Capítulo 3

33.7K 1.3K 108
                                    


Nael.

Ya eran las 8:30 PM. El doctor me permitió quedarme con papá. Se ha portado muy bien conmigo.

Me encuentro sentada en una silla que Zack muy amablemente me trajo para mi comodidad.

Ver a mi padre en esa camilla con muchos cables conectados a su cuerpo y con un respirador artificial me llena de mucha tristeza, mis lágrimas caen de una manera descontrolada en su mano mientras la beso con cuidado. En este momento me siento tan vacía, primero mi madre y ahora él. Simplemente me parece una horrible pesadilla, de la que quiero despertar ¡ya! No aguanto esta situación, todo esto me está matando. No puedo permitir que él se vaya y me deje sola. Amo a mi padre y no estoy dispuesta a perderlo, el sólo hecho de pensarlo me hace sentir muy mal, quizá si hubiera puesto más atención a la vía, nada de esto estuviera pasando, pero ese carro salió de la nada, yo no lo había visto en la autopista. Esto me recuerda mucho cuando tuvimos el otro accidente en el que murió mamá.

Flashback.

-Mamá, cuando lleguemos a casa quiero que cumplas lo que me prometiste -dije cruzando los brazos en mi pecho y frunciendo el ceño como una chiquilla.

Veníamos los tres de pasar la tarde en la playa. Fue genial. Mi mamá y yo hicimos el almuerzo para hacer una especie de picnic, mi padre iba conduciendo, mi madre a su lado y yo en los asientos de atrás.

-Esta bien, tartita -dijo mi madre riéndose del gesto que había hecho hace un momento.

-¡Mamá! No me digas así -chillé.

-Nael... ya tienes 17 años y sigues chillando como una niña pequeña, ¿Dónde está la chica que sabe hacer su propia tarta? -dijo mi padre con una sonrisa burlona.

-Pero a mamá le queda mejor la tarta de manzana -hice un puchero.

-Ahí tienes razón, mi niña. Tu mamá hace las mejores tartas de manzana de todo Miami -dijo mi padre cogiendo la mano de mamá y ella le dedicó una mirada tierna acompañada de una gran sonrisa.

-Tranquila, tartita, que cuando lleguemos a casa haremos una las dos juntas ¿Qué te parece? -dijo mi madre alzando las cejas de una manera cómica que me hizo soltar una carcajada.

-Vale, vale, pero deja de hacer eso mamá, te ves muy chistosa -dije y me volví a reír.

-¿Qué?... ¿Esto? -dijo y volvió a repetir la acción.

Los tres reímos fuertemente de las ocurrencias de mi mamá.

Un carro que salió de la nada se acercó con gran velocidad hacia nosotros, sentí el impacto de la colisión de dos autos y un fuerte dolor que recorrió todo mi cuerpo.

Cuando desperté, me encontraba en el hospital y mi papá lloraba desconsoladamente a mi lado.

-¿Qué sucedió? -no hablaba, seguía llorando. Me alteré -¡Habla papá, me estas matando! -dije en un grito.

-Amanda ha muerto, Nael -dijo llorando -Murió mi mujer, tu madre.

Dicho esto, sentí como mi mundo se desmoronaba, el corazón se me partió de todas las maneras que pudiera existir. Miles de recuerdos con aquella mujer pasaron por mi mente en forma de película. Mi madre, la mujer que más amo en esta vida, se había ido a un viaje sin retorno. Sentía un gran vació en mi pecho, me faltaba el aire. No pude pronunciar ni una palabra, sólo empecé a llorar al igual que papá y lo abracé.

Mi madre había muerto.

Fin del flashback.

-Papá -susurré en su oído -Tienes que salir de esta -las lágrimas volvían a aparecer -No me puedes dejar sola, no ahora que te necesito más que nunca y bien lo sabes, estoy aprendiendo de tu trabajo, gordillo y no me has terminado de enseñar como intimidar a un cliente inseguro -reí al recordar como había hecho muecas un día, que según él, así se convencía a las personas inseguras -Recuerda que me debes un almuerzo, y un carro nuevo, porque supongo que el mío está hecho un asco. Papá, en serio, vuelve, tienes que ser fuerte. Te amo. No me dejes sola -puse mi mejilla en su mano y me quedé dormida en la silla que estaba a su lado.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora