Nael.Estaba en la panadería comprando unos bizcochos para los pequeñines antes de irlos a visitar.
-Deme 10 de chocolate y 10 de frutilla.
-¿Para llevar o para servir? -preguntó amablemente una chica bastante joven.
-Pues no creo que me pueda comer sola todo eso, deme para llevar -la chica soltó una pequeña risita por mi comentario.
-Como diga -atendió mi orden y me entregó lo que le pedí en dos bolsas grandes de papel. Le dí el dinero y salí.
Iba buscando las llaves de mi descapotable en el bolso cuando sentí un empujón y luego un dolor inmenso en mi trasero cuando caí al suelo junto con lo que había comprado.
El gilipollas que me hizo esto, las iba a pagar.
-Lo siento mucho, no fue intencionalmente... ¿Nael? -me extendió la mano y empezó a carcajear.
-Que bonita manera de saludar a alguien, Lorenn -no tomé su mano, me levanté sola y acomodé mi falda. Seguía riendo el muy descarado.
-De verdad lo siento mucho, es sólo que venía a comprar un jugo y me distraje viendo ese precioso descapotable.
-¡Eh! Deja de ver mi auto, tu tienes el tuyo y deberías ser más cuidadoso cuando andas por la calle -me fijé en los bizcochos estropeados en el piso-. ¡Mira lo que hiciste!
hizo caso omiso a mi reclamo y continuó mirando el auto.
-Así que este es tu carro nuevo. Felicidades, buena elección Laúz.
-Gracias y ahora si me permites, tengo cosas importantes que hacer -cogí mi bolso que se había caído y caminé otra vez hacia la panadería.
-¡Espera! -sentí su mano en mi brazo y me giró para que lo mirara.
-¡Suéltame, tengo que irme!
-Deja que compre los dulces, para reparar el daño -dijo señalando el piso donde yacían los dulces-. Son para los niños ¿verdad?
-Sí. Pensé que te habías olvidado.
-No, no, para nada. Fui a tu oficina y no estabas, luego vine a comprar un jugo porque yo no se donde queda el orfanato, entonces supuse que no te vería hoy.
-¿A mí o a los niños?
-A los niños y a ti para que me lleves con ellos -lo miré a los ojos azul intenso que tiene y estaba un poco nervioso-. Deja que compre las golosinas, por favor.
-Que más da -sonrió satisfecho y entramos a la panadería.
Luego de comprar otro tipo de dulces, fuimos al orfanato, él en su carro y yo en el mío. Nos recibió la señorita Dell con una gran sonrisa y entramos al patio donde estaban jugando mis niños. Axel lucía muy contento.
-¡Miren... Es Nael! -dijo el travieso Thomas y todos corrieron hacia mí y me abrazaron.
-Tranquilos mis niños. Hoy traje un cuento muy bonito -los miré con ternura-. ¿quieren escuchar?
Todos soltaron un ¡Eh! acompañado de un ¡Sí!.
-¿El es tu novio, Nael? ¿Dónde compro uno? ¿Quiero uno guapo como él? -dijo la extrovertida Samanta halandome la falda de abajo hacia arriba en repetidas ocasiones. Solté una carcajada y Axel hizo lo mismo mirándome divertido.
-No, mi niña. Es un amiguito nuevo que traje para ustedes, su nombre es Axel -me agaché para darle un beso en la frente a la pequeña pelinegra.
-¡Tenemos nuevo amigo, se llama Axel! -grito Samanta y todos los niños corrieron hacia él y lo empezaron a abrazar.

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Solo mía
RomantizmNunca habría imaginado que la rutina que había establecido en mi vida cambiaría en menos de lo que dura en pestañeo. Un pestañeo, solo eso un pestañeo fue lo que destapó un mar de secretos y de sentimientos que jamás había experimentado de forma tan...