Capítulo 22

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Axel.

Si, tal vez le hubiera avisado que debíamos marcharnos en ese preciso instante, seguramente las cosas no estarían como están. No sabía que ella reaccionaría de esa manera. Ella me entendía, ella sabía por lo que estaba pasando o mejor dicho, por lo que estábamos pasando. El tema de Rick, era algo que ella había insistido no era impedimento para que sucediera lo nuestro. Justamente por estas cosas no quería involucrarme con ella. No sabe cuanto me afecta verla llorar y peor aún que me hable y me mire de la manera en que lo hizo. Estoy enamorado, simplemente estoy enamorado. Su manera de ser es imprevisible, siempre hace algo que no espero, dice cosas que no espero y sobre todo actúa como no espero.

Cuando la vi en el hospital, quería besarla y decirle que toda esta mierda que me ha venido persiguiendo me estaba llevando al borde de la desesperación, que ella es mi refugio y que no sabía la hora de acabar con esto y que podamos vivir en paz. Fueron sus palabras hirientes y el pegajoso del doctorcito quienes me impidieron hacerlo, pero me lo merecía. Como la pude dejar botada en una gasolinera a kilómetros de la ciudad.

Esa tarde, tenía planes para nosotros. Planes para pasar todo el día con ella y en la noche irme a la estúpida pelea sin que ella se diera cuenta. No quería que se involucrara más. 

Lo que no entiendo, era por qué estaba llorando. Vale, en parte debía ser mi culpa, pero tal vez algo mas había allí en esos ojos tristes. Tal vez algo le había pasado a su padre. Fui un completo idiota.

¡Joder!

Me agarro el cabello con ambas manos y tiro de él de la desesperación que siento en todo mi cuerpo. Camino de un lado al otro pensando en aquellos ojos tristes. Ya es la una de la madrugada y no logro dormir. Salgo de mi habitación y voy hasta el balcón. El aire pega fuerte contra mi rostro y lo veo todo claro, como si fuera una luz iluminando este estúpido cerebro.

Tengo que disculparme. Debo disculparme. Quiero disculparme. No voy a dejar que se vaya como si no me interesara. Esa mujer, en menos de un mes ya había cambiado todo en mi vida y no sería tan fácil que ella me dejara o que yo la dejara escapar.

Mi teléfono vibra en mis pantalones y me apresuro en contestar. Tal vez sea Nael, tal vez me necesita y me ha llamado. 

-Hola -saludo con voz pastosa.

-Pensé que estarías dormido -escucho al otro lado de la linea.

Al no reconocer la voz, miro la pantalla del móvil y de inmediato se que es Kiara.

-Ah. Eres tu, Kiara. ¿para qué me llamas a esta hora? -quise saber.

 La verdad es que me sorprendió un poco pero trato de no ser grosero con ella. No tengo ánimos para ninguna de sus ocurrencias.

-Quiero verte, Axel -suspiró.

-Yo no -dije simplemente-. Kiara, escucha -me preparé mentalmente para lo que le iba a decir-. Quierete un poco. Esto ya aburre. Lo nuestro terminó hace mucho tiempo y me molesta que te pongas en estos planes de querer intentar que yo vuelva contigo. Tuvimos algo, fue bueno en su momento pero hasta ahí. Eres guapa, busca a alguien que te quiera pero en mi ya no vas a encontrar amor.

-Yo solo te quiero a ti, Axel. ¡Entiéndelo! -parecía una niña encaprichada hablando de esa forma.

-No me apetece discutir. Hablamos después -colgué y me apresuré en apagar el teléfono.

Miro hacia el frente, dónde parece que el cielo se une con el mar. Tomo una profunda respiración y luego boto el aire contenido. Apoyo mis brazos sobre el barandal y me obligo a pensar con claridad mis siguientes movimientos.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora