Axel.Su rostro es una hermosa poesía que me encantaría redactar letra a letra. Sus ojos iluminados por los reflectores que daban vida a el hermoso lago que se extendía a nuestros pies. Los árboles son dueños de la estancia y las hojas caen de poco a poco por la leve brisa de aire que nos rodea. Toma mi mano y la aprieta con fuerza.
-Es hermoso, Axel -dice mirándome a los ojos y una sonrisa enorme se forma en sus labios.
-Aún falta, no desmayes -bromeó y la acerco más a mi para rodearla por detrás con mis brazos.
-¿Para qué me has traído? -me suelta y se acerca en tres zancadas al pequeño puente que hay en la orilla del lago, se inclina y toca el agua con sus dedos-. Está calentita -vuelve el rostro hacia mi y sonríe.
-Aquí te quería traer el viernes -hago una pausa para acercarme a ella-. Odio haberte fallado y solo quería decirte que quiero lo mejor para ti, Nael.
-Ya pasó, Axel -se pone de pie-. No recordemos el pasado ¿si? -me abraza por la cintura y yo la imito.
Suspiro por su manera de comportarse conmigo y me permito pensar que ella me tiene embelesado con cada fibra de su ser.
-A veces siento que no te merezco -admito.
-No hables tonterías, Lorenn -me pellizca un costado.
-Ven, quiero mostrarte algo especial -tomo su mano y me sigue mis pasos-. Pero cierra los ojos.
-Pero me voy a caer -dice a mis espaldas, me detengo y volteo a verla.
-Confía en mí.
Caminamos hacia un costado del lago y ahí está...
Mi refugio arquitectónico.
Volteo a verla mientras continuamos caminando y se me ocurre algo mas práctico.
Suelta un gritito y luego empieza a reír.
-¿Qué haces? -pregunta entre risas cuando la he tomado en mis brazos, como si de un bebé se tratara.
-Te ahorro la caminata -voy a paso lento por el sendero de pequeñas luces que iluminan el camino hasta mi guarida-. Más te vale que no abras los ojos.
-No los abro -levanta su mentón y sonríe.
¡Joder!
Que hermosa. Sus largas pestañas cubren como sábana sus preciosos ojos cerrados. En este momento solo me permito pensar en ella, en que quiero hacerla feliz a como de lugar. Mil sonrisas en sus labios, cero lágrimas en sus preciosos ojos oscuros como la noche.
-¿Ya los puedo abrir? -vuelve a preguntar ente risas mientras aferra sus manos a mi cuello.
-Ya casi -digo cuando me faltan solo unos metros para llegar a la puerta-. Ahora -ordeno una vez que hemos llegado al portal y la he puesto de pie.
Con esa sonrisa que ha conservado en su rostro abre lentamente los ojos y luego su boca cuando ve mi pequeña casa. Espera justamente esa reacción.
Hace mucho tiempo me había planteado tener una casa en el bosque. Es tan natural y alejado del estrés de la ciudad que rápidamente me puse a ello. Me demoré algo de tiempo haciendo los planos para poner en marcha la construcción, pues quería que todo fuera perfecto y que este fuera un lugar cómodo para poder descansar unos días. No había pasado aquí mucho tiempo desde que estuvo lista, pues el trabajo me mantenía muy ocupado. Solo estuve aquí en dos ocaciones, primero para acomodar todos los muebles y después me quedé a dormir un día que había discutido con mi hermana por sus malos gustos al escoger un chico. Tengo que reconocer que me enfada muchísimo que siga enamorada de su ex novio, él siempre le ha sido infiel pero ella sigue ahí. Mi hermana se merece mucho más.

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Solo mía
RomanceNunca habría imaginado que la rutina que había establecido en mi vida cambiaría en menos de lo que dura en pestañeo. Un pestañeo, solo eso un pestañeo fue lo que destapó un mar de secretos y de sentimientos que jamás había experimentado de forma tan...