No lo presiones. No lo presiones.
Me repetí viendo los dos vestidos de novia delante de mi.
Justo tenía que ponerme melancólica en la boda de mis mejores amigas, ahora sin ninguna trampa de por medio.
Le había dicho a James cuando el estaba en el hospital, inconsciente, que aceptaba ser su esposa. Sabía que en realidad eso no contaba, pero no quería presionarlo para ello. Tenía miedo de que me rechazara, de que lo reconsiderará y finalmente decidiera que yo no era lo suficiente para el.
Al parecer mi baja autoestima no había desaparecido con los años.
-¿No está chueco?- Preguntó Lex tratando de verse la peineta azul que su madre le había puesto minutos antes de irse. Yo era la única dama de honor de una boda doble. Todo un desafío.
-Está perfecto, deja de moverlo.- Le dije volviendo a poner el velo en su lugar. Lex usaba un hermoso vestido blanco perla estilo princesa, tenía escote corazón y su cabello rojizo estaba atado en un elaborado peinado en su nuca dejando solo un rizo suelto que acariciaba su clavícula. El maquillaje no podía ser más perfecto y los tacones eran hermosos. Se veía más que preciosa.
-Ya quiero quitarme esto.- Gruñó Ash alisando su vestido. El de ella era un poco más moderno. Era corte sirena y tenía encaje alrededor de los hombros creando unas diminutas mangas. El vestido tenía una cola pequeña y era lo suficientemente largo como para cubrir sus botas negras de combate.
Si su madre las llegaba a ver le iba a dar un ataque.
Su cabello en cambio estaba suelto por su espalda con tirabuzones rojizos. Su velo era un poco más modesto que el de Lex pero su maquillaje era más dramático.
Eran tan iguales, pero a la vez tan diferentes. Y ambas estaban perfectas.
-Ojalá hubiera podido contribuir más con los arreglos.- Hice un puchero entregándoles los ramos a cada una. El de Lex tenía flores rojas y el de Ash tenía rosas negras.
-Si eso hubiera pasado, habrías puesto la escultura de hielo en forma de pato.- Ash puso los ojos en blanco haciendo que sus pestañas se vieran momentáneamente más grandes.
Le saque la lengua por burlarse de mi. Ya había superado mi aflicción por los patos, pero seguía usando mi collar con un dije de uno.
Mi vestido parecía un lienzo donde habían hecho explosión dos personalidades tan diferentes. Me llegaba por encima de las rodillas y tenía una cinta alrededor de mi cintura que le daba forma.
Opté por un peinado con trenza y deje que mi mamá me maquillara junto con mi hermana, la cual gozaba de novio nuevo. Y lo había traído a la boda.
-¿Listas, señoritas?- Abrió la puerta uno de los encargados del salón y las tres asentimos. Sentía un extraño nudo en el estómago que lo identifique como nervios.
No sabía de qué estaba nerviosa, está no era mi boda.
-Acabemos con esto.- Ash agarro la mano de su hermana y salimos por el pasillo, yo iba delante de ellas sosteniendo un pequeño ramo de flores tanto rojas como negras.
Otro de los encargados nos abrió la puerta donde se haría la ceremonia y me adentré al pequeño salón donde estaba mi familia.
Al terminar el pasillo estaban Gael y César, ambos con sus trajes negros impecables. Y más atrás estaba James como su padrino.
Me sonrió dándome una repasada con la mirada de arriba a bajo sin disimular para nada a pesar de que estaba un padre cerca de el.
La gente se puso de pie en cuanto las novias entraron detrás de mi. Habían pétalos de rosa en el suelo y no quería pisarlos, pero tenía que. No había más por dónde caminar.
La decoración estaba deslumbrante. Todo gracias a la madre de las mellizas que se limpiaba las lagrimas con un pañuelo al ver a su dos hijas casarse el mismo día, cumpliendo su sueño.
Y agradecía estar aquí para poder presenciarlo.
Después de que cada una se paró junto a su futuro esposo, escuche el discurso del padre sobre el matrimonio y no pude evitar mirar a James encontrando que el ya me miraba.
No nos quitamos la vista de encima en toda la ceremonia. Sentía mariposas en el estómago y que mi corazón daba vueltas en mi pecho, una y otra vez.
-...Pueden besar a sus novias.- Cada uno se miró a los ojos antes de sellar el trato matrimonial con un beso.
Y así comenzaba sus felices por siempre.
Y me pregunté cuando comenzaría el mío.
(...)
-Eres hermosa.- Escuche una voz a mis espaldas y sentí que envolvía sus manos alrededor de mi descansando su barbilla en mi hombro, dándome un beso en el cuello.
Agarre otro pastelito de la mesa de dulces y me giré en sus brazos quedando frente a frente.
Se veía exquisito en su smoking.
-La última vez que te vi así de elegante fue en la graduación.- Sus ojos brillaron con deseo y supe que estaba recordando lo qué pasó después de la graduación.
-¿Te gusta cómo luzco?- Preguntó acariciando su nariz con la mía.
-Me encanta como luces.- Le dije besando su mandíbula dejando mi labial sobre su piel.
-Creo que usaré smoking más seguido.- Me estrechó contra su cuerpo antes de besarme en la boca. Perdí el aliento al instante. Sus posesivas manos me jalaron contra el haciéndome notar lo mucho que me deseaba en este momento. -¿Por que no salimos de aquí?- Me tentó esparciendo besos por mi cuello y hombros.
-Después de que no ayude nada con este boda, no puedo irme. Tengo que ayudar a las novias a entrar en la limosina.
-Creo que pueden arreglárselas solas.- Acaricio mi espalda baja haciendo que mis rodillas tiritaran.
-Se nota que no haz tenido que trabajar con vestidos así de esponjados.
-Me gustan más estos. Los que se quitan fácil.- Un fuego comenzó a arder en mi vientre bajo y huí de su intensa mirada antes de caer.
-No tienes remedio.- Negué con la cabeza fingiendo estar indignada para no sucumbir a la tentación de irme de aquí con el y olvidarlo todo.
-Ya que vas a hacerme esperar. Vamos a bailar.- Me estiro delicadamente de la mano hasta la pista de baile y me acercó aún más a su cuerpo.
-La canción no es lenta.- Le avise cuando me hizo poner mis manos alrededor de su cuello.
-Lo que quiero hacerte tampoco.- Me mordí los labios sintiendo que me quemaba por dentro. Quería gritar de frustración al no ser lo suficientemente valiente como salir de aquí con el. Pero tenía que apoyar a mis amigas, se irían de luna de miel, cada una a diferente país y no sabía cuando volvería a verlas. Así que me obligue a bailar lentamente con James hasta que la fiesta acabo.
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Enfermedad Terminal
Teen FictionNo quería que su antigua yo desapareciera, me asustaba como la mierda saber que había una posibilidad de que no recordará nada. Y si ella no me recordaba, significaba que no me amaba. No más. No como yo lo hacía. No como ella lo había hecho alguna v...