Capítulo 48

41 6 0
                                    

Era jueves por la tarde, por lo tanto día de ensayo, y otra vez Akane tenía que cuidar de su hermano pequeño aunque esta vez no estaba tan molesta quizás porque se encontraba más que emocionada.

De camino al instituto se encontró con Akira, Kyojin y Ryuko. El pequeño corrió a saludar a Akira y después a Ryuko. Akane llegó a ellos con una enorme sonrisa y sacando de su bolso un papel cuidadosamente doblado.

—¡Mirad! —dijo nada más estar cerca de ellos— Mira, Akira la autorización, por fin me la han firmado.

—¡Hola! ¡Eh, hola! —saludó Kyojin.

—¡Hola, hola! Es que mira, ya tengo autorización para trabajar.

—Por fin lo has conseguido —Sonrió Akira.

—Anda, tonta —añadía Ryuko— ¿Lo ves? Y tú que te creías que no te iban a dejar.

—Ha sido gracias al padre de Akira, él habló con mi padre y mira, le ha convencido, si es que es el hombre más maravilloso del mundo.

Akira la miró frunciendo el ceño, pues si, solo faltaba que ahora le admirase como si fuese un héroe.

—No creo que sea para tanto —comentó.

—Uy que no. Si no llega a ser por él no me dejan, pero mira... ¡Ay, no me lo puedo creer! Estoy que me va a dar un orgasmo.

—Pues que no te de delante del Kaguya, no vaya a ser que piense que es por él.

—Que tontito eres. Parece que por fin las cosas empiezan a irme bien ¿verdad?

—¿Y cuando empiezas? -—preguntó Ryuko.

—El lunes ¡Qué alegría!

—¿Y que va a hacer tu madre sin ti? —insistió Ryuko.

—Ya se las apañará, mis hermanos ya son mayores, tampoco es tanto trabajo. Eso sí, hoy me ha vuelto a endosar a Kenta, yo creo que para aprovechar todo lo que pueda. Hoy se han ido ella y su marido al cine, que dicen que hace mucho tiempo que no salen solos, pero estoy tan contenta que no puedo ni enfadarme.

Tanto Kyojin como Ryuko y Akira pensaron que lo que la madre de Akane tenía era un morro inmenso pero los tres decidieron que era mejor guardar silencio y obviar ese comentario.

No tardaron en juntarse con Sumire, Kenshi, Jisei y Hisoka.

—Hombre, Kenshi —saludó Kyojin—.¡Cuanto bueno!

—Ya era hora que se te viera el pelo, guapito—añadió Ryuko.

—Pues anda que no sois exagerados vosotros ni nada, como si me hubiera ido a otro país o algo así.

—Pues casi porque Yuri te tiene medio secuestrado.

—¿A mí? ¡Anda ya! ¿Para eso vengo con vosotros? ¿Para qué os burléis de mí? Todo porque yo tengo novia y vosotros no, envidiosos.

—Vale, vale, no te alteres —dijo Akane.

—¿Otra vez vienes con nosotros? –habló Hisoka al pequeño que iba agarrado de la mano de Akira.

—Me llamo Kenta, tonto y Aki es mi hermano.

—Ah si ya me enteré —confirmó Kenshi—, y cuando se casen te dejarán jugar con el gatito.

—¡Sí! Y Akira le va a dar un beso a Akane que se le van a caer las bragas —rio el niño como si estuviera desquiciado.

Todos miraron fijamente a Akira que había abierto los ojos desmesuradamente.

Hola, cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora