Capítulo 36 (maratón 2/5)

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Tomé a Alan por los brazos, y subí mis manos acariciando sus hombros para ponerme de puntitas y atacar sus labios. Primero fui lenta, por lo que el pareció sorprenderse, ocupó sus manos con torpeza; como si esta fuera la primera vez que nos besáramos. Subí mis manos hasta su cuello y lo atraje hacia mi, quedando mi espalda pegada a la pared. Introduje una de mis rodillas entre sus piernas, haciendo que quedara un poco flectado, mientras que lo abrazaba con las caderas de manera que el se vio forzado a soportar mi peso con los sus muslos, así que para aminorar esa carga, conduje sus manos hasta mi cintura, para luego tomar dirección hacia mi trasero. Agradecido, lo tomo con fuerza, subiéndome un poco mas (todavía pegada a la pared) y haciéndome suspirar. Quedé mas alta que el, por lo que con mis manos libres tomé su barbilla y lo besé de nuevo; esta vez el empezaba a subir la velocidad. Ejercía presión sobre mi culo con sus dedos, y movía sus caderas de a poco. Detuve el beso para respirar, y el bajo por mi cuello. Arquee la espalda mientras el succionaba mi piel. Con suavidad acariciaba la longitud de mi muslo y se sumergía por debajo de mi camisa. Yo bajé una mano por su espalda y con la otra entrelazaba su cabello con mis dedos.

- Alisson... Por mas que este disfrutando, esta placentera.. actividad. - dijo y sonreí contra su mejilla que alcanzaba la altura del lóbulo de mi oreja. Susurraba las palabras contra mi oído y me provocaban cosquillas y calofríos. - debemos comenzar a trabajar en el artículo.

Y sin mas, el soporte que me brindaban sus piernas, sus manos presionando mi cintura, y su boca besándome con fuerza; todos desaparecieron.

La neutralidad y control de Alan surgió de una eternidad de necesidad y pasión. Fue abrumante.

El me había dejado con delicadeza en el suelo, mientras iba en búsqueda de sus cosas repartidas por mi habitación. Sin embargo se sintió como si me aventaran de un barranco en un abismo sin paracaídas.

Aclaré mi garganta y respire varias veces, no quería que me temblara la voz. Mis piernas todavía se sentían débiles y mi estomago rugía por dentro (no precisamente de hambre).

- ¿A que te refieres con el "artículo"? - lo que quise decir fue ya estamos aquí haciendo lo que se supone que hacemos ¿no?

- Me refiero al papel escrito en el cual acordamos trabajar juntos. Eso es lo que tenemos que hacer. - el abrió su bolso, y encendió su computador, instalando sus papeles y carpetas tal como si fuera su casa. En un abrir y cerrar de ojos, mi escritorio se había convertido en un equipamiento digno de una oficina de editorial. Tragué duro.

Alan me miro, yo seguía con el cabello desordenado, la camisa abierta hasta la mitad, los labios hinchados y la falda media subida. Amarré mi cabello y alisé mi falda. Tomé asiento a su lado.

Miré sus manos, grandes con venas remarcadas y que resaltaban de su piel. El pliegue de su camisa volvía a estar abrochado, y un reloj de plata varonil adornaba su muñeca junto con una colección de bellos cafés y rubios que seguramente continuaban por recorrer su brazo.

Me tardé mas de un minuto en idearme en la cabeza, que verdaderamente el deseaba trabajar en un artículo de verdad, y que este no era solo una estupida excusa para pasar tiempo conmigo. Debíamos trabajar de verdad.

- En que piensas. - susurró el.

- En lo ocupadas que tienes las manos. - dije. Me sonrojé de golpe por haber hablado sin censura. El se volteó a mirarme pícaro y yo, por mi parte, no conseguía desviar mis ojos del teclado de su computador. Sus manos.

- ¿Preferirías mis manos en algún otro lado? - contesto. Negué con la cabeza, consumida por el nerviosismo. De Pronto sentí una necesidad brutal de abrochar mi camisa y de abrigarme con mi habitual polar, eso hice. Si Penny estuviera aquí, me quemaría viva solo por llevar puesto mi polar de cuello alto, mangas largas y medio grande, negro.
Alan había vuelto su atención a la pantalla, y escribía párrafos y párrafos sin parar.

Solo por mi Profesor (#1) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora