Resignación II [Final]

2.2K 248 68
                                    

—Quiero que vivas conmigo.

Dice él acomodándose el traje que por una semana estuvo preparando para la ocasión.

—¿De qué hablas?— Me acerco a él y le abrocho un bolsillo. —¿De verdad vas a usar esto?

Ian se mira en el espejo y se acomoda el pelo rubio pasando sus dedos por su cuero cabelludo haciendo sonar los anillos de su mano cuando chocan entre ellos, su pelo se alborota, los reflejos brillan casi tan dorados como el metal de sus manos y las puntas apuntan a todos lados menos al suelo. Cuando me vuelve a mirar, los alfileres de gancho de sus orejas brillan. Ian lleva demasiado metal encima todo el tiempo, metal dorado.

—¿Querés que me ponga algo más?

Yo niego con la cabeza y me saco la toalla del cuerpo a la vez que lo golpeo con la cadera para que me deje el espejo del cuarto para mí sola. Convengamos que es más chico de lo que necesito, pero es mejor que haber venido vestida en auto, mi vestido no hubiera sobrevivido sin arrugas.

Me inclino para terminar de maquillarme mientras tengo el pelo recogido recién alisado e Ian apoya las manos en mis caderas desnudas para apoyar su barbilla sobre mi cabeza y mirarme a través del espejo. Aunque pienso que va a hacer lo de siempre y mirarme las tetas, mira atentamente cómo me delineo los ojos.

—¿Qué te quedas mirando? ¿Querés que te pinte?

—Me estás ignorando, Berni.

—Te pregunté a qué te referías.

—Me refiero, vos y yo, viviendo juntos. No soporto tener que ir a verte a tu casa, no soporto verte encerrada. Si vas a estar encerrada quiero que sea en una casa que sea mía.

—¿Y crees que mis viejos me van a dejar mudarme con vos?

—Como si les fueras a pedir permiso.

Escucho una carcajada de Katia del otro lado de la puerta, una botella de vidrio explota y la voz de Teo se acerca hacia nuestra puerta. La reacción de Ian es rápida y aguda, teniendo totalmente naturalizado el comportamiento de Teo, ya sabe cómo actuar, da dos pasos, la puerta de nuestro cuarto se abre e Ian llega justo a cerrarla con su cuerpo.

—¿Podés aprender a tocar la puta puerta alguna vez?

Dice Ian contra la madera, Teo se queja del otro lado, el sonido llega como un murmullo a mis oídos.

—¿Vivir juntos?

Le digo a Ian, ignorando la situación de la entrada de nuestra habitación. Viviendo con salvajes uno aprende a sobrepasar algunas situaciones. La puerta se abre unos centímetros, dejando que la música pesada del exterior se cuele en la habitación por unos segundos, pero Ian logra mantenerla cerrada y la música desaparece.

—Sí. Quiero despertarme con vos todos los días. ¿Es mucho? Mierda, idiota —Dice Ian y yo me doy vuelta violentamente. —A vos no, al idiota de afuera. ¡Berni está desnuda, no jodas más, no vas a entrar!— Apoya su espalda contra la madera y se desliza por ella hasta estar en cuclillas para hacer guardia en la entrada, los dos sabemos que cuando Teo está drogado se pone insistente, tuvimos bastante de eso últimamente. —Estoy hablando de un departamento, para nosotros dos. Están construyendo un edificio en el centro, me gusta. Me voy a mudar, pero lo quiero hacer con vos.

Enfrento el espejo para mirar mi maquillaje terminado una última vez y me agacho para pasar mi tanga por mis piernas y dejarla donde corresponde. Me suelto el pelo y me acomodo la esquina inferior derecha de mis labios con el meñique mientras pienso.

—¿Todo esto te afectó?

Él sonríe de lado y niega con esa novedosa sonrisa que tiene últimamente de la cual me había privado desde que nos conocemos.

—La niña noña se casa, no podemos ser menos ¿No?

Yo sonrío y empiezo a deslizarme el vestido que Cora eligió para mí y para Jimena.

—¿Vas a poder? ¿Soportarme todos los días?

—Estoy desesperado por soportarte todos los días.

Dice él estirando una mano. Camino hacia donde está haciendo de guardia, prendiéndome el vestido por el cuello, cuando estoy suficientemente cerca toma una de mis piernas, yo la estiro y apoyo mi pie sobre su rodilla.

—Espero que sepas que siempre te voy a necesitar, B. Para siempre.

Completa acariciando la parte posterior de mi pierna y besando mi rodilla. En una situación normal sería una declaración romántica, en nuestro caso es enfermizo. Sé que puedo intentar hacer de nuestra relación algo más normal, dejarlo, cambiar, intentar purificar las bases de lo que nos une, eliminar lo que nos intoxica... no lo quiero hacer. Lo que lo envenena a él, también me mata lentamente. Si yo soy el reemplazo de su hermano, esa conexión que lo acerca más a Hüter, él también lo es para mí. Como en un triángulo, la muerte de Aarón es la base y nuestro dolor el vértice superior, partimos de él y nos encontramos donde sufrimos. Lamemos nuestras heridas y nos amamos por eso, nos amamos porque nadie puede entendernos más que nosotros.

Acaricio su pelo y su mejilla mientras clava sus ojos de profunda devoción y admiración que siempre tiene para mí.

—Sí, quiero vivir con vos.— Respondo agachándome a su altura para también alcanzar su mejilla. —Pero podemos evitar la parte del vestido blanco.

Él me sujeta de la espalda y me aprieta contra su pecho, aflojando sus rodillas para caer sentado en el suelo.

—Y yo que quería hacerte uno.

—Confórmate con el de Cora, eso te tendría que haber bastado por un par de años.

Ian me rodea con sus brazos y deja sus manos relajadas colgando de sus rodillas mientras yo acostada contra su pecho, dejo mi cabeza recostada contra su hombro.

—Tengo que decirle a Andy.

—No podes Ian, menos hoy.

—Te amo, B. Si alguna vez te pierdo así, no sé lo que haría.

—Lo sé.

Le rodeo el labio inferior con mi larga uña pintada con un esmalte púrpura oscuro y cuando estoy por besarlo la puerta se intenta abrir otra vez moviéndonos. Ian revolea los ojos y me ayuda a pararme mientras sostiene la puerta cerrada con el brazo extendido detrás de su espalda.

—¡Estamos tarde, mierda! ¡Los invitados ya están abajo! ¡Cora te está esperando, Ian!

Grita otra vez Teo.

-Fin-

CínicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora