Fervor

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¿Berni?

Susurra Jimena como apenada.

—¿Qué pasa?

El tono de Jimena es bajo y hasta parece que se le apagó la voz.

Tengo algo que contarte.

Dice asustada y yo en lo primero que pienso es en que está embarazada.

—¿Qué cosa?

Pregunto ya con urgencia en la voz.

Pasame a buscar y hablamos.

Dejo mi revista a un lado y aunque las uñas de mis pies no están del todo secas me pongo zapatillas encima. Como estoy en remera y calzas sé que puedo zafar con solo un beso de jogging encima. Lo tomo junto a mi cartera y bajo las escaleras como un rayo para ignorar las preguntas de mi mamá sobre qué voy a hacer. El canal que está viendo mi papá trata sobre carnadas de peces y la frase "cuenta con un anzuelo camuflado por pelos" se queda conmigo.

Cuando toco la bocina fuera de la casa de Jimena ella sale corriendo y se mete en mi auto como un rayo.

—¿Hace cuánto lo sabes?

Pregunto segura de lo que estoy diciendo.

—Desde esta mañana. ¿Cómo sabés?

La miro de reojo y ella se concentra en el camino que tenemos adelante.

Arranco el auto y empiezo a manejar sin sentido con la idea de que estar adentro nos va a dar más privacidad.

—¿Qué vas a hacer?

—¿Cómo que voy a hacer? Que "vamos" a hacer.

Ella me mira fijo y casi asustada, metiéndome a mí en el problema.

—¿Yo tengo que hacer algo?

Pregunto indignada.

—Obvio, estamos hablando de tu amiga.

Bajo levemente la ventanilla del auto para que entre una brisa suave.

—No sé qué podría llegar a hacer yo ¿El padre sabe?

Jimena se frota las manos y lo medita un rato.

—Obvio. Tiene qué.

Asiento y aunque amago a prenderme un cigarrillo, no lo hago.

—¿Y qué dice?

—Supongo que debe estar triste y amargado.

Dice ella preocupada mirando por la ventanilla.

—Pobre tipo.

Encuentro un lugar debajo de un árbol en la plaza y estaciono al lado para que nos dé sombra.

—¿Cómo se llama el papá?

Pregunto recostando un poco el asiento para mirarla fijamente. Pensé que estaría más histérica en una situación así, llorando y pataleando, pero solamente parece amargada por dentro.

—¿Cómo que cómo se llama? ¡Félix!

Dice como si fuera lo más obvio del mundo y no solo me da un paro cardíaco, sino que salto de mi asiento y la giro del hombro para que me mire de frente la muy idiota.

—¿Cómo que Félix?

Digo exasperada, totalmente furiosa de que esté tan tranquila, de que me tire la bomba tan de la nada, de que no me haya contado nada antes.

—¡Félix! ¡El papá de cora!

Ella me corre la mano mirándome extraño y retrocede en el asiento como si estuviera mirando a un extraterrestre. Yo resoplo mirando el techo y siento que me va a bajar la presión. ¿Félix y Jimena?

—¡Estás loca! ¿Cómo no me contaste?

—¡Porque me enteré hoy!

Grita ella desacomodándose todos los rulos de la cabeza.

—¡¿Hoy te enteraste de que te cogías al padre de tu amiga?!

Jimena se queda petrificada, atontada y después de un minuto de reflexión se le hinchan las mejillas hasta que se le ponen coloradas y luego explota en una carcajada que abarca todo el auto.

—¡Estás enferma de la cabeza!— Dice entre risas y lágrimas. — ¡¿Qué te pasa últimamente Berni?! ¡Estás perdida!

—¿Qué es tan gracioso?

Pregunto alzando una ceja y tragándome el orgullo.

—¡No me cojo a Félix! ¡Cora se escapó de la casa! ¡Eso te quería contar!

Me quedo confundida en mi asiento y bajo la ventanilla para prenderme el cigarrillo, sintiéndome una idiota por creer que Jimena estaba embarazada. Generalmente nunca fallo prediciendo ese tipo de cosas. ¿Por qué creí que estaba embarazada?

Se me escapa una sonrisa porque me siento sumamente idiota y después de largo tiempo me uno a las carcajadas de Jimena.

—¿Qué pensaste?

Pregunta ella tomándose del estómago.

—Que estabas embarazada de Félix.

Las dos nos miramos en silencio y reventamos en una carcajada conjunta. Hace tanto no me reía y hace tanto algo no se sentía tan bien.

—¡Qué Dios lo prohíba!— Dice ella en modo de burla y nos seguimos riendo de forma exagerada. — ¿Tantas ganas tenés de tener un hijo que ya estás pensando en embarazos?

Las dos seguimos riendo por un largo rato hasta que nos recomponemos y ella larga la noticia correcta: Cora no está encerrada en ningún lado como creíamos, Cora se escapó de la casa y para evitarse la humillación, Félix inventó una historia.

El problema ahora es por qué Cora no nos avisó a nosotras que se iba.

CínicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora