28: Regreso.

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Escuché como tocaban la puerta y fruncí el ceño cerrando el libro que le había pedido a James.

¿Quien podría ser?

Mi madre estaba trabajando y Jenn salió con unos amigos desde la mañana y no había vuelto.

Yo también quería salir con mis amigos, quería divertirme y disfrutar de mi juventud. Tenía veinte años, por favor. Era el momento perfecto para cometer errores.

Pero habían muchos inconvenientes para poder hacer eso.

En primero; no tenía amigos.

En segundo; si tenía no los recordaba.

Y tercero; la idea de las fiestas sin control y borrachos por doquier no era una idea atractiva.

Para nada.

Los golpes en la puerta principal se hicieron más insistentes y baje corriendo las escaleras.

-¡Ya voy!- Grité cuando los golpes no cesaron. Qué persona más irritante.

Gire la perilla y abrí la puerta, sin poder preveerlo sentí como alguien se abalanzó sobre mí envolviendome en un abrazo tan fuerte como para considerarse amistoso.

Solo pude ver una cabellera rubia y despampanante.

Debía de usar mucho acondicionador.

-¡Oh, por fin te veo!- Dijo una voz demasiado familiar. Me quedé de piedra sin saber que hacer o decir ante tal muestra de afecto.

-¿Nos conocemos?- Pregunté agarrándola por los hombros y alejándola de mi para verla.

Tenía una piel blanca y unos ojos azules demasiado fríos como para considerarse hermosos. Parecían más bien...vacíos.

-Si, sabía que esto pasaría.- Me miró con tristeza y se metió a mi casa sin esperar una invitación. -Me enteré de tu pérdida de memoria. Lamento mucho eso, más lamento que hayas olvidado a tu mejor amiga.- Me agarro las manos y me jaló hasta hacerme sentar en el sillón, a su lado.

-¿Mejor amiga?- Pregunté aún sorprendida por su repentina llegada.

-¡Si!- Aplaudió con demasiado entusiasmo. -Yo soy tu mejor amiga.- Se señaló a si misma y la mire con ojo crítico.

¿Ella era mi mejor amiga? No tenía el aspecto de serlo. No tenía el aspecto de ser a alguien a quien yo le hablaría sí quiera. Punto.

Algo en mi no estaba muy convencida de lo que ella decía. Pero las apariencias engañan, ¿no?

-¿En serio?- Ella pareció notar mi incertidumbre, porque se removió inquieta en su lugar como si necesitara hacer algo desesperadamente.

-Si, siempre hemos estado juntas. Se cada cosa de tí, hasta tus más oscuros secretos y tu tambien los míos. Eso es una mejor amiga.- Me hice hacia atrás ante su mirada un poco descabellada.

-¿Y por qué hasta ahora veniste? Si somos tan amigas, debiste de haber estado en el hospital, conmigo.- La acuse sintiéndome decepcionada de ello.

-Porque...- Bajo la mirada a su regazo. Usaba un vestido azul con flores blancas que le quedaba estupendo. Yo usaba la ropa especial para estar sola en casa. Lo que significa que usaba una blusa enorme y sucia con un shorts rasgado.

Parecía cabizbaja, como si algo le oprimiera el pecho o le estuviera succionando la vida.

-Tu familia no me quiere. No les caigo bien porque yo te hacía más viva. Hacia que eligieras por ti misma, tú madre siempre ha intentado moldearte para que seas igual que tú hermana. Pero yo hacia que tú verdadero yo saliera a la luz.- Me seguía agarrando las manos y me las apretó con entusiasmo.

Mire hacia sus zapatos color beige con tacón pensando en que debía hacer.

¿Creerle? ¿No creerle?

-Te ayudaré a que recuerdes toda tu vida.- Alce la vista de inmediato hacia sus ojos azules eléctricos y sonreí.

-Esta bien.- Asentí de acuerdo con ella y le devolví el apretón con la misma alegría que ella. -Primero dime cómo nos conocimos.- Le pregunté ansiosa de obtener pedazos de mi vida.

Ella miró hacia el techo como si tratara de recordar el momento exacto en que nos conocimos.

-En el jardín de niños. Te defendí de un niño que te estaba jalando de las trenzas y así comenzó una bonita amistad.- Sonrió y sus ojos brillaron con algo que no reconocí.

Fruncí el ceño intentando ubicarla en mi vida cuando yo era una niña, pero no la recordaba aunque su rostro si que me era familiar.

Aunque bueno, eso se lo atribuía a mi accidente automovilístico.

Al fin tenía una amiga. Alguien con quién compartir todo lo que me atormentaba.

Una verdadera amiga que estuviera para mi cada vez que la necesitaba. Para hacer pijamadas, hablar sobre famosos sexys o sobre chicos lindos en los Starbucks.

Sonreí satisfecha porque estaba pasando justo lo que quería.

Tenía una amiga, una leal amiga que me ayudaría a recordar. Algo que mi familia jamás me había ayudado.

-Por cierto, ¿cuál es tu nombre?- Pregunté mirando de nuevo sus facciones suaves y femeninas.

-Vannesa.- Respondió con una sonrisa angelical.

N/A:

NOOOOOOO😭😡

Me odio :'v

Voten y comenten.🙈❤️

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