26: Enfrentamiento.

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James me abrió la puerta del restaurante de hamburguesas y le sonreí con agradecimiento. Inmediatamente me inundó el olor a la carne recién preparada, el exquisito pan caliente y no sé diga del queso. Esto era la gloria, era una delicia.

-Huele delicioso.- Susurre caminando a la par con el hasta una mesa, donde tome asiento frente a el. Me abanique con la mano por el calor que hacía afuera, aunque aquí había calefacción, seguía caliente por el sol.

Aunque quizá James también tenga culpa en ello. Usaba una playera blanca que le quedaba genial y unos pantalones azules que solo hacían que me convirtiera en líquido, literal.

-Te ves hermosa.- Me dijo y de inmediato sentí mi cara calentarse y tornarse de un color rojo.

-Gra-gracias.- Cerré los ojos con fuerza maldiciéndome por tartamudear. Hacer eso me hacía ver cómo una tonta. -Tú también te ves muy bien.- Dije intentando que no notará mi ineptitud.

-Lo sé.- Sonrío de medio lado con aire engreído y se acercó una chica para tomar nuestra orden. Tenía la cara de aburrimiento, pero en cuanto puso los ojos en James, su expresión cambio a una excitada.

Creo que ella también sabía que estaba muy bien.

-¿Que desean ordenar?- Nos preguntó con la voz un grado más chillona de la necesaria mirando fijamente a mi acompañante.

-Una hamburguesa doble.- Pidió el sin siquiera mirarla, lo cual la decepciono. Yo también estaría decepcionada si el no me mirara, pero lo estaba haciendo en este mismo instante.

-Una hamburguesa especial.- Pedí sonriéndole en forma de disculpa por estar acaparando toda la atención de James, pero en realidad no sentía ni una pizca de culpa por ello.

Me gustaba, de hecho.

-¿Bebidas?- Acomodo mejor su uniforme, pero ni así James se digno a mirarla y estuve tentada a tomarlo por las mejillas y hacer que mirara a la chica desesperada solo para que le alegrará el día a la pobre, pero me contuve.

-Una coca cola.- Pedí yo y James pidió lo mismo. La chica finalmente se fue y mire a James con las cejas alzadas.

-¿Que?- Preguntó sin entender mi mirada.

-¿Como que "que"?- Murmuré imitando muy mal su voz masculina. -Esa pobre chica quería una mirada de tus hermosos ojos verdes, en realidad creí que te suplicaría que lo hicieras y tú no lo hiciste.- Le dije sintiéndome un poco extraña.

¿Que chica quería que su acompañante mirada a alguien más? Creo que yo era la única loca.

James se agarro a reír y puso su puño frente a su boca como si intentara dejar de hacerlo, pero se reía cada vez más fuerte hasta que llamó la atención de varias personas a nuestros alrededor.

Me encogí en mi asiento ante las miradas de todos y le supliqué con la mirada que dejara de hacerlo.

Él entendió porque al instante se puso serio y extendió una mano hacia mi por encima de la mesa. Puse mi mano sobre la suya sin saber que planeaba hacer.

-Lo siento, Lu.- Se disculpó y creí que estaba hablando por el escándalo que hizo, pero no fue así. -Pero mis hermosos ojos verdes solo pueden ver a una sola chica.- Apretó mi mano penetrándome con la mirada y sentí un nudo placentero en mi estómago deseando ser liberado.

Me removí incómoda por aquella sensación y me sonroje evidentemente sin saber qué decir o hacer.

-Nunca me dijiste que edad tenías.- Le dije sin quitar mi mano de la suya, me gustaba su contacto físico. Lo sentía más que eso, más especial que cualquier otro.

-Igual que tú.- Respondió casi al instante.

-¿Cuando cumples años?- Le pregunte deseosa de saber más sobre el.

-No importa, no celebro mi cumpleaños.- Se encogió de hombros y bajo la mirada la mesa como si le doliera seguir mirándome.

-¿Por que no?- Volví a preguntar. ¿Quien no lo celebraba? Yo no sabía el mío, pero de seguro si lo hacía, todo el mundo lo hacía.

-De todas formas ya pasó.- Se encogió de hombros restándole importancia. -No lo celebro porque ese día me enteré de que había perdido a alguien muy importante.- Murmuró algo que no alcance a escuchar y me tape la boca con mi mano libre.

-¿Ese día fue la muerte de Kyle? Oh, lo siendo tanto.- Negué com la cabeza mirando mi regazo sintiéndome una tonta por recordárselo.

-No, no fue Kyle. Fue alguien más importante. Exactamente un día después de su accidente.- Aclaró su garganta y miró hacia su costado viendo a la misma chica de antes traer nuestro pedido.

-Que lo disfruten.- Murmuró después de poner nuestras órdenes delante de nosotros y tuve que soltar su mano para comer.

¿A quien había perdido? ¿Quién eres más importante que su mejor amigo de toda la vida? Alguien que era casi su hermano.

Le di una mordía a mi hamburguesa sumida en mis pensamientos, tratando de imaginar a quien se refería, pero no vino nada a mi mente.

Pase mi vista por todo el lugar viendo más que nada familias con cada miembro sufriendo de obesidad. Era una pena que abusaran de esa manera de esta delicia.

Como decían los comerciales de cerveza; todo con medida.

O también como decía Jacky Chan; mucho de algo es malo.

Trague en seco lo que tenía en la boca cuando vi dos cabelleras rojas sentadas a unas mesas lejos de nosotros.

-Esto está muy bueno.- Murmuró James dándole un trago a su bebida después de haber masticado.

Deje mi hamburguesa en mi plato y me levante furiosa, caminando hacia ellas.

¿Quienes eran y porque estaban detrás de mi? ¿Por que me miraban de esa forma y porque cada vez que volteaba aparecían como por arte de magia? ¿Que querían?

Me paré delante de ambas y le di un golpe a la mesa llamando su atención. La chica que se arreglaba mucho dio un respingo en su asiento y la de ropas oscuras solo me miró con asombro al ver mi expresión enojada.

-¿Acaso están siguiéndome?- Les pregunte exigiendo una respuesta con mis ojos.

-¿Disculpa?- Dijo la pelirroja arreglada, frunciendo ligeramente el ceño.

-¡Que si están siguiéndome!- Grite llamando al atención de casi todos en el local. -Se que me conocen y yo a ustedes, aunque no recuerde de donde, pero eso no les da ningún derecho de seguirme.- Volví a golpear la mesa y la pelirroja com mucho delineador negro me miró amenazante.

-Cálmate.- Me señaló com un dedo y me hice hacia atrás pensando en que iba a golpearme.

-Lu, ¿que estás haciendo?- Preguntó James agarrándome de la cintura y alejándome de ellas.

-¡Las conozco! Sé que lo hago, y ellas están siguiéndome.- Les lance una mirada de muerte cuando las vi levantarse y salir a toda velocidad del restaurante.

-Tranquilízate.- Me dijo James arrastrándome de vuelta a nuestra mesa, pero eso no hizo que dejara de pensar en ellas y que ocultaban más cosas de las que aparentaban.

Enfermedad TerminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora