Capítulo 40

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Nael.

-Me siento apenado de que no me recuerdes -sonríe y niega con la cabeza.

-Lo siento, soy muy despistada -se resbala el cuaderno que llevo de mis manos y él chico de los ojos claros se inclina para recogerlo y me lo entrega- y torpe -sonrío apenada también.

-Te llevé a al hospital con tu madre -piensa un rato -. Un día en la gasolinera del sur.

Claro, lo recuerdo. Le debo mucho a este chico. Con todo lo que ha pasado me había olvidado de él. 

-Oh... lo siento. Si, si, ya recuerdo. Muchas gracias por todo.

-No me lo agradezcas, niña -me guiña un ojo.

Frunzo el ceño. ¿Me esta coqueteando?

-No me mal entiendas, yo soy así. Me gusta entrar en confianza rápido y... si te molesta ya no lo hago -se encoge de hombros y creo que se siente avergonzado.

-No me molesta, pero no lo vuelvas a hacer.

-Entendido, señorita-

Río por lo bajo y niego lentamente con la cabeza.

-¿Qué haces por aquí? -pregunto un poco interesada, de tantos lugares en Miami lo encuentro aquí.

-Pues... ahora estudio aquí. Soy de Canadá por cierto, ahora vivo y estudio aquí porque quiero vivir solo.

-Ya veo... -acomodo mi bolso en mi hombro-. ¿Qué estudias?

-Ingeniería Industrial ¿Y tú? -mete sus manos en sus bolsillos.

-Yo ¿Qué? -toco mi pecho.

-¿Qué me cuentas?, ¿Qué estudias? -se balancea sobre sus pies, parece un chiquillo.

-Yo soy de aquí, vivo aquí, estudio negocios internacionales aquí, trabajo aquí...

-¿Trabajas?

-SÍ, en Laúz S.A. -digo simplemente.

-¿Secretaria? -levanta una ceja.

-Soy Nael Laúz. Creo que eso te dice todo -hay veces en que odio mi apellido. Suena prepotente.

Piensa por un momento y luego abre la boca en forma de O.

-¿Tú eres la de las revistas? 

-La misma -las revistas han hecho mi vida un poco incómoda.

-Me enteré de que tu padre ya salió del coma.

-Sí, estoy muy contenta por ello.

-¿Te puedo invitar un helado? -dice luego de unos segundos en los que nos quedamos viendo fijamente.

Iba a decir que sí, porque en realidad se me antoja helado pero recuerdo que tengo que llegar a casa rápido.

-Lo siento no puedo -empiezo a caminar hacia estacionamiento con prisa. 

Lo escucho caminar atrás de mi pero no me detengo. Abro la puerta de mi coche y subo en el antes de que cierre la puerta el me detiene.

-Espera.

-Tengo mucha prisa, estoy llegando tarde... -digo rápidamente.

-¿Al menos podemos ir otro día? -fija su mirada en la mía.

-Tengo novio y no creo que le agrade que salga con otro chico que no sea él.

Parece pensar bien lo que va a decir.

-Sólo quiero ser tu amigo -me explica.

-No lo sé -suspiro -. Él es muy celoso y...

-Entiendo, te dejas dominar por un hombre -cierra mi puerta y se aleja.

Solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora