Capítulo 50

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Habían quedado en el parque y aún faltaban 30 minutos pero algo le decía a Kamui que Akane iba a necesitar ayuda así que se acercó a su casa.

Akane andaba bastante atareada, preparaba unos bocadillos para su hermano y metía en una mochila de color naranja un par de bricks de zumo. El niño gritaba y corría por la casa y lo peor de todo es que reclamaba la atención de Akane continuamente.

El timbre sonó.

—¡No abras la puerta! —Kamui oyó gritar a Akane desde el otro lado de la puerta, pero esta se abrió y el pequeño Kenta se quedó mirándole con cara de pocos amigos.

—¿Por qué has venido?

—Para buscar a tu hermana.

—¿Por qué no ha venido Aki?

—Aki hoy no va a venir, anda, déjame pasar.

Akane llegó con cara de enfado a la puerta, estaba muy harta de que ese niño nunca hiciera caso de nada, harta de decirle que no abriera la puerta, harta de todo. Por suerte no era cualquier extraño, era Kamui que le dedicó una sonrisa de esas que no eran habituales en él.

—¿No habíamos quedado en el parque?

—Si, pero tenía tiempo y pensé en venir a recogerte.

—Bueno, enseguida estamos listos.

—No te preocupes, no hay prisa.

—¡Al parque! ¡Al parque! —gritaba Kenta llegando a la puerta con un triciclo.

—¡He dicho que no vamos a sacar el triciclo! ¡Llévalo a tu habitación!

—Mamá dijo que sí.

—Y yo digo que no.

—¡Tú no eres mamá!

—Vale, vale —intercedió Kamui viendo que Akane parecía a punto de explotar—. ¿Que pasa con el triciclo?

—¡Yo quiero sacar el triciclo! ¡Mamá dijo que si! ¡Akane es una bruja!

—Claro pero luego me toca a mí cargarlo.

—¡Que lo lleve él! —Señaló el niño con su dedito acusador a Kamui, este de agachó para estar a su altura.

—¿Voy a subir yo al triciclo?

El niño se echó a reír.

—Eres muy tonto ¡tú eres muy grande!

—Pues entonces no lo llevo, además en mi casa tengo algo mejor que un triciclo.

—¿Algo mejor? —El niño le miró entusiasmado—. ¿Que es?

—Ya lo verás.

—¿Es una moto?

—A lo mejor.

—¡Bien! ¡Bien! Vamos Akane, vamos deprisa, venga, venga.

—No deberías haberle dicho eso, ahora se ha hecho ilusiones.

—Es que es cierto, tengo algo para él. Venga, se lo va a pasar muy bien y mientras nosotros podemos ir hablando de cómo preparar el debate.

—También fue casualidad que nos tocara juntos ¿verdad?

—Soy un tipo con suerte.

...

Nowaki había encontrado una foto de cuando iba a primaria y se había sentado en el sofá para mirarla con detenimiento.

Hola, cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora