7: Mi hermana

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-¿Mi madre?- Mire a la señora que estaba a mi lado, que seguia llorando sin ningun control. Una vocecita detras de mi cabeza me lo confirmo...Ella era mi madre. Sin esperar mas, la abrace y ella me apreto tanto contra su pecho que me dolio, pero era esa clase de dolor placentero, que no te imporaba en absoluto.

-Mi niña, no sabes cuanto te he extrañado.- Dijo sollozando contra mi pelo y hundi mi cara en su cuello aspirando un aroma muy familiar para mi. Fue como si una puerta, de las tantas que habian cerradas en mi cabeza, al fin se abriera y se sintio realmente bien que ya las queria abrir todas.

-Mama.- Saboree esa palabra en mis labios sabiendo que habia recuperado una pequeña parte de lo que yo llama hogar.

- Llama a esta psicologa y que te haga una cita a la semana, eso deberia de ser suficiente. Recomiendo que limpie totalmente su habitacion, solo deje lo indispensable. No es buena idea abrumarla con cosas que no recuerda. No la obliguen a recordar, no le cuente nada, dejemos que sola vuele. Sin mas por el momento, creo que es todo.- El doctor se levanto y mama tambien lo hizo llevandome con ella.

-Muchas gracias y lamento los problemas que hemos causado.- Mama me rodeo los hombros con su brazo y me condujo fuera de la habitacion.

Una chica con el cabello corto y negro se levanto de una silla y corrio hacia nosotras.

-¡Lu! Al fin me dejan verte, no sabes lo enojada que se puso mamá. Debiste verla.- Se río contra mi cuello abrazándome produciéndome cosquillas.

-Jenn, hablaremos en casa. Lu, ve a cambiarte.- Le quitó la ropa a la chica y me al tendió, fui al baño a cambiarme.

Fruncí el ceño ante la imagen de aquella chica, si que era familiar pero había algo raro, diferente en ella.

Me quite la bata de hospital con cierto recelo, no me apetecía para nada seguir aquí o tener algún recuerdo de este lugar. Ojalá hubiera perdido la memoria después de este día.

Me sentía indefensa, al pensar en que yo no recordaba nada mientras todos sabían todo de mi. Me sentía estupida. Muy, muy estupida.

¿Como es que me cause el accidente? ¿Iba caminando por la calle cuando me atropellaron? ¿Conducía? ¿Sabía conducir?

Cuando me puse la ropa de nuevo no pude evitar mirarme en el espejo y me sorprendí de mi aspecto.

Estaba delgada, tenía el cabello castaño y los ojos oscuros. Me toque el rostro sintiendo mi piel, recorriendo mi cara de lado a lado. Toque mi pelo, mi cuello y me hice hacia atrás para poder verme de cuerpo completo.

¿Esa era yo?

Quería poder recordarme, por lo menos a mí misma. No sabía si me gustaba ver películas, leer, patinar. ¿Que es lo que más me gustaba hacer? ¿Cuál color era mi favorito?

Deje de lado mis pensamientos cuando un agudo dolor se instaló en la parte trasera de mi cabeza.

Hice una bola con la bata de hospital y la tira al cesto de basura sin importarme si de reutilizaban o no.

Mire la ropa, una blusa color café, con unos pantalones de mezclilla azul oscuro, tenis color rojo y un suéter delgado del mismo color.

¿Está era la ropa que usaba?

Salí del baño nerviosa y me encontré con ellas dos, mi madre y esa chica, que hablaban y la chica tenía lágrimas contenidas en lo ojos.

-¿Esta todo bien?- Pregunte sintiéndome tonta. ¿Era algo que yo diría?

-No sé cuánto te puedo decir, esperaremos hasta hablar con esa psicóloga para poder hablar, ¿está bien?- Me pregunto cómo si yo tuviera alguna voz y voto en esto. Solo hacia lo que me decían.

La chica ni siquiera me miro, solo se dio la vuelta entre enojada y confundida marchándose.

-Vamos, Lu. Hay que ir a casa.- Mamá volvió a sujetarme y me dio la impresión que no era solo para guiarme hasta la salida, si no que necesitaba un pilar para sostenerse.

(...)

Subí las escaleras agarrándome del pasamanos de madera. Mire al suelo y miles de sentimientos sin imágenes me atravesaron el pecho. Quería desesperadamente ponerle nombre a todo lo que sentía, pero ni siquiera sabía el mío.

Había un pasillo corto y puertas cerradas. Entre a una, que según me habían explicado, era mi habitación y esperaba que esto me trajera de nuevo algo a lo que aferrarme. Tome el pomo entre mis manos y sentí como mi estómago se revolvía de los nervios.

Abrí la puerta de par en par y entre.

Había una cama con la cabecera pegada a la pared, una lámpara, frente a ella había un ropero con espejo. Había un estante de libros, pero estaba vacío y más allá había una ventana y me encontré deseando que alguien se apareciera por ella, pero no sabía quién ni porque.

¿Alguien había entrado a mi habitación por la ventana? ¿Era la clase de chica que dejaba entrar a los chicos por la ventana?

La imagen del chico de ojos verdes me vino de nuevo a la mente pero la deseche. Me negaba a pensar en el hasta que haya visto a esa psicóloga, para que pudieran darme alguna información de el, ya que nadie me había dicho que parentesco tenía.

¿Por que me había pedido matrimonio? ¿Éramos...novios? No creía que mi aspecto congeniara con alguien con el suyo. El era muy guapo.

No había nada que me diera una pista de quien era.

Me acerqué a la ventana poniendo mis manos en ella y la jale para abrirla. El aire me alboroto el cabello y mire hacia abajo.

Una sombra de mi envuelta en una sabana recogiendo una sudadera de hombre apareció frente a mi.

Me hice hacia atrás instintivamente y mi corazón golpeteo contra mis costillas de forma rápida y acelerada.

Sonreí al saber que estaba recordando cosas de mi.

¿Porque había bajado por una sudadera de hombre? ¿A quien pertenecía que estaba desesperada por recogerla? ¿Porque había bajado ahí abajo solo con una sabana?

-¿Lu?- La chica, Jenn, entro a mi habitación mirándome con cautela.

Tenía una falda corta color morado y una blusa negra con escote en v. Se veía realmente bien.

-Hola.- Conteste cuando no supe que más decir. Dio unos cuantos pasos vacilantes hacia mi y se sento en la cama, no podia decir que era mia, porque no se sentia asi.

Podia ver lo incomoda que estaba y queria solucionarlo de alguna manera, pero me daba miedo reaccionar de una forma distinta a la mia, aunque no sabia cual era mi forma de reaccionar frente a las situaciones, ninguna.

-Mama me dijo tu situacion y no se que decirte. Bueno, no puedo decirte nada, pero tampoco puedo ocultarte sobre nuestra familia. Soy tu hermana pequeña, Lu.- Entrelazo las manos cuando vi que le temblaban y evitaba mirarme a toda costa. Deje la ventana para sentrame a su lado.

No me sorprendia.

-Mi hermana.- Dije con la misma cautela que ella. Lo sentia, sabia que lo era, una pequeña parte de mi. -¿No puedes decirme nada mas?- Nego con la cabeza haciendo que su negro cabello se meciera. No podia dejar de mirarla, era muy hermosa.

-Lamento tanto todo esto.- Dijo tapandose la boca con la mano cuando comenzo a llorar. Me acerque lentamente a ella pero antes de poder tocarla, salio de mi habitacion corriendo.

Enfermedad TerminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora