8: ¿Me extrañaste?

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James.

Camine de un lado a otro en mi habitación mirando fijamente la cama, donde Lu y yo habíamos dormido juntos miles de veces. Donde la reviso un doctor cuando Vanne la había aventado de las escaleras. Ahora había causado un daño mucho peor y jamás se lo perdonaría. Jamás me lo perdonaría a mí mismo.

La señora Johnson me dijo que me iba a regresar la llamada cuando tuviera nuevas noticias, hasta el momento no me había llamado y ya habían pasado cinco horas. Cinco malditas horas desde que la dieron de alta en el hospital y no podía ir a verla.

¿Que tan jodido era eso?

¿No se daba cuenta del sufrimiento por el que me hacía pasar? Estar lejos de ella era una sensación tan grande como de vacío que no podía conmigo mismo.

Me senté en la cama y tamborilee mi pie repetidas veces contra el suelo produciendo algún ruido. La espera era mucho peor en silencio.

Me pase la mano por la cara tratando de calmarme pero estaba desesperado, cada segundo era mucho más desesperante. ¿Por que no me dejaban verla? ¿Por que no podía estar a su lado? ¿Por que me torturaban de esa manera?

Mire hacia la pared de enfrente que estaba repleta de dibujos hechos por ella, algunos estaban muy hermosos, pero otros parecían abstractos cuando ella afirmaba que si tenía forma.

Lu no servía para el dibujo, pero de pequeña le prometió a su padre que sería la siguiente Picasso y Lu era una mujer de palabra.

Me acerqué hacia los dibujos sintiendo que una parte de ella estaba aquí, delante de mi.

Lo que más habían eran alas y plumas dibujadas. Sonreí cuando recordé de donde había sacado el amor hacia eso, había sido por un libro que había leído.

Jamás podré competir contra sus amores literarios.

Pase la mano por sus dibujos tocando el contorno de cada uno de ellos.

La quería de vuelta, quería que se pasara las noches en mi casa dibujando para mí, quería ir a acompañarla hasta su casa y darle el beso de buenas noches. Quería que su madre me siguiera amando como un buen yerno, quería que Darrell me advirtiera de que tomara en serio a Lu, aunque lo hacía más por complacer a la señora Johnson que por mi bien. Sabía que Lu era y siempre será el amor de mi vida.

Quería besar sus labios y probar ese dulce labial a durazno. Besar su exquisito cuello, tocar su delicada y suave piel. Quería escuchar sus suspiros cuando le besaba los hombros, quería sentirla contra mi, estrecharla entre mis brazos y solo eso. La quería a ella, toda ella.

Supe que estaba enamorado de ella desde la primera vez que nuestros ojos se vieron y mi corazón latió tan deprisa como si quisiera salir de mi cuerpo y unirse al suyo.

Me aleje de la pared llena de dibujos y me desplomé en la cama con los brazos estirados y mirando al techo.

Cerré los ojos unos segundos y me perdí.

(...)

-¿Por que tardaste tanto?- Al escuchar su voz abrí los ojos de golpe y me encontré en el suelo de un parque. Ella estaba con un vestido verde veraniego sentada en una banca a lado de una hermosa fuente sosteniendo una margarita en sus dedos.

-¿Lu?- Pregunte confundido. Mire a mi alrededor encontrando árboles verdes y flores que cubrían el prado.

-¿Esperabas a alguien más?- Dijo burlona poniendo el tallo de la flor entre sus dientes como si fuera una campesina.

Enfermedad TerminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora