Karasu, Kenshi y Genki compartían habitación. Genki y Kenshi se habían quedado ya dormidos pero Karasu no podía, hacía mucho calor o al menos él lo tenía. Genki había apagado el climatizador porque decía que eso no era sano y que sudar te liberaba de toxinas o algo parecido, así que Karasu se fastidiaba y pasaba calor, ese calor pegajoso y húmedo que hace cerca del mar.
Oía a Kenshi moverse continuamente y hacer extraños ruidos, ese chico era bastante escandaloso, le recordaba a un perrillo cuando tiene un sueño agitado. Como no podía dormir se puso a pensar en diversas cosas y saltando de una a otra terminó pensando en Sumire, esa chica le gustaba, era bastante obvio y tampoco es que se esforzara mucho por ocultarlo sobre todo delante de Suo que parecía tener cierto interés en ella, por lo menos a Karasu le molestaba porque siempre estaba haciendo dibujitos de ella y llevaba helados, bombones, caramelos o cualquier cosa, decía que era porque los amigos suelen hacerse regalos... ya, pues a él no le regalaba nada... y ahora que lo pensaba ¿por qué no había venido a la playa? De un tiempo a esta parte Suo ya no parecía el mismo... mejor para él.
Estaba tumbado boca arriba en la cama, con los brazos abiertos, la única prenda que cubría su cuerpo eran unos boxers que se había puesto solo por no dormir desnudo delante de esos dos. Por fin el sueño pudo más que el calor y se quedó dormido; de pronto sintió un peso sobre él, algo que le presionaba el cuerpo y le impedía respirar con normalidad y que le daba calor, demasiado calor.
Karasu se medio despertó y sin abrir los ojos llevó sus manos hacia aquello que tenía encima para retirarlo.
"¿Pelo?" se preguntó extrañado "¿Había un perro?"
Abrió los ojos y miró hacia su pecho para encontrar una oscura cabeza de pelo alborotado.
—¿Pero que...
Sumire emitió un suave sonido, como un ronroneo y levantó la cabeza para volver a apoyarla rápidamente.
—¿Sumire, que haces? —susurró muy bajito para no despertar a sus compañeros.
Sumire volvió a emitir ese sonidito mientras movía lentamente el cuerpo rozándose con el de Karasu.
—¡Ahhhh! —Karasu ahogó aquella exclamación—. Sumire, por dios ¿qué haces?
No se lo podía creer, Sumire se había metido en su cama y hacía cosas extrañas y... ¿no estaría soñando? a lo mejor estaba imaginando que Sumire hacía esas cosas, claro, que se había dormido pensando en ella...
Cerró los ojos de nuevo "Es un sueño" se dijo a sí mismo "Un sueño que te cagas, mejor no me despierto"
Sin embargo la presión y el calor que emitía el cuerpo de Sumire parecían muy reales, demasiado reales.
Sumire volvió a moverse restregándose en Karasu con suavidad. Karasu abrió los ojos de par en par, aquello no podía ser un sueño.
—Su... Su... Sumire ¿te encuentras bien?
Sumire parecía decir algo, algo ininteligible mientras alzaba la cabeza y volvía con aquel movimiento. Entonces fue cuando, a la escasa luz que entraba por la ventana, Karasu creyó ver que tenía los ojos cerrados ¿estaba dormida?
—Sumire... eh, Sumire.
Sumire no contestó, volvió a acomodarse sobre Karasu.
—¿Estás dormida?
Y de nuevo aquel movimiento. Karasu se mordió el labio, su temperatura corporal estaba comenzando a subir por momentos.
—Sumire, Sumire —Comenzó a moverla, primero con delicadeza, pero al ver que no se despertaba fue aumentando su brusquedad, pero nada, la chica no parecía reaccionar, al contrario, por cada meneo que le daba ella correspondía con otro y a Karasu cada vez le parecían más intensos y sensuales, sin duda estaba dormida porque eso no cuadraba con ella ¿pero que estaría soñando esa chica? Karasu no se había visto en una situación tan incómoda en su vida, incómoda en todos los sentidos porque pensándolo bien si ahora se despertaba eso iba a ser algo violento.
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Hola, cielo
Teen FictionSegunda parte de la novela "Con sabor a mandarina" Bastante complicado era para Akira, relajado y perezoso, intentar recuperar la confianza de Akane como para que llegase el popular y guapo Kamui a interesarse también por ella. Además el haber aver...