejándose hacia uno de los laterales.

Momoka le siguió y tras ver como Nowaki tomaba impulso con sus brazos para salir de la piscina se dirigió hacia las escalerillas para salir también.

—¡Espera, Nowaki! —Intentó correr hacia.

—¡El cuidado a ver si te vas a resbalar!

Hikari también decidió salir de la piscina, y lo mismo pensó Sumire, aunque esta fue ayudada con sumo cuidado por Suo y Karasu.

Hikari llegó hasta la toalla que había puesto en el césped, al lado de la hamaca donde estaba Akira y se la echó por encima de los hombros

—¿Ya no te bañas más, Akira? —preguntó al ver como Akira se ponía su camiseta.

—Ya me he dado un chapuzón, además no quiero estropear la fiesta a nuestro anfitrión.

—Parece que se lo está pasando muy bien.

—Pues que disfrute, a ver lo que le dura.

—A ti te gusta Akane ¿verdad?

—¿A que te lo ha dicho tu hermana?

—Si pero también tengo que decirte que se te nota.

—Menudo rollo. Lo que pasa es que tu hermana es una lianta y ve romances por todas partes ¿Y a ti que te parecen los moscones de tu hermana?

—Me parece que mi hermana es una chica con suerte —dijo sonriendo—. La verdad es que Akane tiene razón, Karasu tiene un punto de morbazo increíble y Suo es muy guapo.

—Sí, sí que lo es. Ahora no vayas a quitarle la conquista a tu hermana, eso no lo hacen los hermanos mayores —Guardó un silencio estudiado en espera de la respuesta de Hikari, que no tuvo lugar—. ¿No vas a decirme nada?

—¿Sumire te has contado a alguien lo mío?

—¿El qué?

—Ya sabes... lo que me pasa.

—Lo dices como si fuera una enfermedad o algo así.

—Mas bien algo así. No quiero que nadie me juzgue antes de conocerme, estoy muy harto de que se me critique.

—Tranquilo. No ha dicho nada porque no hay nada interesante que decir.

—Pues sé que lo cuenta quizás porque me considera una excentricidad o quizás para poner a la gente en aviso.

—Más bien habla de ti porque está muy orgullosa de su hermano el inteligente, que está estudiando en la Universidad y saca matrículas de honor.