Capítulo 62

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Si hacia frío por las tardes, las madrugadas eran un verdadero congelador. Sin importar las cantidades de sabanas y abrigos; seguía temblando como loca. Inclusive antes de dormir llamé a Kaila y a mi gata para que durmieran en la cama junto nosotros, preocupada de despertar y encontrar sus cuerpecitos envueltos en cubitos de hielo, así pasamos las primeras tres noches; luego de descubrir las estufas eléctricas en la bodega de la cabaña.

Por eso desperté temprano hoy día, por el frío. Fui al baño y lavé mi rostro y mis dientes. Bajé las escaleras silenciosamente, solo habían dos estufas: una para la habitación y otra para la cocina, por lo que el resto de la casa era una corriente de viento frío.

Hice una jarra de café completo en un termo y preparé mi desayuno.

Decidí bajar al bosque a buscar leña y encender la chimenea.

...

Me quité la bufanda, la chaqueta y el gorro y los colgué en el perchero de la entrada cuando cerré la puerta principal con los brazos repletos de leña seca. Respiré profundo y observé como mi respiración se hacía visible por la baja temperatura del exterior.

Me aproximé a la chimenea. Limpié las cenizas de ayer e hice un hueco para un papel en el centro de toda la leña, encendí un fósforo y deje que se quemara.

Nuevamente la temperatura se volvió algo mas acogedora. Calenté mis manos y me voltee a la sala de estar. Las luces de árbol navideño estaban encendidas, y Alan me observaba del otro lado.

Ambos seguíamos en pijamas navideños, los habíamos ocupado bastante y a pesar de que ya tocaba lavarlos, Alan se veía tremendamente adorable con su enterito de Rodolfo el reno.

- ¿Que haces despierto? - pregunté en una sonrisa mientras me acercaba a él.

- ¿Que haces tú despierta? Son las 6 de la mañana... Deberías estar entre mis brazos con las sabanas enrolladas en tu cuerpo allá arriba en este instante... - susurró Alan en mi oreja. Lo aparté un poquito para mirarlo a los ojos.

El levantó una ceja ante mi mirada.

- Subir esas escaleras me trae casada, - dije fingiendo esta agotada, Alan lo captó. - la sala suena mas... tentadora... - dije, mientras que con mi palma derecha empujaba el cuerpo sorprendido de mi novio contra el sofá. Le sonreí coqueta mientras comenzaba a desnudarlo.

Con su torso descubierto, me subí a horcajadas encima de él, y moví mis caderas contra su entrepierna mientras besaba y lamía su marcada musculatura y bajaba con lentitud por su cuerpo.

Alan se removía bajo mi lengua, y no tardo en comenzar a gruñir groserías.

Cuando estaba a punto de llegar algo mas abajo que sus caderas, subí a su cuello y succioné con cuidado la piel sensible detrás de su oreja, la curva que unía su cuello y su hombro, y ese hueco entre la clavícula. Mientras que con mi mano sujetaba su paquete por encima de la ropa.

Me separé de su cuerpo, excepto por nuestras entrepiernas donde yo me seguía frotando contra él, y me solté los primeros botones de mi saco, quedando cada vez con menos tela cubriéndome los senos... Dormir con bra era incomodísimo y ahora parecía una pequeña ventaja... La mirada negra de Alan sobre mi me hizo temblar.

Alan alcanzó con su boca mis pechos y se devoró cada uno de ellos hasta dejarlos duros como roca. Sus manos recorrían mi espalda acariciando mi cintura sin completamente satisfacerme lo que hacía que le rogara que me tocara más. Más.

Alan tomó impulso y me levantó del sillón conmigo en brazos. Yo enrollé mis piernas automáticamente alrededor de sus caderas. Chocamos contra una pared fría, ya no estábamos en la sala. Alan me había conducido hacía la siguiente habitación mas cercana: la cocina.

Solo por mi Profesor (#1) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora