Capitulo 21

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- No aquí.. - susurro Alan parándose ante mi encuentro con el.

- ¿Porque no? - pregunte con voz de inocente mientras me apegaba a el y trataba de quitarle la chaqueta.

El suspiraba ansioso pero trataba de mantener la compostura

- Las paredes no son lo suficientemente gruesas...

El había localizado sus manos en mi cintura y apretaba con fuerza, luego me tomo y me sentó sobre su escritorio

- Seré silenciosa.. - dije victoriosa cuando logre quitarle la primera prenda.

- Créeme. No te vas a poder aguantar. - mis manos fueron a parar en sus mejillas luego de desabrochar alguno de los botones de su camisa con tal rapidez que el abrió la boca sorprendido, dejándome paso libre para introducir mi lengua por fin.

Entonces uní nuestros labios en el momento perfecto. Todavía sorprendido, abrace su cintura con mis piernas, dejando un pene a la altura de mi estomago.

La calentura del momento no me dejaba pensar con claridad, es como cuando se te cierran los párpados de cansancio y simplemente no lo puedes evitar. Mis manos bajaron por su cuello mientras que nuestras lenguas se encontraban. Lo tome por la corbata e interrumpí el beso.

- Esta bien. - dije aferrándome a la tela. - vámonos de aquí, pero ya. No tenemos tiempo que perder.

El me beso cortamente los labios mientras tomaba su chaqueta y su maletín.

- Me lo agradecerás. - dijo sonriendo. Yo reí con insuficiencia como diciendo "Ja, claro".

Contuve una carcajada cuando salimos al pasillo de los profesores, Alan se notaba solo un poco complicado maniobrando su maletín y su chaqueta para cubrirse el paquete.

Llegamos al carro de Alan, el cual ya sabia que acostumbraba a aparcar a la esquina sur del instituto cerca del jardín de cosechas de un grupo ecologista de la escuela.

No podía parar de mirarlo. ¿Como habría dudado alguna vez en decirle que no? se me hace imposible no estar cerca de el. Sigo tratando de empapar mi cerebro en la idea de que tengo la fuerza que se requiere para oprimirme, no la tengo. Espero todos los días cada minuto a encontrar con una excusa que me permita ver a Alan, con suerte, que el también me vea a mi. Imaginando, por ejemplo, si voy a centro comercial, encontrármelo mientras me pruebo ropa, sexo en una de los vestidores. O quizá, toparnos en una restorant, yo con mi familia y el con la suya, lanzándonos desde las esquinas opuestas de la sala miradas indiscretas, fingiendo que estamos solos.

No estamos solos, es esa la verdad. Siempre acompañados de la conciencia que me grita que le impido formar su carrera. Que esta socialmente mal visto. Prohibido legalmente. Suena mas sexy y muy cursi, en parte lo que le da la fantasía a la relación. Pero ese vapor empañador que provoca el deseo por fin apaga un poco la voz de esa irritable conciencia, por lo menos le baja el volumen de manera notable.

Mi mente y sus pensamientos se desvanecieron cuando su mano se poso en mi muslo interno, y comenzó a subirme la falda. Su mano derecha, grande y ágil se abría camino por sobre mi, y no pensaba oponer resistencia. El frío metálico del reloj de mano que llevaba él a la muñeca me provocaba cosquillas, mis manos inquietas se posicionaros una en el extremo de mi silla, tomándola con fuerza, provocando que mis nudillos se tronaran blancos, y la otra sobre su mano, apretándola un poco pero no demasiado, alentándolo.

Mordí mi labio inferior con fuerza cuando un dedo curioso removió mis bragas y tomaba su tiempo jugando con mi botón para luego encaminarse un poco mas abajo, hacia mi entrada.

Ronroneaba inconsistentemente y solo aveces notaba las reacciones de Alan ante mis gemidos. La mas notoria era su ya inescondible erección.

Su dedo se metía con brusquedad en mi interior, rápido y con fuerza. Al introducir un segundo dedo lleve casi como un reflejo mi mano a su entrepierna, y comencé a acariciar sin piedad la longitud exitada.

Ahora si sus reacciones eran claras y muy reconfortables. Me encantaba escucharlo, me encantaba tocarlo. Me encantaba el.

Sus dedos, mi mano, sus jadeos junto a los míos, y la desesperación de darnos placer se multiplicaban en el ambiente del auto, y una parte de mi rogaba internamente porque Alan detuviera el carro y reemplazara sus dedos por su pene ahora mismo, en parte porque no podía aguantar mas para llegar al orgasmo, y en parte porque no quería tener un accidente, resultaba que podía ser una gran distracción una masturbación a la mitad de una carretera. Sin embargo no podía parar de pedirle mas.

- Quizá... Quizá no sea tan buena idea ir a mi casa. - dije cuando note vagamente las casa de mi vecindario. - Mamá podría estar en casa, ¿Tu... ¡Aaahhhh! - me interrumpió un dedo consecutivo invasor, abrí mas mis piernas en señal de bienvenida. Me costo tomar de vuelta el hilo de la conversación, ya que su dedo gordo se movía circularmente en torno a mi clítoris. - ¿Tu.. Vives solo?

- Mmjmm... - fue su única respuesta, pero doblo en sentido contrario a mi casa. En una luz roja el mismo me ayudo a desabrocharle el pantalón y el cinturón por completo. - ¡Ah! A..aa.. Alisson... - dijo medio en pregunta medio gruñido luego de un rato de que se me acalambrara la mano. - creo que.. Creo que estoy apunto de correrme y.. Y este es el auto de mi padre. - las palabras me clavaron directamente allá abajo, y no pude evitar gritar. El estomago se me removió de solo pensarlo. Mi mano, la cual se hallaba rodeando con postura firme el pene de Alan, mientras subía y bajaba con velocidad, se detuvo, y el se quejo con anticipación mientras con mi mano restante, tomaba la suya que estaba entre mis piernas para retirarla y posarla en mi pierna. Entonces me incline en la falda de Alan.

- Mas te vale mantener la mirada y la concentración en la calle. - amenacé.- Mira que si nos morimos en un accidente, te mato.

Su sonrisa me hizo contener el aliento. Cosa mas imprudente que esa sonrisa, no existía.

Y a continuación introduje lo que cupo en mi boca de su masculinidad.

Su miembro, caliente y duro, estaba que explotaba, lo podía notar en como se remarcaban las venas impacientes por dejar salir el contenido del interior de Alan. La acción me golpeo brutalmente, y tuve que contenerme para no empujar un poco mi boca hacia afuera, hacia demasiado tiempo que no hacia una mamada, y este pene en particular no contribuía mucho con su extrema longitud e hinchazón.

Trate de no rozarlo mucho con los dientes y ocupar la lengua, mientras que masturbaba lo que no alcanzaba en mi boca con una mano y me apoyaba entre sus piernas con la otra. Estaba horriblemente incomoda, pero la exitación me impulsaba hacia delante. Estaba medio en cuatro, enfocada en el disfrute de él. Definitivamente la mano que él posó en el cachete de mi trasero para luego introducir uno de sus dedos largo dentro de mi me incentivo de manera destacable.

Subía y bajaba, subía y bajaba. A veces subía hasta la punta y succionaba. Esas ocasiones en especial, Alan susurraba comentarios grotescos y morbosos. Me gustaban tanto que lo hacia con mas fuerza para que el los repitiera e inventara sucios pensamientos en voz alta que lograban todavía darme mas placer al combinarlos con sus generosos dedos que seguían el ritmo de un reloj constante al introducirse en mi, segundo por segundo.
Lo que mas me costaba de todo era aguantarme los gemido que no podía solar con su miembro en la boca.

Cuando decidí que ya había tenido suficiente, la mano con la cual me apoyaba, pase el peso a mi codo y con la palma amortigüe sus bolas acariciandolas suavemente, para luego tomar una gran porción de aire por la nariz, y succionar todo lo que podía hasta llegar limite de las arcadas.

Su líquido lleno mi boca completando cada espacio que había reservado para el en mi, e hice todo mi esfuerzo por tragarlo consecutivamente con no perder el ritmo de la mamada, al menos traté. Sentía que me ahogaba y no se acababa, mire un poquito hacia arriba y la expresión de Alan superaba todas las expectativas, succioné de nuevo y se intensifico. Reí internamente ante mi poder. El se había aparcado y sostenía mi cabello con fuerza.

Cuando terminó, tarde un poco en recobrar el aliento. Había sido casi cercano a la adrenalina. Demasiada pasión.

- Creo que podríamos comenzar a compensarle por su excelente trabajo, señorita Peters. - dijo guardando un poco su paquete en los pantalones, mientras yo me limpiaba los contornos de mis labios con mi poleron y lo miraba con atención, él me miraba con lujuria. - Estoy pensando...- su cuerpo se empezaba a acercar al mío con lentitud. Yo no podia siquiera pensar cuando lo tenia adelante. - podríamos entretenernos mucho los dos. Hoy. - Aclaro, en otras palabra "Solo hoy" -  ¿Cree señorita Peter que puede aguantar un día completo a solas conmigo encerrados en un cuarto? ¿Le parece esa una propuesta... Gratificante?

Gemí en respuesta contra sus labios.

Solo por mi Profesor (#1) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora