Akira había llegado al aparcamiento del instituto, estaba aturdido aún por lo que acababa de descubrir, se sentía como si aún estuviese durmiendo y todo fuera un maldito sueño. Vio bajar de un coche al profesor Masashi y se dirigió hacia él.
—¡Masashi-sensei!
—Hola, Akira, vaya cara que tienes, algo me dice que ayer estuviste en el festival hasta las tantas.
—Querría poder hablar un tema importante con el equipo de orientación.
—Claro ¿de que se trata?
—Es algo delicado ¿a que hora puedes atenderme?
—Por tu tono de voz parece importante ¿algún problema personal?
—No se trata de mí. Se trata de Akane Kumoyuki.
—¿Que le sucede? ¿No me digas que tú y ella habéis tenido algún "accidente"?
—¡No! No. Tú eres orientador del instituto desde hace años.
—Desde que me incorporé a este instituto, si y además os conozco porque fui profesor de primaria ¿Es que Kumoyuki se ha metido en algún lio?
—¿El equipo de orientación está al tanto de los problemas de los alumnos?
—El equipo de orientación está para ayudar y orientar a los alumnos, ya lo sabes.
—¿Sabe el equipo de orientación que Akane recibía malos tratos de pequeña?
—¿Akane? ¿Malos tratos? No, no tengo constancia de ese hecho. Normalmente solemos estudiar esos casos, la verdad no lo recuerdo aunque ella siempre fue un poco violenta, podía dar el perfil.
—Pues los sufrió.
—¿Estas seguro? Mira que hablas de un tema algo delicado.
—¿Encerrar a una niña en un armario durante horas no es maltrato? ¿Obligarla a cuidar de sus hermanos y a responsabilizarse de todo no es maltrato? Y seguramente haya más cosas.
—¿Te lo ha dicho ella?
—No. Directamente no me ha dicho nada pero...
Masashi observó el gesto de desesperación que mostraba el rostro de Akira, debía estar hablando con conocimiento de causa porque ese chico no era de los que se deja llevar por arrebatos emocionales.
—Con tu palabra me vale. Tranquilízate, hablaré con la directora a ver si ella sabe algo.
—Akane realmente necesita ayuda, ella no se da cuenta pero lo necesita.
—Está bien, está bien, déjalo en mis manos, no te preocupes.
Inari, en la sala de profesores, abstraído miraba a través de la ventana, ponía uno de los codos en la pared y pesadamente apoyaba la frente en su mano.
—¿Verdad que si, Inari? — comentaba Sigure sentado en una de las sillas con un libro abierto entre las manos.
—¿Eh? Ah sí, sí.
—Estupendo ¿Entonces cuando nos casamos?
—¿Qué?
—Acabo de decirte que deberíamos casarnos y tú has dicho que sí.
—Perdona, no te estaba escuchando.
—Ya me he dado cuenta. Estás muy distraído ¿no?
—Sigure ¿te puedo hacer una pregunta?
—Depende de lo que quieras preguntar.
—¿Alguna vez te has sentido enamorado de... una chica?
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Hola, cielo
Teen FictionSegunda parte de la novela "Con sabor a mandarina" Bastante complicado era para Akira, relajado y perezoso, intentar recuperar la confianza de Akane como para que llegase el popular y guapo Kamui a interesarse también por ella. Además el haber aver...