Nael.Observo anonadada el anillo que ha puesto en mi dedo... Es precioso.
¿Qué significa esto?
¿Matrimonio?
No puedo aceptarlo. No estoy preparada para esto y menos ahora. Desvío mi mirada hacia él y con todo el dolor del mundo me obligo a renunciar a su amor.
-Vete, Axel -lloro como si no hubiera un mañana.
Me quito el anillo del dedo para devolvérselo pero antes de que pueda hacerlo, él se ha ido.
No. Vuelve...
Sé que te pedí que te vayas pero no es lo que en realidad deseo, me dueles.
No quiero que te vayas, mi amor... Pero quiero vivir y a tu lado eso parece imposible. Te amo pero no puedo vivir con la incertidumbre de pensar en que momento voy a morir.
Las lágrimas bajan por mis mejillas y siento que todo me da vueltas, me duele la cabeza y siento las piernas muy débiles.
Este anillo entre mis dedos quema y duele. ¿Qué pretendías, Axel? ¿Matrimonio? No me siento preparada y tampoco suficiente.
Este amor que siento por ti es tan fuerte que tendrán que pasar siglos para que logre borrarte de mi mente y corazón. Ya tomé una decisión y nada me hará cambiar de opinión. Por mucho que duela, por mucho que te extrañé cada día que pasa, lo nuestro no puede ser, cariño.
Me hubiese gustado probar por última vez tus labios... Esos suaves y carnosos labios.
Miro el anillo con el alma hecha pedazos.
Una vida contigo...
Nunca pensé que este momento llegaría y peor de esta manera. Con un nudo enorme en la garganta me vuelvo a colocar el anillo en el dedo medio y beso el precioso diamante.
Mi pobre corazón ya no puede más con esta situación. Estuve apunto de morir... Otra vez. Solo tengo veintidós años y casi he muerto más de tres veces.
No es justo.
Observo mis piernas y por reflejo llevo mis manos para cubrir mi boca.
¡Madre mía!
¡Mis piernas!
Comienzo a respirar con dificultad por la impresión que me acabo de llevar y vuelvo a colocarme la mascarilla de oxígeno.
No les presté mucha atención antes por todas las palabras que pasaban por mi mente y no sabía como decirselas a Axel pero ahora que me doy cuenta del estado de mis piernas, solo puedo llorar aún más, si es que eso es posible.
Estan todas rayadas y cubiertas por pequeños parches, los mismos que cubren las heridas que pudieron haberme matado. Llevo mis manos a mi cabello y...
Oh...
Está muy corto, demasiado para mi gusto.
Maldita Kiara.
No te deseo el mal pero ojalá sufras como lo estoy haciendo yo.
No me merecía esto, no me merezco nada de lo que me está pasando.
La puerta se abre y desvío mi mirada hacia ella.
Alish corre hacia mi y yo me permito llorar en sus brazos para desahogarme un poco.
Recuerdo que ella me salvó, recuerdo que le debo la vida a mi mejor amiga.
-Ya, ya, tranquila -llora conmigo y me aprieta más en sus brazos.

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Solo mía
RomanceNunca habría imaginado que la rutina que había establecido en mi vida cambiaría en menos de lo que dura en pestañeo. Un pestañeo, solo eso un pestañeo fue lo que destapó un mar de secretos y de sentimientos que jamás había experimentado de forma tan...