-¿Está vez si me dirás a donde vamos?- Pregunte subiéndome de nuevo a ese auto gris, ¿donde estaba el negro? ¿Si quiera había uno negro? ¿Que tenía que ver el color? Solo eran autos.
-¿Alguna vez aceptaras que son sorpresas?- Me dijo burlón sonriéndome. Me encantaban sus sonrisas, sus dientes perfectos y blancos. Sus labios estirándose para formar al final esos hoyuelos de infarto.
Era muy atractivo, sexy, hermoso, era simplemente...James.
-No me gustan mucho las sorpresas, me dan ansias.- Retorcí mis dedos cuando James encendió el motor y nos puso en marcha.
-Debes aprender a relajarte.- Toco un semáforo en rojo y el se inclinó hacia mi, no sé porque pensé que iba a besarme, pero en su lugar abrió la guantera y sacó un pañuelo negro de ahí. -Véndate los ojos, por favor.- Me tendió el pañuelo y lo mire dudosa.
-¿Así que de ahora en adelante me vendaré los ojos? Esto es nuevo. Aunque bueno, todo es nuevo para mí.- Me reí con nerviosismo y me asusto la idea de no saber a dónde voy. Bueno, técnicamente no conocía ningún lugar. Pero quería saber el lugar a donde me dirigiría, no podía confiar plenamente en James, porque no lo conocía.
Al menos no tanto como para confiarle toda mi seguridad.
Pero a pesar de mis pensamientos, una parte de mi si se sentía segura a su alrededor.
¿Que estaba pasándome?
-Está bien, si no quieres no.- Me agarro la mano, la que envolvía la venda y la apretó dándome un poco de seguridad. -No vamos a hacer nada que no quieras.
-No, está bien.- Me iba a poner la venda en los ojos, pero me detuve. -No, creo que no. Quiero ver a donde vamos.- Deje caer la venda a mi muslo y suspiré sintiendo que caía un peso enorme de mis hombros.
James volvió a agarra mi mano y la dejo ahí, entrelazando nuestros dedos y no creía que pudiera sentir celos de una parte de mi cuerpo, otra vez. Quería que me besara, con tanta intensidad que mi corazón dio un vuelco de solo imaginarlo.
¿Como se sentirían sus labios sobre los mío? Esos rosados labios, debían de ser muy suaves. Me gustaba cuando hablaba, verlos moverse y prestarle atención a cada línea de ellos. Lo carnosos que eran, tan apetitosos.
Creo que un beso de el, podría hacerme caer. Pero me gustaba pensar que si eso pasaba, sus brazos me sostendrían y me estrecharían contra si.
Quería tocarlo, más que con solo mis dedos. Quería que cada parte de mi estuviera pegado a él.
Me sonroje por mis pensamientos y mire nuestras manos. Tenía una playera color roja con negro que se amoldaba a su cuerpo. Sus pantalones azules abrazaban sus fuertes piernas y usaba unas Vans negras.
Hacía calor, pero el cielo se empezaba a oscurecer gracias a unas negras y espesas nubes que se aproximaban a gran velocidad.
Mire hacia afuera y me di cuenta de que nos aproximábamos al limite de la cuidad. ¿A donde me estaba llevando? ¿Que había fuera de la cuidad que quería mostrarme? ¿Otro cementerio?
Me empecé a asustar al no saber a dónde me llevaría, pero por alguna extraña razón empecé a reírme de mi misma.
Sentía como si esto ya lo hubiera vivido. Lo mire de nuevo y lo imagine aproximándose a mi. ¿Que haría si eso pasaba? ¿Me lanzaría hacia el o gritaría a todo pulmón?
Me tape la boca con la mano cuando la risa se hizo más evidente en mi llamando la atención de James.
-¿Que es tan gracioso?- Preguntó riéndose de mi risa. Quizá tenía de esas risas contagiosas.
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Enfermedad Terminal
Teen FictionNo quería que su antigua yo desapareciera, me asustaba como la mierda saber que había una posibilidad de que no recordará nada. Y si ella no me recordaba, significaba que no me amaba. No más. No como yo lo hacía. No como ella lo había hecho alguna v...