Capítulo 09

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A veces las casualidades dan lugar a los hechos más sorprendentes.

Akito Shikamoto se levantó muy temprano. Tenía que resolver unos asuntos relacionados con sus terrenos y debía desplazarse hasta la casa familiar. Si salía temprano no llegaría demasiado tarde y podría aprovechar para ir adelantando aquellos asuntos, así mañana los terminaría y podría regresar a casa. Trataba de no hacer ruido para no despertar a su familia, dio un beso a su mujer que se removió un poco y salió de la habitación. Al bajar al salón vio la cosa mas extraña que esperaba ver.

Sentado, más bien recostado, en el sofá estaba su hijo, dormido, aún con la ropa puesta y el pelo alborotado. Este hecho en sí no le hubiera llamado demasiado la atención, su hijo era un perezoso, habría llegado cansado, se habría sentado y así se habría quedado; lo curioso era que abrazada a él dormía aquella muchacha de pelo naranja, estaba apoyada en su pecho y él la rodeaba por los hombros y la cintura. Encima de las piernas de Akira, hecha un ovillo, dormía la gatita de la casa. Realmente Akito no esperaba nunca ver aquella escena a esas horas de la mañana.

—Akira —Zarandeó un poco a su hijo—. ¡Eh, chaval, despierta!

Akira abrió los ojos perezosamente.

—La próxima vez súbela a tu habitación, es más cómodo y no te verá nadie—. Escuchó a su padre hablar en voz muy baja.

—¿Mmh? —Masculló sin darse cuenta de la situación y chasqueó la lengua—. ¿Qué pasa?

—Como se levante tu madre y os vea aquí se va a liar una muy gorda.

—¿Papá? ¿Que hora es? Es muy pronto ¿Dónde vas?

—Encontrarme a mi hijo de casi 18 años abrazado a una chica no es algo que me preocupe pero que estén durmiendo a estas horas en mi sofá si me deja algo confuso.

—No es lo que parece. Es que le dije que podía pasar la noche en una de nuestras habitaciones y nos quedamos dormidos.

—Ah, claro. Yo a tu edad ya salía con tu madre pero no me la llevaba a dormir a casa. Bah, despiértala antes de que lo haga tu madre.

En el fondo a Akito le encantaba esa situación, es que su chaval ya era un hombre y él se sentía orgulloso.

—Akane, eh, Akane —Akira la movía con suavidad—, te has quedado dormida, vamos despierta.

Akane tenía un sueño agradable. No sabía que soñaba, solo que era agradable, que se sentía protegida en un lugar suave. La voz de Akira llegó hasta ella para sacarla de aquel lugar. Abrió los ojos y estiró los brazos, carai, sentía adormecido el cuello ¿Dónde estaba? Esa no era su cama, ah no... era el cuerpo de Akira ¿se había dormido encima de él?

—Buenos días —saludó en voz baja Akira.

La gatita también se desperezaba estirándose. Akane se movió un poco y le miró.

—¿Te he molestado?

—No —contestó mientras bostezaba—. Yo también me dormí.

—Vaya para de tontos.

Y le miró. Sería porque acababa de despertarse de aquel sueño agradable y todavía estaba adormilada. Sería porque Akira sonreía. Sería porque había sido muy amable con ella. Sería por el trabajo que se había tomado para pedirle ir al festival. Sería por lo que sería pero Akane tuvo un impulso, porque sí, porque a pesar de lo que discutían siempre estaba allí dispuesto a escucharla y a darle ánimos, por lo que fuera... Akane decidió besarle, no un beso largo ni nada de eso, un simple beso, uno de sus besos "de pez" y así lo hizo.

Hola, cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora