Capítulo 57

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Axel.

-Y discúlpame por haberte causado problemas -Jeny toma sus maletas del piso y me da un beso en la mejilla.

-Tranquila, ya pasó y solo nos queda aprender, suerte de regreso a Nueva York -le sonrío y cuando se da la vuelta se me ocurre algo-. Y no vuelvas a entrar en casas que encuentres en los bosques -me río.

Ella hace lo mismo y me da una mirada de reproche.

-No lo haré -se sube en el ascensor y la pierdo de vista.

Jeny de alguna manera me ayudó a volver a restaurar la relación con Nael, aún no estamos juntos pero que me permita acercarme a ella es un avance. Debo confesar que he tomado cursos con mi hermana para aprender a ser romántico y de ahí me salió la idea de la caja y la tarjeta. Sentí decepción al ver cómo Nael reaccionó cuando creyó que le estaba pidiendo matrimonio de nuevo. No volveré a hacerlo, en la carta le dije que todo sería cuando ella quisiera.

Cierro la puerta de mi apartamento y me meto en la cocina, tengo mucha hambre, en la tarde no comí nada por tener mucho trabajo y la verdad estoy muy cansado.

Tomo unos huevos de la nevera para hacer omelets y mi teléfono suena en mis pantalones.

Thiago Stone.

-Hola, hermano -saludo.

-Hola compadre, llamaba para avisarte mañana Tyna va a realizar una fiesta en honor a los cincuenta años de vida de nuestra empresa ¿Vas a venir?

-No lo sé, tengo mucho trabajo para el viernes y no sé a que hora termine -pongo el teléfono en altavoz y lo dejo sobre el mesón- ¿Nael irá?

-Ya le pasaron invitación, pero no ha respondido, también a sus padres, ellos si vendrán.

-Te confirmo mañana, ¿vale?

-Espero verte aquí, sabes lo bien que les caes a mis padres y espero que las cosas con Nael vuelvan a la normalidad. Nunca pensé que gracias a ti conocería a la gran mujer que ahora tengo a mi lado, gracias por llevarme a esa fiesta en la playa.

-No me des las gracias, ese día fuimos dispuestos a coquetear por montón y a final de cuentas quedamos enganchados.

-Es cierto, te veo mañana. No faltes, por favor -cuelga.

La verdad no me entusiasma mucho la idea de ir a aquella fiesta de gala, pero debo ir. No solo por Thiago, también por sus padres, ellos me quieren como un hijo.

El hambre se me va y decido guardar los huevos y servirme un vaso de leche. Voy hasta mi habitación y me quedo profundamente dormido en cuestión de minutos.

-¿Acepta usted a esta mujer, para amarla y respetarla, acompañarla en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe? -me pregunta el cura con una sonrisa radiante.

Tomo las manos de mi futura mujer y observo nuestro alrededor, familiares, amigos y conocidos estan aquí, en el día más importante de mi vida. Aún no lo puedo creer, me voy a casar con Nael.

Observo su rostro lleno de seriedad, y sus ojos no reflejan amor ni pasión, parece obligada y triste por estar aquí en este momento. La obligué, si, la obligué. Ella no quería casarse conmigo y le dije que si no se unía a mi yo me suicidaría y ella para no cargar con esa culpa accedió.

Pero... no. No le puedo hacer esto a la mujer que amo si ella no quiere estar conmigo, nada puedo hacer. Debo dejar que se vaya.

Todos me miran a la espera de mi respuesta y...

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora