Capítulo 49

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Si alguien conociese bien a Himeko sabría que ella no era la chica débil que se lamentase continuamente que todos pensaban. Ella era mucho más fuerte de lo que cualquiera imaginaba, bajo su aspecto dulce y delicado se escondía una persona llena de determinación y que no se rendía tan fácilmente como todos pensaban.

Se declaró a Nowaki, no esperaba demasiado, aquella declaración la había estado ensayando durante días y estaba preparada para cualquier respuesta, sobre todo para el rechazo. Se dijo a si misma que no pasaría nada, ella no tenía una gran meta, no aspiraba a que Nowaki de pronto se diese cuenta de que estaba enamorado de ella o algo por el estilo, ella no era una ingenua, las cosas no pasaban como en las historias edulcoradas de amor, de buenas a primeras no iba a pasar así que estaba muy preparada para el "no".

Himeko se había propuesto una meta menos ambiciosa y más realista: solo quería que él la escuchase, más que nada para que se entesase y a ser posible que siguieran siendo amigos. Por lo tanto estaba contenta y satisfecha, la primera de sus metas se había cumplido y eso la llenaba de optimismo.

Eso no quería decir que no sintiese igualmente pena, sentirse rechazada por muy dulce y amable que se mostró Nowaki, por muy preparada que ella estuviese, seguía siendo doloroso.

Pero había decidido no derramar ni una lágrima delante de Nowaki. Para ella Nowaki era siempre su ejemplo a seguir, fuerte, firme, decidido, siempre enamorado de Momoka, sin rendirse, pero siempre con una sonrisa en los labios a pesar de lo mal que seguro que le sentaba ver que Momoka solo tenía ojos para Kamui y ella aprendería del propio Nowaki, no, no iba a llorar delante de él porque podría sentir pena por ella y eso es lo último que deseaba, la compasión no es nada buena, hace la que gente actúa de forma equivocada.

Y firme a su decisión se mantuvo serena delante de Nowaki. Porque ella no era una chica tan débil y delicada como todos pensaban.

Claro que, cuando se encontraba a solas, a veces se derrumbaba. Los rechazos son dolorosos, muy dolorosos.

Pero después de llorar y desahogarse se limpiaba las lágrimas y se miraba al espejo: "se fuerte Himeko" se decía "las mujeres también tenemos que ser fuertes, esto no es nada".

Por suerte Nowaki era encantador... claro, por eso le gustaba tanto. No solo era su actitud, que nunca se rindiera ante nada, que nunca abandonara a sus amigos, era todo. Aunque aparentase ser un despistado, aunque a veces le costase entender las cosas, ella sabía que era su amigo y que siempre le iba a tener a su lado. Apreciaba su amistad más que nada en el mundo, por eso agradecía seguir siendo su amiga aunque hacía unos días que Nowaki estaba de lo más raro, no era que mantuviese distancia entre ellos, no, Nowaki seguía actuando en ese sentido igual que siempre, era que parecía empeñado en "meter" a Kohaku entre ellos, Himeko llegó a pensar que lo utilizaba como escudo ¿acaso es que le daba miedo quedarse con ella a solas? Reconocía que desde que Yuri salía con Kenshi y Kamui y Momoka parecían también tener una relación la situación se había vuelto un poco incómoda, suponía que para Nowaki también lo sería y por eso se empeñaba en que Kohaku fuera con ellos... si, sería eso.

Aunque para Himeko todo cambió en el momento en que se dio cuenta de que quería estar con los dos. Si, le gustaba estar con los dos.

Empezaba a apreciar a Kohaku tanto como a Nowaki. De hecho había algo en ellos que les hacía iguales, a pesar de lo distintos que eran, de esas personalidades tan diferentes, de su forma de actuar para Himeko eran iguales... al menos se sentía igual con cada uno de ellos. Quizás era que Kohaku había demostrado tener un gran corazón, que le había visto derrumbarse ante los fantasmas de su pasado pero igualmente apretar los puños decidido a no dejarse vencer, quizás era que veía los ojos de Kohaku brillar cuando hablaba de ayudar a Akane a superar sus traumas, lo decidido que estaba a hacer algo por una compañera que tampoco es que la conociese demasiado pero que a la que no quería dejar de ayudar porque, como él mismo decía: tenía que devolver al universo el favor recibido, era su karma.

Hola, cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora