Solo mía

Capítulo 54

Axel.

Espero que la carta que le escribí la haga entrar en razón, nosotros podemos solucionar muchas cosas juntos, no separados.
Si supiera cuanto la amo, si supiera la inmensidad del amor que siento por ella se daría cuenta que su lugar esta conmigo y no sin mi.

Quisiera ir a verla, trepar por su balcón sin que sus padres se den cuenta de mi presencia y besarla hasta que se nos acabe el aliento, pero no sé cuál sea su decisión, es el momento de que ella me haga saber si quiere continuar con esto o no.

Imagenes de ella pasan por mi mente en forma de película y no puedo evitar que una erección haga presencia.

Joder...

Si la pierdo no sé que voy a hacer con mi vida.

Cierro los ojos y suspiro profundo tratando de calmarme mientras el agua me recorre el cuerpo, cierro el grifo de la ducha, salgo y tomo la toalla, empiezo a secarme y escucho la puerta sonar.

¿Será Nael? Espero que así sea. De repente crece mi la ilusión de verla en la entrada mi departamento y escucharla decir que quiere volver a intentarlo.

Me apresuro en ponerme unos pantalones de chándal y salgo al salón para abrirle la puerta. Al hacerlo no es la cabellera corta que quería ver, sino una cabellera pelirroja y larga la que encuentro.

Jeny.

Un pinchazo siento al verla porque en realidad queria que fuera Nael.

Sus ojos recorren mi abdomen húmedo y sus mejillas se encienden de inmediato. La situación me causa gracia.

-Hola, Jeny -la saludo sosteniendo la manija de la puerta.

-Ho... hola, Axel -sonríe levantando la mano y esta parece temblar-. ¿Puedo pasar?

-Claro -abro más la puerta y la dejo pasar.

Sus ojos recorren toda la estancia y parece asombrada. Me doy cuenta que en sus manos trae una bandeja con algo pero no sé con exactitud qué es.

-Me encanta tu departamento -camina hasta el salón-. ¿Puedo sentarme?

-Por su puesto -cierro la puerta y me movilizo hasta la cocina-. ¿Quieres algo de beber? -le pregunto mientras me sirvo un vaso de agua.

-No, muchas gracias.

-¿A qué se debe tu visita? -me siento al frente de ella en un sillón.

-Pues he traído una tarta de manzana que he prepadado con Ana Lu.

Esas palabras me hacen recordar automáticamente a alguien.

Tarta de manzana: Nael.

Desearía que ella hubiese traído la tarta y no Jeny.

Me rasco el mentón y siento mi barba escasa. Debería afeitarme pero simplemente no lo haré hasta que Nael vuelva a mi y si no vuelve pues seré un joven con aspecto de viejo, eso o que mi hermana o mi madre hablen sobre lo apático que me veo con una barba como la de Daniel Bryan.

Jeny chasquea los dedos frente a mi y vuelvo a la tierra, no sé en que momento pasé de tartas a barba de viejo.

-¿Estás bien? -me observa extrañada.

-Si, si, es solo que me puse a pensar en que estoy lleno.

-Siempre hay espacio para el postre -sonríe y al instante ríe.

-En eso tienes razón -me río con ella-. ¿Cómo sabías que este es mi departamento? -pregunto al recordar que nunca le mencioné en que número vivo.