25: Emergencia de moda.

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-¡Auxilio!- Escuche que gritaban y corrí saliendo de mi habitación, mire hacia todas partes intentando encontrar el origen de aquel grito y me di cuenta de que provenía de la habitación de mi hermana.

Sin pensarlo, corrí hacia ella y empuje la puerta entreabierta viendo a mi hermana frente a su armario con expresión de susto.

-¿Que pasó?- Pregunte alarmada mirando todo el cuarto, intentando identificar cuál era la emergencia.

-Tengo otra cita esta noche y no tengo que ponerme.- Se cruzó de brazos haciendo un puchero, mirando todavía su ropa.

La mire sin poder creerlo. ¿Por eso tanto drama? ¿Una cita? ¿En serio?

¿Y desde cuando ella tenía novio?

-¿Desde cuando tienes novio?- Pregunte ladeando ligeramente la cabeza y entrando más a su habitación hasta sentarme sobre su cama con edredones color blancos.

La habitación de mi hermana ahora era todo tonos blancos con algunos toques negros. Tenía cuadros de paisajes lúgubres sobre las paredes y tenía un enorme oso de peluche sobre su cama. Un panda, para ser exactos.

-No lo tengo.- Chasqueo la lengua sentándose a mi lado. -Solo muchos pretendientes y no puedo usar la misma ropa con cada uno. Merecen que me vista diferente para cada ocasión.-

-¿Así que no puedes repetir atuendo?- Le pregunte sintiéndome un poco insegura al recordar que había repetido atuendo cuando salí con James.

¿Acaso esa era una regla para las citas que desconocía?

-¡No! ¡Jamás en la vida puedes repetir atuendo cuando sales con un chico!- Grito haciendo que me encogiera ante su potente garganta. -Veré si encuentro algo en tu armario.- Se levantó de la cama saliendo de su habitación y la seguí hasta la mía.

Empezó a saquear mi armario lanzando las prendas por sin ningún lado y me cruce de brazos mirándola molesta.

No me gustaba que hiciera eso. Para nada. Esa era mi ropa y recordaba bastante bien como me dijo que mi vestimenta era como la de una pordiosera.

Pero en lugar de decirle que dejara de hacer eso, me quede callada solo observándola.

-Todo me queda súper enorme.- Me lanzó una blusa color café claro que cayó sobre mi rostro. Escuche la risa de mi hermana y me quite la prenda de la cara.

-Entonces, ¿por qué estás aquí husmeando?- Lance la blusa a mi cama sin importante todo el desorden que ella había ocasionado cuando la vi recogiendo la ropa y empezó a doblarla con cuidado, incluso mucho mejor de lo que ya estaba antes de que saqueara todo.

-Una mujer tiene que conocer todas sus opciones.- Suspiro guardando la ropa dentro del closet.

Mire hacia el suelo pensando en lo que dijo.

¿Qué opciones tenía respecto a los chicos? Solo tenía a James y seguía sin entender eso de la novia, parecía que me estaba obsesionando con eso.

Quizá debería de conocer a más gente, solo tenía veinte años, no podía atarme a alguien tan pronto. Pero una parte de mi no quería conocer a nadie más, porque seamos sinceras; ¿quién sería mejor que James? Exacto, nadie.

Enfermedad TerminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora