Nael.
-Me siento apenado de que no me recuerdes -sonríe y niega con la cabeza.
-Lo siento, soy muy despistada -se resbala el cuaderno que llevo de mis manos y él chico de los ojos claros se inclina para recogerlo y me lo entrega- y torpe -sonrío apenada también.
-Te llevé a al hospital con tu madre -piensa un rato -. Un día en la gasolinera del sur.
Claro, lo recuerdo. Le debo mucho a este chico. Con todo lo que ha pasado me había olvidado de él.
-Oh... lo siento. Si, si, ya recuerdo. Muchas gracias por todo.
-No me lo agradezcas, niña -me guiña un ojo.
Frunzo el ceño. ¿Me esta coqueteando?
-No me mal entiendas, yo soy así. Me gusta entrar en confianza rápido y... si te molesta ya no lo hago -se encoge de hombros y creo que se siente avergonzado.
-No me molesta, pero no lo vuelvas a hacer.
-Entendido, señorita-
Río por lo bajo y niego lentamente con la cabeza.
-¿Qué haces por aquí? -pregunto un poco interesada, de tantos lugares en Miami lo encuentro aquí.
-Pues... ahora estudio aquí. Soy de Canadá por cierto, ahora vivo y estudio aquí porque quiero vivir solo.
-Ya veo... -acomodo mi bolso en mi hombro-. ¿Qué estudias?
-Ingeniería Industrial ¿Y tú? -mete sus manos en sus bolsillos.
-Yo ¿Qué? -toco mi pecho.
-¿Qué me cuentas?, ¿Qué estudias? -se balancea sobre sus pies, parece un chiquillo.
-Yo soy de aquí, vivo aquí, estudio negocios internacionales aquí, trabajo aquí...
-¿Trabajas?
-SÍ, en Laúz S.A. -digo simplemente.
-¿Secretaria? -levanta una ceja.
-Soy Nael Laúz. Creo que eso te dice todo -hay veces en que odio mi apellido. Suena prepotente.
Piensa por un momento y luego abre la boca en forma de O.
-¿Tú eres la de las revistas?
-La misma -las revistas han hecho mi vida un poco incómoda.
-Me enteré de que tu padre ya salió del coma.
-Sí, estoy muy contenta por ello.
-¿Te puedo invitar un helado? -dice luego de unos segundos en los que nos quedamos viendo fijamente.
Iba a decir que sí, porque en realidad se me antoja helado pero recuerdo que tengo que llegar a casa rápido.
-Lo siento no puedo -empiezo a caminar hacia estacionamiento con prisa.
Lo escucho caminar atrás de mi pero no me detengo. Abro la puerta de mi coche y subo en el antes de que cierre la puerta el me detiene.
-Espera.
-Tengo mucha prisa, estoy llegando tarde... -digo rápidamente.
-¿Al menos podemos ir otro día? -fija su mirada en la mía.
-Tengo novio y no creo que le agrade que salga con otro chico que no sea él.
Parece pensar bien lo que va a decir.
-Sólo quiero ser tu amigo -me explica.
-No lo sé -suspiro -. Él es muy celoso y...
-Entiendo, te dejas dominar por un hombre -cierra mi puerta y se aleja.
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Solo mía
RomanceNunca habría imaginado que la rutina que había establecido en mi vida cambiaría en menos de lo que dura en pestañeo. Un pestañeo, solo eso un pestañeo fue lo que destapó un mar de secretos y de sentimientos que jamás había experimentado de forma tan...