Delly estaba mordiendo con ganas la magdalena que le había ofrecido. Siempre le había gustado comer. Era la única niña del distrito 12 a la que le sobraban unos kilos, pero ahora estaba claro que los había perdido. A pesar de ello, yo sabía que, ahora que el hambre y la miseria habían acabado, no tardaría en volver a recuperarlos. Delly era tan cariñosa como glotona.
-Estos dos años han sido muy raros - me contaba, sin dejar de comer - Yo agradezco todos los días que Gale pudiera llevarnos al bosque a mi familia y a mí el día del bombardeo. Aún me cuesta creer que la tenga conmigo.
Yo la miré con crudeza.
-No todos tuvimos la misma suerte. Y Prim murió por culpa de Gale.
Delly paró de comer por un instante.
-No aposta. ¿Cómo iba a matar conscientemente a Prim?
-No digo eso. Pero esa bomba...
-Sí, fue fabricada por él. Pero en esta guerra ha muerto mucha gente inocente. Todo el mundo es culpable a la vez que no lo es.
-Prim no lo era.
-Ya.
Después, nos mantuvimos un rato en silencio. Eran temas demasiado complicados como para aclararlos tan rápido.
-¿Cómo está tu familia? - pregunté al final, cambiando de asunto.
-Bien. Mis padres planean mudarse al 7. Mi prima Kate se quedará conmigo. Viviremos juntas.
Yo asentí.
-Me alegro de que estés bien. Haber estado dos años metido en ese hospital del Capitolio ha equivalido a estar aislado del mundo. Me he recuperado en parte, sí, los médicos lo consiguieron, pero sigo mal y seguiré mal. Las noches son lo peor.
-Puedes contar conmigo para todo. Lo sabes, Peeta.
-Lo sé - y era verdad. Delly era mi mejor amiga desde los tres años.
Ella sonrió.
-¿Cómo está Katniss? He escuchado que volvió y he visto las luces de su casa encendidas alguna vez. Pero... Nunca la veo.
Yo sentí otro escalofrío.
-Está en su casa. Con su madre. Intentando aceptar lo de su hermana.
Delly me miró con tristeza.
-Dicen que no ha vuelto a cazar.
-Y no lo habrá hecho. Está destrozada. Y la verdad es que yo no sé qué hacer para ayudar.
Delly me cogió la mano que tenía sobre la mesa, con ternura.
-Simplemente sé su amigo. Ella te necesita más que nunca. Y también Anne.
Yo me encogí de hombros. Era un egoísta deseoso de que Katniss le necesitara.
Después, Delly habló largo y tendido sobre los cambios en el distrito 12 en esos dos años. Me contó que el Quemador se había convertido en un centro de transacción comercial ya sin ilegalidad alguna. Que Sae había abierto un puesto en donde vendía sopas con ingredientes frescos y sanos y que nadie había vuelto a probar su famoso mejunje de carne de perro salvaje. Que las minas se cerraron indefinidamente hasta que el nuevo Capitolio decidió hacer un proyecto para explotarlas nuevamente, esta vez bajo condiciones adecuadas de los trabajadores. E incluso mencionó que Zarmith Vannerstrom, un vecino, había abierto una floristería en la plaza, y le iba muy bien, porque la gente del distrito parecía tener ganas de ayudar a olvidar alegrando sus casas con flores, y flores era el producto que menos escaseaba en el distrito 12, precisamente.
Estaba ya bastante entrada la tarde cuando Delly se fue, no sin antes aceptar una bandeja de dulces que le ofrecí, y al abrir la puerta de mi casa para despedirme de ella, escuché un extraño sonido afuera.
-Eso son... ¿Gansos?