Sufrimiento

1.3K 218 23
                                    

Siento que alguien se sienta en mi cama y abro los ojos agotada.

—¿Cómo estás?

Pregunta Ian corriéndome el pelo de la frente.

Veo la habitación. Teo está en la puerta, me mira un segundo y después de un saludo corto cierra la puerta. En el sillón Rocío está durmiendo echa una bola e Ian le regala una sonrisa aunque ella no pueda recibirla. Me duele verlo sonriéndole pero ella se lo ganó, se podría haber ido a su casa hace bastante.

Él está golpeado, obviamente, pero no tanto como había imaginado. Sus ojos siguen siendo frívolos y sus movimientos tranquilos como si no tuviera cortes, sangre, ni moretones en la cara. Con cuidado se acerca a mí para escuchar mi respuesta con intenciones de no dejarme levantar la voz y no despertar a Rocío.

—Bien.

Respondo entre cerrando un ojo en un susurro.

—¿Segura? ¿Necesitás algo?

—Segura, estoy bien, fue un susto nada más.

Ian se muerde uno de sus aros inferiores. Es fácil reconocer cuando Ian está inquieto, hace esos pequeños gestos únicos, no creo que recuerde haber visto a Ian morderse los labios.

—Hablé con Alicia.—Procuro moverme para acomodarme mejor, pero él me detiene rápidamente cuando nota mis intenciones. —Volvé a dormir.

Ordena y amaga a levantarse.

—Odio tener este tipo de sueños.

Le digo deteniéndolo a mitad de movimiento. Sé que no me va a dejar tenerlo tirando de su campera. Él en respuesta gira para reposar su mano en mi rodilla.

—¿Cuáles? ¿Tus pesadillas?

Pregunta rendido.

—Los que corro para alcanzar algo y me despierto antes de encontrarlo. Es como una película que nunca termina.

Ian se acomoda el pelo y vuelve a morder su aro.

—¿Y qué buscabas?

Pregunta carente de emoción.

—No sé...—Estoy a punto de continuar, pero me quedo a la mitad. —... ya no me acuerdo.

Sonríe levemente y se separa acomodándose mejor la campera.

—¿Seguís teniéndolas?

—Todos los días.— Suspiro. —Quedate.

Le pido desesperada casi en una súplica una vez que me doy cuenta de que no tiene intenciones de perder más el tiempo. Con la voz cortada, pero en modo firme vuelvo a repetir mi pedido con la esperanza de que siga siendo el Ian que conozco, que hace todo lo que le pida, no importa lo que sea.

Él, que no es bueno para darle muchas vueltas a las cosas, se detiene sobre la marcha y como si ya se esperara que pidiera algo así, sin pelear o intentar negarse, se sube a la camilla para acostarse al lado mío por encima de las sábanas. Sus botas y su campera todavía puestas me indican que no pretende quedarse mucho tiempo, su posición no es cómoda tampoco, pero le agradezco el poco tiempo que sea.

Sus jeans están todos replicados de bebidas y algunas gotitas de sangre, su musculosa gastada da indicios de vejez porque el negro está descolorado y su campera de jean tiene pins prendidos que me dan frío cuando entran en contacto con mi brazo desnudo. Es tan largo que sus botas marrones viejas y embarradas cuelgan de la camilla, la vista me causa gracia, sonrío en la oscuridad y él mira sus piernas para sonreír conmigo.

—¿Cómo estuvo la comisaría?

Preguntó cerrando los ojos.

—Como siempre.— Me río sola y ahora con ambos ojos cerrados. —¿Rocío se portó bien?

—Sí...

Respondo en un susurro a punto de ampliar que me cae mejor, pero me parece bastante bizarro que ella que se acuesta con él haya estado cuidándome a mí y ahora esté presente mientras él duerme a metros conmigo. No quiero volver todo más retorcido o sentirme incómoda y decir alguna imbecilidad.

Ian se acerca a mí y me deja apoyar la cabeza en su hombro. Puedo decir que se siente como el cielo después de estar tanto tiempo en mi pequeño infierno con Ray.

—Perdón, B... Por ser tan inútil.

Aunque no tengo los ojos abiertos y él no me puede ver porque apoya su barbilla en mi cabeza, hago un gesto de confusión.

—No digas eso.

Ian empieza a acariciarme los brazos y me doy cuenta de que está viendo mis moretones, pero no tengo fuerzas ahora para esconderlos o moverme o lo que sea. Solo quiero relajarme en este hombro que me deja estar tranquila por primera vez en meses. Apoya su nariz en mi cabeza y con la mano me acerca más a él teniendo cuidado con mi banda y moretón/corte.

—Pensé... Que eras más inteligente.

Resoplo mi nariz con una risa sarcástica.

—Lo soy. Más que vos, seguro.

—B, no entendés...

Me acurruco más contra él, buscando fusionarme con su cuerpo si pudiera.

—Vos tampoco. Si me contás lo que yo no entiendo, yo te explico lo que vos no entendés.

Él me toma delicadamente de la barbilla y se acomoda ante mí mientras me obliga a levantar la cabeza, nuestras narices se rozan y termino por abrir los ojos.

—Es más simple de lo que crees, pero es muy complicado de explicar, va a hacer que te lastime más.

—Cuando decís eso... ¿Quién me va a lastimar?— Ian clava sus ojos en mí sin mover un músculo, como meditando su respuesta. El simple hecho de que se detenga a pensarlo me da la respuesta. —¿Vos?

Ian esboza una sonrisa gigante y suelta una carcajada irónica.

—Dios, B, no.

—¿A alguien más?

Digo irónicamente.

—Sí, pero no de la forma que pensás.

Susurra acariciando mi mejilla de la misma forma que acomodaba la tela cuando bordaba las flores en ese vestido de novia. Creo que se refiere a Ray, pero no le encuentro mucho sentido a lo que está diciendo y mi cabeza sigue en mucha agonía como para ponerme a preocupar por esas cosas ahora.

—No me dejes.

De repente me siento vulnerable con él, romántica y patética.

—Siempre voy a estar con vos.

—Amame.

Ordeno como si esa orden fuera fácil de concretar. Ian no responde, siento cómo su pecho baja lentamente, es un suspiro mudo que abandona sus pulmones de forma paulatina. Me digo a mí misma que es estúpido ponerse mal por eso ahora. En el fondo siempre lo supe.

—Eso no tiene sentido...

Le digo. Aprieto mi mano sobre su campera y me aferro a él que se queda a mi lado mientras solo siento la oscuridad y de repente un frío polar.

Cuando me despierto, en mi mano tengo un pedazo de tela, cuando tiro noto que es su campera, pero él no está ahí y tampoco está Rocío.

CínicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora