Capítulo 42

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Nael.

Termino de secarme el cabello y voy hasta mi cama, me acuesto sobre él, apoyando mi cabeza en su pecho y mis dedos acariciando su cabello.

Estamos desnudos en cuerpo y alma. Estoy segura de que no tenemos secretos, ni yo a él, ni él a mi. Cierro los ojos e inhalo su aroma, ese que tanto me enamora y me embriaga.

-No sé qué hice para merecerte -su respiración agitada choca en mi cuello y besa mi hombro-. Pero tuvo que ser algo realmente asombroso.

Después de lo que acabamos de hacer mis energías están por los suelos y solo quiero dormir.

-Estoy tan enamorado de ti que me cuesta pensar con claridad cuando estas cerca. Yo nunca creí estar tan comprometido con alguien hasta que te conocí. Me encantas -besa mi cabello y mi corazón se ha acelerado al escuchar sus palabras-. Me encanta todo de ti, Laúz. Puedes ser inocente y pervertida, sol y luna, agua y fuego -suspira-. Estás cambiando mis prioridades...

-Este es un intento de poeta -sonrío.

-Tu eres poesía, amor -me estrecha más con sus brazos y ejerce presión sobre mi.

-Me estas asfixiando -digo con voz ahogada y me suelta un poco.

-Me sorprendiste con esa lencería -pellizca mi trasero y luego me da una fuerte nalgada.

La idea era mía pero quien me ayudó a escoger la lencería fue Milliam. Cuando me encontré con ella y su madre fuimos por un café las tres y la pasamos muy bien, son demasiado optimistas ambas, luego fuimos al supermercado a comprar cosas para la cena y todo quedó perfecto gracias a la señora Jessy. Mi suegra tiene una deliciosa sazón ahora entiendo por qué sus hijos son tan buenos cocineros. Milliam ayer preparó un sándwich de fruta delicioso...

-Te sorprendería todo lo que soy capaz de hacer para sorprenderte -acaricio sus labios con los míos y empiezo a intensificar el beso mientras acaricio su pecho.

-Detente -susurra en mi boca.

Levanto la mirada y busco sus ojos.

-¿Qué sucede? -frunzo el ceño.

-Si me sigues besando de esa manera en la que siempre lo haces, voy a querer hacerte mía otra vez y supongo que estás cansada -besa mi frente.

Tiene razón, pero el sueño se me ha quitado y en este momento eso es lo que me apetece.

-No estoy cansada -afirmo mi cabeza en su pecho y con mis dedos empiezo a caminar por su pecho.

-¿Segura?

-Si -levanto la mirada-. ¿Tú estas cansado?

-Me he corrido tres veces contigo esta madrugada...

-Una más -le interrumpo.

Carcajea y niega con la cabeza. Se ve tan apuesto así que no me quiero despegar de él ni una milésima de segundo. Besos sus labios otra vez y luego acaricio su cuello con mi boca. Puedo sentir como su piel se eriza y como alguien allí abajo empieza a despertar.

-¿Qué voy a hacer contigo? -en un movimiento rápido me acorrala entre su cuerpo y la cama, empieza a devorar mi cuello con sus ágiles labios y me derrito en sus brazos cuando empieza a descender hasta llegar al sur.

Sus labios están allí y yo solo disfruto de cada una de sus caricias, acaricia suavemente mis muslos y luego sube sus manos hacia mis pechos.

¡Madre mía!

Empiezo a sentir como el orgasmo viene a mi y creo que me voy a venir más rápido de lo que pensaba.

Cierro los ojos, lista para perderme en el placer pero entonces Axel se detiene, cuando voy a abrir los ojos una fuerte embestida me sorprende, se coloca sobre mi y gruñe cuando toma una de mis pechos con su boca. Me corro en seguida mientas Axel sigue, al tiempo me alcanza y se corre también.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora