21: Cementerio.

123 11 0
                                    

Moví mi rodilla un poco nerviosa. No sabía porque cada vez que salía con James sentía como si me hubiera muerto y me hubiesen revivido con electrochoques y aún sintiera esa sensación; mi cuerpo siendo sacudido violentamente y siendo revivido.

Estar con James se sentía como si...pudiera volver a nacer.

Lo sé, suena muy estúpido si lo digo de esa manera, pero no encuentro una mejor analogía que esa. Aunque también debo admitir que mi cerebro se vuelve loco a su alrededor, siento todas las feromonas saliendo de mi cuerpo sin ningún control.

Lo mire de reojo y lo descubrí haciendo lo mismo. Me reí en voz baja apretando mis manos y retorciendo mis dedos.

-¿A donde vamos?- Pregunte rompiendo el silencio. Por la radio pasaban una canción de Guns n' roses. Mi madre era fanática de esa banda, por eso me sabía las canciones.

Y no, no fue algo que recordé de pronto. Si no que me puse a husmear un poco en la casa y descubrí en su habitación muchos de sus discos, incluso repetidos y cuando puse uno también descubrí que mágicamente me sabía la letra. Así que eso era lo más lógico.

-Siempre tan curiosa.- Murmuró viendo hacia el frente. Su mano rozó la mía cuando la puso en la palanca de cambios y me sonroje como una niña.

-¿Por que no solo me dices? Así ya no tendría que preguntar.- James pareció pensarlo rascándose un poco la barbilla perfectamente afeitada.

Me atraía demasiado todo de el. Desde ese cabello castaño, sus ojos verdes, de un color peculiar como selvas tropicales o bosques húmedos. Su nariz recta, sus labios carnosos y rosados. Y no me hagan hablar de su cuerpo.

En realidad no me hagan hablar de el, porque no lo conozco. No se que escondía debajo de esa camisa, o de los pantalones. Pero de solo imaginarlo me ponía demasiado...hiperactiva.

-Porque al lugar donde vamos no es habitual en citas.- Respondió viéndose por un segundo, muy triste.

-¿Significa que no traes aquí a tu novia?- Le dije cruzándome de brazos enojada por recordar que tenía novia, pero sintiéndome un poco bien al saber que a este lugar no la había traído.

-Lu.- Dijo mi apodo y gire la cabeza hacia el. Quito la mano de la palanca de cambios y me agarro uno de los brazos para que dejara de cruzarlos y después entrelazo nuestros dedos, descansando ambas manos en su muslo. Su duro muslo. -Creo que no entendiste lo que dije aquella vez, sobre esa novia.

Me quede viendo por unos cuantos segundos sus hermosos ojos hasta que el apartó la vista viendo al frente de nuevo.

-Entonces explícame.- Dije apretándole la mano. El me regreso el gesto, pero con más delicadeza e hizo una mueca, como si algo le doliera.

-No puedo hacerlo.- Hablo en un tono como si se estuviera disculpando. -Pero te aseguro de que no tienes porque estar celosa de...nadie.- Mire hacia el tablero del auto recordando solo un sentimiento, de enojo profundo que supuse que eran celos.

Retire mi mano de la suya cuando aquel sentimiento me abrumó. Era tan fuerte que quería golpear algo ahora mismo.

¿Pero de que podría estar celosa? ¿Y por qué?

-No te enojes.- Suplicó James intentando agarrar de nuevo mi mano pero negué con la cabeza, sobándome el pecho como si eso hiciera desaparecer aquel sentimiento.

-No lo estoy.-

-¿Estás bien?- Preguntó con preocupación al ver mi rostro. Asentí con la cabeza. -Cierra los ojos.- Hice lo que me pidió y desee desesperadamente encontrar una imagen en mi cabeza en representación de ese amargo sentimiento pero nada apareció.

Enfermedad TerminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora