Capítulo 34

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Axel.

-Me vengaré por esto, inútiles -se queja Rick cuando pasan por nuestro lado y arrastran la camilla de emergencias hasta la ambulancia.

-Silencio, Madons. Recuerda que todo lo que digas puede ser usado en tu contra -Ross habla a nuestro lado, Nael me abraza con fuerza y yo paso mis brazos por sus hombros.

Se va la ambulancia con Rick herido de bala en una de sus piernas gracias a Nael, ella suelta un fuerte suspiro y solloza en silencio.

-Fue muy valiente de tu parte hacer aquello después de todo lo que pasó. Los llevaremos hasta sus respectivas casas -Ross se sube a la patrulla y nos llama con la mano.

-No hace falta, ella se quedará conmigo -le informo, él asiente

-Más tarde necesitamos hacerte unos exámenes médicos, Nael. No lo olvides. Hasta entonces. Axel muchas gracias -se empiezan a marchar todas las patrullas que asistieron y poco a poco nos envuelve la sólida noche.

-¿Conoces al detective? -pregunto de repente por la forma en la que él socializó con ella.

-Si -asiente-. Él lleva el caso de mi padre. ¿Tú lo conoces?

-Es amigo de mi padre -cruzamos miradas y sus ojos están llenos de algo que no sé como describir, podría ser dolor, tristeza ¿lástima?

Cuando abro la boca para hablarle alguien toca mi hombro.

-Por fin se acabó nuestro infierno -la voz de Thiago me hace voltear y nos damos un fuerte abrazo de hermanos.

Thiago siempre será mi hermano de otra madre. Hemos estado juntos en esto de principio a fin y no nos hemos fallado.

-Por fin podremos respirar tranquilos -lo suelto y vuelvo a abrazar a Nael.

La idea era que los policías entraran haciéndose pasar por simples espectadores y así fue. Cuando me tuvieron de rehén no lo teníamos previsto pero era una situación no tan difícil de salir, todo iba bien... hasta que vi a Nael entrar por la puerta que yo tantas veces había salido victorioso y pocas veces derrotado.

-Alish no sabe nada de esto. Agradecería que no le contarás nada -Thiago se dirige a Nael.

-No pasa nada, no le diré. Te aseguro que me gustaría estar como ella, viviendo en la ignorancia de este asunto -suspira ruidosamente.

-Lo siento mucho, Nael -Thiago se remueve incómodo-. Vamos a casa.

Subimos en el carro de mi amigo, puesto que ahí hemos llegado. Él maneja y yo voy atrás con Nael, no tengo idea de cómo pudo llegar hasta el hotel abandonado. La siento en mis piernas y trato cubrir las suyas con mis manos. Suerte que mi  sudadera es lo suficiente grande para cubrirla lo necesario, de lo contrario me hubiera vuelto loco por tantas miradas que le hubiesen puesto en cima.

El camino transcurre en silencio y Nael se ha quedado dormida rápidamente pero aún asi parece atormentada.

-No puedo creer lo que le ha pasado -la mirada de Thiago se cruza con la mía a través del retrovisor.

-No sé como sentirme ni siquiera -miro por la ventana a la nada.

-Será algo difícil de superar -cambia de marcha al adentrarnos un poco en la ciudad.

-Lo sé -bajo mi mirada hacia su rostro y beso su cabello.

Atravesamos la ciudad en el mismo silencio y llegamos hasta el edificio de mi departamento. Me despido de Thiago.
Cuando paso por el vestíbulo el encargado me observa detenidamente pero prefiere no decir nada.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora