El dia

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El 25 de octubre llegó, y Effie, Haymitch, Katniss, Delicate y yo fuimos a votar juntos.

Había un gran barullo en la plaza del Ayuntamiento, en donde todos los vecinos del distrito se agolpaban haciendo cola para entrar y cumplir por primera vez con su deber democrático.

Me resultó curioso que la mayoría de la gente se había vestido más elegante que de costumbre, y esto me recordó a los días de las Cosechas, en las que los padres y madres hacían a sus hijos arreglarse para causar buena impresión. Yo aún recordaba la camisita blanca y los pantalones oscuros que mi madre me hizo colocarme para mi primera Cosecha, hacía ya ocho años. El día de antes me hizo limpiar a conciencia unos viejos zapatos de uno de mis hermanos, y no estuvo contenta hasta que quedaron relucientes. Después, por la mañana temprano, me levantó y me hizo ir a bañar más a conciencia que nunca, para después coger un viejo peine y estirarme el pelo hacia atrás. Recuerdo que yo me quejaba porque me hacía daño, pero a ella le daba igual. Después me dio un trozo de pan para desayunar, les dijo a mis hermanos que me cogieran de la mano y los tres juntos fuimos a la plaza.

Mi padre me dio un beso en la mejilla y me dijo que no olvidara que me quería y que siempre lo haría.

Por supuesto, como ya se sabe, yo no fui escogido, pero recuerdo a la chica y al chico que sí lo fueron ese año, especialmente porque nunca más les volví a ver.

Cuando después de bastante rato entramos en el Ayuntamiento, nos acercamos confusos a una mesa en la que nos atendió un hombre bastante simpático, pero también de rostro desconocido.

Yo me acerqué primero y me pidió que le mostrase mi tarjeta censal, la que había recibido el día del registro.

Se la mostré y me dio varias papeletas.

-En aquella urna del fondo tienes que echar la papeleta azul, que es la que sirve para votar al alcalde del distrito, y en esa de ahí has de echar la papeleta roja, que es la que sirve para que votes al presidente de Panem.

De repente, yo me sentí nervioso. Me di cuenta de la gran responsabilidad que suponía todo aquello. Miré a Katniss y nos entendimos.

Me dirigí a las urnas y eché mis papeletas. Después, observé cómo los demás lo hacían, y salimos fuera.

-Bueno, ya está hecho - Dijo Effie, con su tono teatral - Ahora tenemos todo el día libre hasta que sepamos los resultados, ¿no?

-Sí - Corroboró Haymitch - Todo el día para cuidar a esos gansos infames.

-¿Vas a pasar el resto del día en el corral? - Preguntó Katniss, riendo.

-Sí, ayer Peeta se coló en la cocina y me ha destrozado media vajilla.

-¡Es de porcelana! - Dijo Effie - ¡No me lo puedo creer! ¡Yo te la regalé!

-Pues ya ves.

-Peeta, ¿quieres venir a casa a comer? - Me propuso Katniss, con ternura. Yo tenía la panadería cerrada ese día, así que acepté.

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