40: La bruja.

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POVJames.

-¿Que pasó?- Preguntó Jenn bajando las escaleras mirando hacia donde su hermana había huido.

Estupendo, James. Simplemente estupendo.

-Tu hermana.- Hablo la señora Johnson explicando todo con esas dos palabras.

-¿Y ahora que hizo?- No me gustó el tono de voz de Jenn, a pesar de que una parte de mi sabía que Lu se lo había ganado a pulso, pero no era su culpa. Nada de esto lo era, no podía serlo.

-Si, James, ¿que hizo?- Me preguntó la señora Johnson cruzándose de brazos y mirándome a la espera de una respuesta.

Seguía con la vista fija en la puerta abierta, donde ella momentos antes había salido y resistí el impulso de seguirla. Quizá si tenía tiempo para sí misma, lograría calmarse y hablaríamos como es debido, no como un par de incivilizados que no saben hacer otra cosa más que gritar.

Nunca había sido tan temperamental, pero Lu siempre había tenido el poder de hacerme perder el control.

-Solo hablamos.- si es que a eso se le podía considerar hablar. -Le dije sobre su comportamiento.- Seguí diciendo al ver que ambas esperaban más explicación sobre porque Lu salió corriendo de aquí.

Me talle la cara y me acerqué al sofá para sentarme. Esto no estaba saliendo según lo planeado.

Ya casi habíamos recorrido todo el mapa que las mellizas me habían ayudado a hacer y a pesar de que Lu estaba familiarizada con cada lugar y tenía destellos de su memoria, no era suficiente para que ella volviera.

¿Que más tenía que hacer para poder hacerla volver sin afectar su cerebro?

Contarle todo de golpe no era una alternativa considerando como se puso cuando fisgoneo entre sus cosas hace días. Me seguía preguntando de donde había sacado esa llave si la señora Johnson me dijo que la tenía colgada del cuello todos lo días, para que así no fuera una tentación para Lu abrir el ático.

Pero de alguna forma esa llave había llegado hasta ella.

Y Lu no era de las que toma las cosas sin permiso sabiendo que son importantes, mucho menos de las que desobedece. Al menos la mayoría de las veces.

Esto se estaba alargando demasiado, más de lo previsto, en realidad. Me estaba quedando sin ideas.

Si mostrarle sutilmente cosas importantes para ella no la hacía recordar, ¿entonces que si lo haría? ¿Que era eso que faltaba? Eso que se me escapa de las manos.

Escuche que la señora Johnson estaba hablando y me obligue a prestar atención a lo que decía. Cualquier tipo de información era valiosa.

-Quizá si vuelve a la universidad.- Alcé las cejas en su dirección y ella me miró con preocupación.

-¿A la universidad?- Preguntó Jenn incrédula.

-Tal vez eso le ayude, convivir con personas de su edad, sus amigos y todos eso.

-Mamá, ya perdió este año. Si entra será hasta el siguiente y no quiero seguir estando soportándola de esa forma. ¡Tú sabes cómo se está comportando!- Gritó eso último haciéndome recordar las peleas que tenían las dos hermanas en el pasado.

Ahora eran adultas, y seguían siendo iguales. Al menos en cuanto a pelear.

-¿Tú que propones entonces?- La acusó la señora Johnson mirando ceñuda a su hija menor. El ambiente estaba demasiado tenso en esta familia desde que Lu se enteró de lo de su padre.

Otra cosa que no sabía cómo había pasado.

Yo no le había dicho nada, mucho menos las mellizas y Gael no ha hablado con ella desde la cena fallida que tuvieron. Y esas éramos todas las personas que sabían la verdad sobre el padre de Lu.

Y ninguno de nosotros tenía la intención de decírselo en el futuro cercano, preferí mantenerla con la imagen de un buen padre en su mente, para ver si cambiaba algo, si ella podía recordarlo por sí sola.

Pero algo me decía que cuando lo supo no fue producto de su memoria. Aquí había gato encerrado.

-Oblígala a seguir yendo con la psicóloga.- Respondió Jenn como si fuera demasiado obvio incluso para decirlo.

-No puedo obligarla a hacer nada. Tiene veinte años, por el amor de Dios.

-¡Vive bajo tu techo, así que tiene que seguir tus reglas!- No me quise meter en la discusión, pero no recordaba que Jenn siguiera esas "reglas" que su madre había impuesto. No tenía derecho a señalar a Lu, cuando ella también era culpable.

-Jenn, por favor.- La mamá de Lu puso los ojos en blanco, algo que no sabía que los adultos podían seguir haciendo. Creí que eso solo eran un don en la época adolescente y que desaparecía con el tiempo.

-¡Sucesos importantes están pausados por su culpa! Al parecer nadie puede seguir su vida si no está ella. Así qué hay que traerla de vuelta ya.- Sabía que se estaba refiriendo a las bodas, tanto la de su madre, como de mis primas. Jenn se había hecho muy amiga de Lex porque ambas compartían un gusto similar por la moda y otras cosas.

-¿Que crees que es lo que estamos haciendo? No es así de fácil, Jenn.- Hable por primera vez desde que habían empezado a pelear y ambas repararon en mi como si no recordarán que seguía en su sofá.

-Pues tienes que hacer algo porque su comportamiento apesta. Le ha contestado a mi madre, me ha gritado a mi. ¡Le ha gritado a todo el mundo! Y encima sale ahora con esa zorra rubia.- Fruncí el ceño alzando la vista hacia ella.

-¿Zorra rubia?- Pregunte.

-Si, Jenn. Cuida tu lenguaje.- Hablo la mamá de Lu y me levante del sofá.

-No, no me refería a eso.- Levante la mano hacia la señora Johnson para que dejara de regañar a su hija. -¿De quien estás hablando? ¿De quien se ha hecho amiga Lu?

-No recuerdo su nombre. Pero es rubia, tiene ojos azules y una mirada psicopata y Lu la adora como una diosa.- Puso los ojos en blanco y fue como si algo en mi cerebro hiciera click.

-Vanne.

Enfermedad TerminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora