Yusuke puso en una bandeja tres vasos, rojo para Akane, verde para Hisoka y azul para Kamui, que en ese momento estaban juntos.
—Tomad, probad.
—Parece que a Karura le ha gustado —comentó Hisoka.
—Akane, el tuyo es el rojo.
—¿Algún capricho?
—Os hemos puesto colores a todos, el tuyo el rojo de la pasión.
—¿No le habrás echado veneno, pequeño demonio?
—Agarra el rojo y calla.
Ayesa tomó el vaso rojo y bebió un poco. Todos la miraban.
—Está bueno —paladeó la bebida.
Antes de que Yusuke pudiera indicar que el verde era para Hisoka, Kamui lo cogió y Hisoka el azul. Yusuke estaba a punto de protestar pero como resultaría una queja muy tonta y a lo mejor evidente, se calló.
"¡Mierda!" pensó.
Hisoka y Kamui también alabaron la bebida.
—¿Os gusta? Pues os relleno los vasos.
Se llevó a toda prisa los vasos, casi los arrancó de sus manos.
—Maldito, Kaguya —gruñía—. Por suerte está aquí el frasco.
Rellenó los vasos y procedió a echar las cinco gotas ahora en el azul. Miró el frasco, mejor echaría dos gotitas en el de Akane, eso no parecía que hiciese efecto.
Regresó a llevarles los vasos.
Takato volvía al lugar donde estaba hecho el ponche, el frasco estaba muy a la vista, desde luego, que inconscientes eran todos. Lo cogió, tenía curiosidad por saber si realmente eso no olía a nada como había dicho Hotaru. Lo abrió y lo llevó a su nariz.
—¿Que haces? —preguntó de improviso Sumomo.
Takato dio un respingo y el frasco calló dentro del ponche.
—¡Ala! ¿Que has hecho? —gritó la niña.
—¡Ha sido tu culpa! ¡Me has asustado!
—¿Y ahora que hacemos?
—Pues sacarlo.
Takato metió los dedos y sacó el frasco, al hacerlo todo el líquido se derramó dentro.
—¡Madre mía! —Volvió a gritar la niña—. Hotaru te va a matar.
—¡Y a ti también! ¡La culpa es tuya! —Lloriqueó el niño.
—¿Y si lo lavamos y lo rellenamos de agua? A lo mejor no se da cuenta.
—¿Y qué hacemos con el ponche?
—¿Y si lo tiramos "por accidente"?
—Si, va a ser lo mejor.
—¿Que estáis tramando vosotros? —habló de pronto Hizashi que se había acercado a ellos sin que lo notaran.
—¿Nosotros? No, nada —contestó Sumomo—. Es que parece que ha caído algo en el ponche... a lo mejor una mosca.
—O una polilla —añadió Takato escondiendo la botellita.
—A ver —Hizashi cogió el cacito con el que lo servían y removió.
—Aquí no se ve nada, bueno, voy a servirme más.
—Pero...
—A Karura se la encantado.
Y Hizashi llenó los dos vasos. Sumomo y Takato sentían que estaban a punto de entrar en estado de pánico.
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Hola, cielo
Roman pour AdolescentsSegunda parte de la novela "Con sabor a mandarina" Bastante complicado era para Akira, relajado y perezoso, intentar recuperar la confianza de Akane como para que llegase el popular y guapo Kamui a interesarse también por ella. Además el haber aver...