Lloré en el regazo de mi madre mientras ella me acariciaba el cuero cabelludo y esta vez no sirvió para que eso me hiciera sentir mejor.
Nada podría hacerlo y el dolor se sentía tan impregnado en mi que ahora casi era una parte de mi. Una herida que jamás cerraba y que jamás lo haría.
-No te pongas así, Lu.- Me susurró agachándose para besar mi mejilla. Las lágrimas salían de mis ojos aterrizando en su falda de lápiz color celeste. Era una hermosa falda y yo estaba arruinándola.
Al parecer se me hizo costumbre arruinar cosas. O a personas.
-¿Y como quieres que me ponga, mamá?- Lo dije con un poco más de brusquedad de la necesaria y me maldije por ello. No podía hablarle a mi madre así, ni por más mayor que fuera. Siempre iba a ser mi madre y siempre se merecería mi respeto. -Dime como se puso él cuando yo estuve en su lugar.
Mamá se quedo callada pensando en lo que dije.
Sabía que probablemente estaba pensando en sí decirme como se había puesto James era una buena idea, pero Jenn ya me lo había dicho.
Dijo que nunca se separaba de mi, para nada, me dijo lo deprimido que estaba y lo roto que se veía.
Ahora yo era la que estaba así, pero esta vez yo lo merecía. James jamás mereció eso.
No mereció que su mejor amigo muriera, ni que los padres de este lo culparan de ello. Tampoco merecía hacerse cargo de la psicópata loca novia de Kyle. Y mucho menos merecía que le disparan.
Yo no merecía que el se haya puesto en mi lugar.
Cuánto daría por ser yo de nuevo la que sufriera en una cama de hospital, con tal de verlo a el físicamente bien. Pero sabía que eso lo haría decaer de nuevo y tampoco quería eso.
Maldición, no quería que nada de esto pasará.
-Tengo que verlo.- Suplique mordiendo mis labios para impedir que más sollozos salieran de estos. No quería que mi madre me viera de esta forma, pero no podía impedirlo.
-No puedes, Lu.- Me agarro la cabeza para que descansara sobre una almohada y se levantó de mi cama alisando su arrugada falda por mi culpa. -Y ni se te ocurra volver a hacer un escándalo.- Me miró con una advertencia detrás y enterre mi cara en la almohada de Cars.
Me habían prohibido la entrada al hospital después de que una enfermera me viera llorar sobre James, y cuando me dijo que tenía que irme me aferre a la cama y tuvieron que llamar a seguridad, tres guardias lograron hacerme desprender de James. Y ahora ya no podía verlo.
-¿Que voy a hacer, mamá?- Lloré apretando la almohada contra mi rostro. -Siento que mi vida se está acabando.
-No digas eso, hija.- Se volvió a sentar acariciando mi cabello de nuevo. -Eres muy fuerte y se que James no hubiera querido que te pusieras de esta forma. Tienes tu vida de vuelta, ocupate en algo para que cuando el se ponga bien, vea que haz vuelto tu tambien.- Se aclaró la garganta y supe porqué; ella no creía que James lo lograse. La delgada línea que había entre la vida y la muerte estaba siendo cruzada por James cada día que permanecía dormido, y las posibilidades de que despertase se hacían casi nulas.
Negué con la cabeza. ¿Como quería que siguiera con mi vida si James no estaba en ella?
-Yo quería ser la primera persona que viera cuando despertase.- Murmuré limpiando mis lágrimas pero nuevas empezaban a salir.
-Puedo poner una foto tuya en el techo de su habitación. Así te vera cuando despierte.- Si es que despierta.
No respondí nada, no estaba de humor para bromas.
Escuché el suspiro de mamá. Podía ver lo cansada que estaba y quería hacer algo para ayudarla.
-Quiza pueda conseguir un empleo.
-Me gustaría que retomarás tus estudios, linda.- Negué con la cabeza.
¿Como no podía ver antes que el arte no era lo mío? No era buena en esto y la verdad, ya no me apasionaba para nada.
Solo había perdido el tiempo e hice gastar mucho a mi madre.
-No quiero volver a la universidad de arte.- Frunci la nariz y escuché la risa de mi madre.
-Lo sé. Puedes hacer un retorno, cielo. Da vuelta, escoge un nuevo camino y listo. Puedes hacer lo que quieras, siempre vas a tener mi apoyo.- Asentí y salió de mi habitación cerrando la puerta detrás de ella.
Sabía lo que tenía que hacer.
(...)
-¡Esto es muy emocionante!- Aplaudió la señorita Montes, que había insistido en que ahora la llamará Marisa, ya que no era más mi psicológa.
-Espero estar haciendo lo correcto.- Mire los papeles de inscripción suspirando y viendo las instalaciones del lugar.
Se puso delante de mi tomandome por los hombros.
-¿Sientes que es lo correcto?- Me pregunto mirándome directo a los ojos. Me ponía un poco nerviosa pero ya me estaba acostumbrando.
Asentí convencida de ello.
-Entonces todo arreglado. Solicité una plaza aquí para dar clases, así que si necesitas ayuda con algo no dudes en pedírmelo. No bromeaba cuando dije que tú eras mi favorita.- Me codeo sonriendo con picardía.
-Oficialmente soy de nuevo una estudiante universitaria de psicología.- Marisa apludio de nuevo gritando un poco con júbilo y varias personas nos miraron.
-Ya quiero que inicien las clases.
-Yo también.- sonrió de nuevo y juntas nos dirigimos hacia su auto. -Ahora tenemos muchas cajas que desempacar. Hay que poner en orden tu habitación.- Asentí de acuerdo con ella.
Era hora de poner todo en su lugar.
ESTÁS LEYENDO
Enfermedad Terminal
Teen FictionNo quería que su antigua yo desapareciera, me asustaba como la mierda saber que había una posibilidad de que no recordará nada. Y si ella no me recordaba, significaba que no me amaba. No más. No como yo lo hacía. No como ella lo había hecho alguna v...