Capítulo 55

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Nael.

Presiono muchas y repetidas veces el botón del ascensor. No puedo estar ni un segundo más aquí. Mi corazón acaba de romperse en mil pedazos y mis ojos son los causantes de una lluvia torrencial en mi rostro.

Venía con la mejor de las intenciones a arreglar las cosas con Axel, debo admitir que tomé una decisión equivocada al alejarme de él pero ya veo que no estaba tan equivocada como creía.

Entré a su casa porque la puerta estaba abierta y entonces al ir a su cuarto y verlo con esa chica semidesnuda y él igual no supe que hacer más que correr.
No lo culpo, ella es muy bonita, tiene largo cabello como a él le gusta y una figura esbelta... es mejor que yo.
Nunca en mi vida me había sentido con una autoestima tan baja como la tengo ahora, necesito estar en un lugar a solas y llorar hasta que no me queden más líquido en el cuerpo.

Escucho unos pasos atrás de mi y volteo, es él.

Preciono con más ganas el botón, pero se está demorando mucho en subir. Seco mis lágrimas con mi abrigo y decido bajar por las escaleras.

-¡Nael, espera! -grita el muy descarado.

No hago caso a sus palabras y empiezo a bajar por las escaleras lo más rápido que puedo, el viene detrás de mi pidiéndome que pare, pero no lo hago, no pienso hacer nada de lo que me diga. Volteo a verlo y viene muy cerca.

-¡Necesitamos hablar!

Sus palabras duelen y continúo llorando, no hay nada de que hablar.

Cuando he bajado tres pisos me detengo al ver que el ascensor se abre, salen unas personas y voy hasta el, entro y aplasto el botón de forma rápida para bajar a la primera planta pero antes de que se cierre la puerta, él entra, cierra la puerta y empezamos a descender.

Me voy a una esquina, lo más lejos que me es posible de él, no quiero que hable ni siquiera. Sus ojos me observan con dolor y yo... yo en este momento lo único que siento es decepción.

-Nael...

-Ni siquiera pronuncies mi nombre -le interrumpo con voz temblorosa de tanto llorar.

-Déjame explicarte lo que sucedió -intenta acercarse.

-No te acerques -digo fría cerrando los ojos-. ¿Qué me vas a decir? -vuelvo a mirarlo y se ha quedado donde estaba-. No es lo que parece -imito su voz.

-No es lo que parece -dice serio.

-Sé perfectamente lo que vi, no hay ninguna explicación para eso -se me quiebra la voz-. Vine con la intención de arreglar las cosas y me cuentro con tu nueva novia, pensé... pensé que todo lo que me decías en aquella carta era cierto, todo ese amor que decías sentir solo fueron palabras y...

-Todo lo que escribí en la carta es cierto y ella no es mi novia, tú eres mi novia -sus ojos están rojos, como si quisiera llorar.

-Era tu novia, ya no más. Se acabó nuestro sufrimiento.

Le doy la espalda y puedo ver a través del cristal como la lluvia cae sobre el. Hasta el cielo está triste, vaya...

Sus manos sujetan mi brazos por detrás y luego me abraza.

Idiota... me haces llorar más. No me separo de sus brazos, porque la verdad es que lo he deseado tanto. Me permito seguir derramando lágrimas y entonces besa mi cabello.

-Lo siento -susurra.

Lo aceptó.

Escucho abrirse las puertas del ascensor y me suelto de su agarre para luego salir, sin mirar atrás.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora