Unidad II

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Sorpresivamente es Sabrina quien nos abre la puerta del departamento y por más de que nos relajamos en la casa, se siente algo incómodo estar ahí sin él. Una vez que empiezo a hablar con Rocío me doy cuenta de que tenemos muchas más cosas en común que el mismo tipo de hombres, ahora que no compartimos el mismo.

Cuando Andy llega, todos tenemos bastantes preguntas, aunque ya estamos borrachos, jugando juegos y fumando.

—Sos un imbécil.

Le reclama Sabrina a Andy cuando él llega de una forma muy familiar.

—Feliz cumpleaños, gracias, sí, la pasé muy bien.

Responde Andy llamando la atención de todos en el departamento.

Teo tirado en el sillón interrumpe su partida de cartas con Katia y Sabrina, Ian los ve de cerca mientras Jimena y yo fumábamos afuera para ponerla al día evitando muchísimos detalles, sabiendo que nunca se sabe dónde terminan las noticias con ella.

Todos levantamos el alcohol que tenemos en la mano para brindar por el cumpleaños de Andy, inclusive Rocío, que parece desde la cocina con una nueva lata.

Cuando sus amigos se paran para saludarlo, con Jimena los miramos desde afuera. Contemplo la escena de ese grupo de amigos grotesco, visceral pero leal por sobre todo y parecen de otro mundo. Ellos son así, se entienden de una manera extraña entre ellos, muy carnales para mi gusto pero entre ellos parece funcionar y es como si se entendiesen a otro nivel, con sus propios códigos en donde el contacto físico no es sinónimo de compromiso, todo parece ser normal sobre todo cuando Rocío le salta en la espalda a Andy y Katia se cuelga de su cuello para dejarle un enorme beso en la mejilla.

Son como una familia bizarra.

No pensé que iba a entender cómo es que Rocío e Ian pasaron tanto tiempo compartiendo la cama sin sentir nada por el otro y ahora que los veo entiendo que tal vez aislar el sexo de sentimientos no es tan complicado. Ellos siguen siendo amigos después de todo.

Incesto.

Me da un escalofrío y quito la asquerosa palabra de mi cabeza.

—Toma, ponete a ritmo.

Le tiendo mi vaso cargado a Andy.

—No te preocupes que en la casa de mi viejo se toma fuerte también, no vengo fresquito. ¿Y? ¿Tienen pensado qué vamos a hacer?

Pregunta tirándose en el sillón, Teo es el primero en responder.

—Perdón que no te trajimos torta*, pero suponemos que como ya tenemos a Rocío...

Ella agarra un almohadón del suelo y se lo revolea en la cabeza.

—Rocío está saliendo con una chica.

Dice Ian para que quede muy claro.

—Me cansé de las pijas.

Dice ella haciendo un gesto despectivo hacia Ian, como si él hubiera sido el problema y él mira el techo, supongo que cansado que todas pongamos en duda su buen funcionamiento... Ahí abajo.

Rocío me busca con la mirada y se ríe intentando generar algo de complicidad.

Para la cena nadie se mueve, termina Rocío cocinando, quien me pide ayuda de vez en cuando y sé que su intención es remendar las cosas entre nosotras. Sé que ella tiene miedo de que empiece a salir con Ian y que la aleje de él, no intenta ocultarlo.

Cuando terminamos de cenar hay platos por todos lados y esta vez le pido a Ian robar alguna de las habitaciones más tarde porque no quiero volver a dormir entre tanta gente con miedo de tener una pesadilla y empezar a hacer el ridículo gritando como una loca.

CínicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora