Desánimo II

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—Estoy embarazada.

Dice ella sentada en el sillón rosa de su pequeño departamento de techo bajo y manchas de humedad gris. Jimena se atraganta y yo creo que escucho mal.

—¿Qué?

Cora se acomoda y se deja caer sobre las manos que tiene sobre las rodillas mientras llora y balbucea.

—No sé qué hacer, estoy embarazada.

Escuchar esas palabras se siente tan lejano y raro, pero a la vez son tan aturdidoras. Como si el silencio fuera un grito directo al oído. No comprendo por completo lo que significa de una vez, me llevo la mano a la boca y me quedo mirando a Cora y cómo balbucea frases sin sentido mientras intento acomodar mi cabeza de una sola vez.

—¿Cómo?

Hace cinco minutos Ian me estaba diciendo que Andy era infértil y ahora esta chica está embarazada ¿Se convirtió en la virgen María de tanto rezo y de tanto que le dijimos virgen?

Jimena se sienta al lado de ella y la empieza a reconfortar, acariciándole la espalda y diciéndole que todo está bien.

—No nos cuidamos y estaba feliz y contenta antes de llegar a la casa de Andy y ahora no sé qué hacer con todo esto y siento que me voy a morir, y...

Dice ella entre llantos y siento que no estoy cayendo del todo en la realidad. Cora embarazada. Em-ba-ra-za-da. Tiene un bebé ahí, creciéndole ahora mismo en las entrañas.

—¿Estás segura?

Pregunto atontada.

—Sí. Muy segura, seis veces segura.

—¿Andy sabe?

—No, no se lo dije. Se lo iba a decir hoy... por eso fui a su casa.

Intento hacer conexiones en mi cabeza, intento hacerla funcionar, pero la palabra "embarazo" está ahí todo el tiempo para volver a golpear mi cerebro y dejarlo knock-out.

—Cora... ¿Con quién más te acostaste?

Pregunto fríamente sin medir mis palabras, la simple idea de Cora engañando a Andy y después haciendo ese escándalo en su casa no me cuadra, aunque yo no conozco a esta nueva Cora. La flaca, triste y ojerosa Cora.

—Con un compañero de trabajo.

Dice ella secándose las lágrimas. Jimena y yo nos volvemos hacia ella totalmente horrorizadas, como si nos estuviera contando la peor de las atrocidades, como si ahora nosotras fuéramos las vírgenes.

—No fue el único.

Dice ella avergonzada cuando nota nuestras reacciones e intentó recomponerme rápido. ¿Qué le puedo decir yo de acostarse con varias personas? Aunque viniendo de ella, de la "virgen hasta el casamiento" suena hasta atroz.

—Entonces... ¿De quién es el bebé?

Ella frunce el ceño y se vuelve a pasar la mano por los ojos para secarse más lágrimas.

—¿Cómo de quién?

"Situaciones extremas requieren medidas desesperadas" creo que decía el dicho y creo que en esta situación puedo sobrepasar un par de límites y contar verdades que no me corresponden.

—Sé que no es de él ¿Con quién te acostaste este último tiempo? Tenemos que saber de quién es para armar un plan...

A Cora se le inundan los ojos y se pone roja en un santiamén.

—Sé que me fui y que estoy cambiada, pero sigo siendo la misma. ¡¿Cómo me podés decir eso?! El otro chico fue hace un montón y mi compañero fue antes de Andy.

CínicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora