En un dia soleado

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Es extraña la sensación que se tiene cuando te das cuenta de todo el tiempo que ha pasado en realidad en tu vida. Yo había crecido entre miseria, había vivido una guerra, había perdido a mi familia, había formado una con Katniss… Mis hijos ya eran mayores, pero no me di cuenta de ello hasta el día de la boda de Finnick Odair. Todo transcurrió como se esperaba. La mañana de ese día amaneció soledada. Una preciosa mañana que empezó con una Katniss que salió de casa con Rye y Willow cogidos de los hombros, él tan alegre como siempre, con el pelo rubio peinado hacia atrás a regañadientes, y ella con un vestido azul oscuro de tirantes y el pelo suelto con una pequeña trenza al lado, con la misma cara seria que llevaba desde hacía más de una semana. No tenía ni idea de qué había ocurrido en mi familia, pero mi mujer y mi hija no se dirigían la palabra desde hacía exactamente ocho días, y Katniss se negaba rotundamente a explicarme por qué.

-Estás guapísima, Will - le dije, acercándome con una sonrisa cuando llegamos al lugar de la ceremonia. Ella me fulminó con la mirada y se dejó caer en una de las sillas, de brazos cruzados. Tenía los ojos llorosos.

-¿De verdad que no me vas a decir qué está pasando? - le dije a Katniss, sentándome a su lado.

-No es momento de hablar de eso, Peeta.

Me encontraba en la boda de una de las personas que más apreciábamos y sin embargo estaba sentado entre dos mujeres, las dos mujeres a las que más quería, que parecían haberle vendido su alma al diablo a cambio de no explotar de rabia. No entendía nada.

-¿Tú sabes qué les pasa a mamá y a Will? - me dijo Rye, acercándose a mi lado.

-No tengo ni la más remota idea. Pero lo descubriré.

Qué razón tenía.

La ceremonia transcurrió bien. Jan y Finnick se convirtieron en marido y mujer hacia el mediodía, siendo felicitados por todos excepto por una Willow que seguramente creyó que yo no la vi, pero se echó a llorar. Después de todo el alboroto de levantarnos para dirigirnos al centro del distrito a celebrar la fiesta, la perdí de vista.

-Kat, ¿te acuerdas de lo bonita que fue nuestra boda? - le dije a Katniss más tarde mientras bailábamos abrazados, con la música lenta y la gente alrededor.

-Fue más bonito cuando me lo pediste. En pleno enfado.

Me besó y me acarició la cabeza.

-Te quiero mucho, Peeta Mellark.

-Y yo a ti, Kat. A ti y a todo lo que hemos hecho y a lo que nos queda por hacer.

Ella me sonrió, echó su cabeza en mi hombro y yo acaricié sus brazos y su espalda. A mi alrededor Haymitch y Clara bailaban. Willow hablaba con Simone y Rye, con una media sonrisa y una copa de champán, y pude ver cómo ellos estaban tímidamente agarrados de la mano, a lo que sonreí moviendo la cabeza. Todo parecía normal, tranquilo. Feliz, como siempre habíamos querido. No podía pedir más en mi vida. Después de todo lo pasado y lo que no pudimos haber evitado, era un hombre con suerte.

Fin.

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