Capítulo 22: Los chismes son más rápidos que el agua

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Calipso P.O.V

Realmente me decepcioné cuando no me eligieron para el baile. Era algo que yo siempre había querido desde que ingresé en Goode pero se lo dieron a Piper y ni si quiera lo quería.
Quizás sí quería bailar con Percy. Vamos, era el chico que me gustaba; cualquiera lo haría, ¿no?

Los chicos en la escuela me miraban como si fuera un bicho raro. El maquillaje tapó las marcas de uñas de Rachel pero no lo que me había dicho. Todos sabían que todas esas citas nunca fueron ciertas, que presumía de más en mi historial amoroso, que era mentirosa.

Quería vengarme de Rachel con ansias por lo que me hizo pasar. Pero no era mi objetivo principal ella sino de una personita que se estaba saliendo con la suya como si nada. Con su rostro de ángel y cuerpo de diosa engañando a todos.

Quería vengarme de Annabeth más que nadie en el mundo.

Quedó como la heroína al separar la pelea entre Rachel y yo. Luego quedó como buena samaritana al acogerla porque ya no tenía amigas con quien estar. Tiene a medio mundo babeando por ella y sus ojitos y etcétera etcétera. 

Se preguntarán la razón y es que ella dijo algo que era muy cierto: conocía a Percy mejor que nadie. En cualquier momento regresaban a su amistad porque ahora hablaban como conocidos normales. No se odiaban y yo odiaba eso.

Ese día en específico era jueves e iba a salir el periódico estudiantil. Quería saber qué opinaban las voces más importantes en Goode sobre mí y mi comportamiento. Seguramente hablarían de Rachel, Annabeth, Piper, Hazel, Clarisse, yo, etc. Siempre hablan de nosotras y a mí me gusta; creo que a ellas también.

De forma cruda me di cuenta de que me había quedado sin amigos: los chicos no me hablaban y Hazel siempre estaba con las demás chicas. Fue cuando me di cuenta de que debía hacer nuevos para tener apoyo, ¿no?

Fue algo un poco parecido al secuestro en un principio porque quería escapar y no se lo permitía. Luego me seguía de mala gana pero ya no me preocupaba en detenerlo.

Hablaba de Leo Valdez. Me resultó fácil de manipular luego de conocerle un tantito mejor en la cafetería cuando me vio sola. Se sentó ahí a comer sin hablar y cuando le pregunté, me dijo que nadie debería comer solo. Luego traicioné su amabilidad y ocurrió el "secuestro".

—¿Ya te diste cuenta que quiero irme? —me dijo por millonésima vez.

—Sólo acompáñame a la papelería y serás libre. No quiero que me vean sola por ahí. Trabajan algunas de las estudiantes más poderosos.

—Calipso, esto es una escuela; no un casino de mafiosos.

—¡Calla! ¡Sólo quiero tener algo de compañía!

Hizo silencio y no dijo nada más el resto del camino. La papelería queda cruzando la cafetería y el patio de la escuela. Ya habían llegado varios estudiantes a comprar el periódico y algunas chicas tenían expresiones muy graciosas. Una incluso aventó el periódico por algo que la molestó.

Hice la fila con los demás y Leo estaba al lado mío acompañándome. Se veía indiferente; como si disimulara y a la vez no de que venia conmigo.

Cuando finalmente compré mi periódico, mi mandíbula cayó al suelo. No podía creer lo que veían mis ojos. 

Reyna P.O.V

—¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO! —exclamó Miranda. —¡Katie, pellízcame!

No la culpo en realidad. Las cosas que decía el periódico sobre las hermanas Gardner no eran agradables. Pero si me centro en mí, no tenemos mucho. Yo no era lo jugoso. Sólo había un pequeño artículo que compartí con Clarisse sobre una que otra golpiza a unos idiotas cualquiera.

Un cliché más [CONTINUADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora