Capítulo 33

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Yuri se despertó radiante, hacía mucho tiempo que no se despertaba de tan buen humor y era porque tener a un chico a su lado era justo lo que necesitaba. Ella no era una chica hecha para estar sola, eso lo tenía muy claro y Kenshi había resultado la elección perfecta porque ella sabía como manejarle, puede que tuviese aspecto de rebelde pero en realidad era un cachorrillo agradecido. Vale que no estaba enamorada locamente de él pero era lo que le convenía, lo que la hacía feliz, seguramente terminaría por tomarle cariño.

Se había soltado al pelo y se miraba al espejo de la habitación, estaba muy orgullosa de su pelo, lo mantenía sano, suave y brillante. También se sentía orgullosa de sus ojos y de su perfecta piel, sin una imperfección; lo único que no le gustaba de ella era esa tripita que se veía y que parecía negarse a desaparecer, mira que todo el mundo le decía que no tenía nada de tripa, que incluso se le notaban las huesos... nadie la comprendía, todos hablaban solo por quedar bien, por conformarla, nadie era sincero con ella, la realidad es que tenía tripa y la odiaba.

Después de desayunar se separaron en dos grupos. Momoka y Yuri deseaban estar de nuevo la playa privada de Kamui, a este le daba igual así que ellos tres más Kenshi, al que Yuri no dejó opinar, se quedaron allí. Sin embargo Jisei, Sumire y Xu-Xu insistieron en ir a la playa en su zona concurrida, querían ver chicos y gente en general, bueno en realidad lo que querían era no estar a solos con esas dos parejas que se habían formado de pronto, así que ellas, acompañadas de Karasu y Genki se acomodaron en la zona de playa pública, vale que no tenían tanto espacio y todo eso pero también se estaba bien y había chicos para Xu-Xu y chicas para Genki, a ver si así se animaban.

—¿Queréis algo? —preguntó Karasu—. Voy a ir a comprar algo de beber.

—Es verdad —añadíó Sumire—. Se nos olvidó la bebida, creo que teníamos mucha prisa por alejarnos de las parejitas.

—Unos tenían más prisa que otros —insinuó Jisei.

—¿Por qué dices eso? —Se interesó Xu-Xu.

—No, por nada, yo no digo nada, será tu que estás muy susceptible.

— Xu-Xu, recuerda que estamos para lo que necesites —dijo Sumire con amabilidad—, y lo mismo va por ti, Genki.

—No te preocupes —contestó Genki sonriendo—. Yo estaba preparado para esto, no hay problema.

—¿Es que crees que necesito algo? —preguntó Xu-Xu.

—Si, a tus amigos —respondió Karasu.

—¡Pero si no me pasa nada! ¡Que pesados sois! ¿Creéis que me molesta que Kenshi esté tonteando con Yuri? Kenshi es mi amigo, me alegro por él, ojala le vaya bien.

—Es igual, Xu-Xu —repuso Jisei—, si quieres hablar, aunque sea para insultarle, aquí estamos.

—¿Por qué iba a insultarle? Yo no estaba saliendo con él. Es lógico que salga con otras chicas, tendrá sus necesidades, vamos, digo yo.

—Bueno, pues si quieres la puedes insultar a ella —propuso Sumire.

—No... tampoco.

—Pues a ti misma —concluyó Genki—. Xu-Xu, te conozco, sé que estás molesta.

—Más que nada —añadió Sumire—, porque te da rabia.

—¿Ahora qué pasa? ¿Que sois psicólogos o qué? Mirad, todo está bien y si seguís mareándome terminaré por molestarme.

—Vale, no te enfades —habló Karasu—, venga, acompáñame y traemos helados para todos.

Xu-Xu si estaba molesta, no sabía con qué estaba molesta pero lo estaba. Era una molestia general, con nada en particular. Primero estaba molesta consigo misma, tenía la sensación de ser patética, Kenshi era su amigo, su mejor amigo, no, era más que eso, Kenshi era casi como parte de ella misma, a veces no les hacía falta hablar para entenderse, ella no quería estropear esa amistad, pensaba que si metían el amor por medio se estropearía, lo que no pensó es que podrían meterse terceras personas a estropearlo. Nunca se planteó que algún día, tarde o temprano Kenshi se interesaría en alguna chica, que cada uno tenía su vida, independiente de la del otro y que esos momentos deberían quedar atrás.

Hola, cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora