Capítulo 4

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Axel.

Cuando ví a aquella chica entrar a la sala, quedé impactado, su cabellera larga y ondulada color castaño claro, sus ojos café oscuro que se posaron en mí inconscientemente mientras yo hacía lo mismo sin que ella se diera cuenta, ese conjunto de ropa color blanco que resaltaba muy bien sus curvas, y esos labios gruesos de color rosa, me habían sorprendido desde aquel instante.

-Nael, él es el señor Lorenn- dijo Marcos y me levanté para acercarme a ella- él es el dueño de la empresa que ya te había mencionado con anterioridad.

-Mucho gusto- tomé su mano, eran tan suaves.- Axel Lorenn, para servirle- dije y deposité un beso en el dorso de su mano.

-El gusto es mío- me dedicó una mirada avergonzada. -Nael Laúz.- y luego colocó su mano atrás de su espalda.

Algo me dice que la intimidé.

-Bueno, comencemos con el acuerdo- dijo Adela y ambos asentimos al mismo tiempo.

En el transcurso de la reunión, yo no paraba de mirar a tan adorable criatura, estaba estudiando sus gestos faciales y movimientos. Ella me miraba disimuladamente cada cierto tiempo y yo le sonreía cada vez que lo hacía.

Mi padre y yo estamos empezando un nuevo proyecto, se trata de un edificio que queremos construir, para la ampliación a nivel extranjero de nuestra asociación de Arquitectos, tenemos las extensiones de la empresa en más de 20 Estados y decidimos que era hora de empezar el negocio a nivel internacional.

-Entonces ¿esta usted de acuerdo con que nuestra empresa suministre todos los materiales para la construcción del edificio?- preguntó  ella con una mirada firme hacia mí.

-Estoy de acuerdo, ¿Incluye la movilización de los materiales hasta México, Cancún?- pregunté mirándola fijamente a esos ojos dulcemente color café que trataban de ser intimidantes.

-Sí, nosotros nos encargamos de eso- dijo muy segura.

-¿Dónde firmo?- se levantó de su asiento de acercó a mí y me extendió los papeles.

-Aquí- dijo señalando una línea con su dedo.- Y aquí- señaló otra.

Firmé los papeles, estaba seguro de que no íbamos a perder nada con mi padre, el contrato era muy serio y me aseguré con mi abogado de que todo estuviera en orden.

Cada uno nos levantamos de los asientos, luego de que Marcos diera por terminado el acuerdo y Adela nos agradeciera por nuestra presencia.

-Fue un gusto volverlos a ver Marcos y Adela- les extendí mi mano en forma de despedida la cual cada uno de ellos tomó de manera educada.- Y un honor haberla conocido, señorita Laúz- dije tomando su mano.

-De igual manera, señor Lorenn- me miró seria.

Al parecer no soy tanto de su agrado como creía.

Mi abogado y mi guardaespaldas se despidieron de la misma forma que yo y luego nos retiramos de la sala de conferencias. Nos dispusimos a bajar por el ascensor y una segundos antes de que se cerrara, entró ella contoneando sus caderas. Aplastó el botón de planta baja y empezamos a descender.

-Así que... ¿Me está siguiendo?- dije tratando de hacerla intimidar, pero no funcionó.

-Solo vine por este medio porque tengo prisa en llegar a la planta baja, no porque me agrade su presencia- dijo mirando al frente.

-Deberíamos tener una buena relación, ya que estoy iniciando un contrato con su compañía, señorita Laúz- dije con un tono de voz firme.

-La relación es laboral y nada más, trabajo es trabajo, y si me disculpa... - se abrió la puerta del ascensor- ya me tengo que ir, que tenga buen día- dijo saliendo.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora